Una pareja de esposos que vive en un barrio residencial en la localidad de Kennedy llevaba seis meses soportando la música a todo volumen que salía de un bar clandestino, el cual fue instalado en la casa ubicada justo detrás de la suya.
Según Guillermo Guerrero, vecino del sector, era imposible conciliar el sueño por culpa del ruido y las vibraciones en las paredes, causadas por los bajos del equipo de sonido. Según él, esto sucedía incluso entre semana.
Por eso, él y su esposa decidieron llamar a las líneas distritales dispuestas para este tipo de casos. Sin embargo, según el relato que Guerrero le dio al canal local CityTv, dieron las seis de la mañana y el ruido persistía.
Entonces, Guerrero llamó a la Policía de su cuadrante para ver cómo podían ayudarle y fue personalmente a recoger pruebas, de modo que no desestimaran su denuncia. La decisión de los agentes fue sellar el establecimiento, aunque quienes estaban departiendo en el lugar golpearon al denunciante para mostrar su desacuerdo.
Las dos víctimas denunciaron ante los medios de comunicación que hubo irregularidades en el sellamiento y que no les proporcionaron los números de cédula de los propietarios del lugar, las cuales son necesarias para hacer una denuncia propiamente dicha.
De todos modos, Guerrero y su esposa, Isabel Goncalves, se fueron a su casa cuando la Policía se retiró del lugar. No se percataron de que habían sido seguidos por los asistentes al bar, quienes ya los habían amenazado a ellos y a sus allegados por haber denunciado.
Mientras uno de ellos golpeaba al señor Guerrero, tres personas iracundas —dos hombres y una mujer— se abalanzaron sobre Goncalves para propinarle golpes y mordiscos. La mujer terminó con moretones en todo el rostro, un maxilar dislocado y una semana de incapacidad, dictada por Medicina Legal.
Ahora, la pareja de esposos dice que teme por su vida, ya que sus presuntos atacantes siguen libres y los amenazan con atentar contra ellos o sus seres queridos.
La respuesta de las autoridades
Según el comandante de la Policía de Kennedy, mayor Andrés Betancourt, en declaración a Noticias Caracol, el establecimiento fue sellado y los propietarios multados por extensión del horario permitido. También sostuvo que, “vamos a estar brindando todo el apoyo para que este tipo de situaciones se vuelvan a presentar” y aseguró que se acompañará a la familia afectada.
Ruido en Bogotá
Según el artículo 33 del Código Nacional de Policía, los ruidos fuertes en fiestas y reuniones son un comportamiento que afecta la tranquilidad y las relaciones respetuosas de las personas.
Si un agente de Policía acude a pedir que se baje el ruido y el vecino hace caso omiso, dicho policía está autorizado a desactivar la fuente del sonido con sus manos, disolver la reunión e imponer una multa. Como en el caso de esta noticia se trataba de un negocio clandestino, este es sellado.
Estos incidentes se pueden reportar a través del Número Único de Seguridad y Emergencias (NUSE), es decir, la línea 123. En 2021, se hicieron 325.285 reportes a esa línea por fiestas, reuniones o establecimientos que molestaban a la comunidad con su ruido; apenas un 6,5% menos que en 2020.
Según la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, los meses con más reportes de ruido el año pasado fueron octubre y diciembre. Además, las localidades con más reportes de reuniones ruidosas durante el año fueron Suba (44.522), Kennedy (43.039) y Engativá (39.383).
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