La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) comunicó, este jueves 17 de febrero, que en una fosa clandestina se recuperó un cuerpo no identificado que podría corresponder a un joven desaparecido hace 23 años dentro del contexto del conflicto armado en Colombia. Lo fosa fue hallada en el municipio de Urrao (Antioquia).
En la acción participaron el único familiar vivo, un adulto mayor de 76 años, su esposa y el Instituto Popular de Capacitación (IPC).
De acuerdo con la investigación extrajudicial, en marzo de 1998 la víctima se trasladaba en un vehículo de servicio intermunicipal por el suroeste de Antioquia, mientras se encontraba en la búsqueda de un trabajo digno. Según la UPDB, el vehículo fue interceptado por un grupo paramilitar que después de asesinarlo lo arrojó a un río pedregoso.
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En el marco de este hallazgo, la directora de la entidad, Luz Marina Monzón Cifuentes, explicó que esta acción humanitaria hace parte de la estrategia ‘Red de Apoyo’, que busca “fortalecer las condiciones de participación de las organizaciones y contribuir a la satisfacción de los derechos a la verdad sobre la suerte y paradero de las personas desaparecidas, y a la reparación de las personas que les buscan”.
Varios días después del asesinato del joven, del que no se revelará su identidad hasta tener la completa certeza de su identificación, la comunidad encontró el cuerpo y lo sepultó en un predio cercano al río donde fue encontrado. Quienes lo enterraron cubrieron su cuerpo con una lona blanca, que ayudó a proteger los restos durante este todo este tiempo.
El cuerpo fue entregado en Medellín al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para avanzar en su plena identificación.
Además, en el sitio levantaron una cruz blanca de madera que sirvió de referencia para ubicar el punto de interés forense. Quienes en su momento vieron el cuerpo de la víctima aseguraron que se trataba del sobrino de un agricultor que residía a 40 minutos de la zona.
Precisamente, ese tío del cual habló la comunidad, es el único familiar vivo de la víctima, y quien se mostró feliz por este resultado de la UBPD. “Haber esperado tantos años para esto tengo que agradecerlo mucho. Hoy me siento muy feliz, como si me hubiera bañado en el río. La oscuridad se despejó y yo me siento contento”, escribió el tío en su bitácora de la búsqueda que construyó junto con la UBPD.
En esa misma bitácora tiene escrito que durante años tuvo la costumbre de cuidar y limpiar la cruz en donde supuestamente se encontraba su sobrino. Hoy, 23 años después le volvió a dedicar una oración a su ser querido. “Esto acá es un cementerio”, aseguró un campesino de la región en donde se encontraba el cuerpo de la víctima sin identificar.
Por su parte, Luz Nelly Osorno, representante de la IPC y de la Organización Indígena de Antioquia, recordó su primer contacto en 2020 con el familiar del asesinado durante el conflicto en Colombia. “Nos acercamos a él y tenía ya mucha documentación pero la búsqueda aún no le había dado frutos. Él ya había perdido las esperanzas, pero se animó a participar y así documentamos su caso”.
La Unidad de Búsqueda contrastó la información entregada por el tío, y una vez logró corroborarla, se trasladó con el equipo forense hasta la fosa clandestina y realizó labores de exploración del terreno y recuperación del cuerpo.
El equipo forense de la UBPD resaltó que, “efectivamente las estructuras óseas estaban debajo de piedras y de una lona con la que la comunidad había cubierto a la víctima 23 años atrás, como lo indicaba la investigación extrajudicial. La UBPD pudo establecer que el cuerpo recuperado no había completado su fase biológica de crecimiento”.
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