En espera: así está la resolución que reglamenta el uso y comercialización de la flor seca de cannabis

Tras las declaraciones del ministro de Justicia, Wilson Ruiz, sobre la expedición de la Resolución 811, la fecha de la firma del jefe de la cartera de Salud, Fernando Ruiz, sigue en veremos

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Un científico estudia unas plantas
Un científico estudia unas plantas de cannabis de un cultivo de marihuana medicinal.

La industria del cannabis en Colombia ha mantenido un constante roce frente a las demoras y aprobaciones legales a las que debe ajustarse. Esto no solo ha generado repercusiones en los inversionistas y campesinos, que se han sometido a las largas esperas para obtener una licencia, sino que también ha afectado sus finanzas por la ausencia de retorno en sus inversiones.

La última demora ahora esta en manos del ministro de Salud, Fernando Ruiz, quien según W Radio, ha dejado “engavetada” una semana más la firma de la Resolución 811 que reglamenta el uso y comercialización de la flor seca de marihuana. Este documento, que sustituye el Título 11 de la Parte 8 del Libro 2 del Decreto 780 de 2016, básicamente establece las normas que tendrán que seguir quienes hacen parte de la industria.

Así las cosas, el documento que debe entrar entrar vigencia próximamente funciona como la hoja de ruta de un sector que no solo busca mayor cabida en la industria farmacéutica, sino que también promete impulsar la economía de los colombianos. Así, de quedar vigente, se establecerían al detalle las normas del juego en cuanto a la evaluación, seguimiento y control de la importaciones y exportaciones; producción, fabricación, almacenamiento, transportes, comercialización, distribución y disposición final de las semillas para la siembra; clasificación de licencias, investigación, uso industrial y farmacéutico, publicidad etc.

Desde el pasado octubre de 2020, el ministro de Justicia, Wilson Ruiz, afirmó que se ha venido avanzando significativamente en materia de cannabis en Colombia, “tanto en la expedición de licencias para su cultivo como en la transmisión normativa que permite ese uso”. Sin embargo, al tratarse de una industria nueva en donde muchos organismos del Estado deben poner sus ojos, los procesos además de pasar por una reglamentación que años atrás no existía, toman más tiempo de lo normal.

Los avances

Aunque en la industria se percibe un constante sinsabor que apunta de normativas ha dejado rezagada la oportunidad del país para responder ante las enormes demandas del producto que tienen países como Alemania, Reino Unido, Brazil y Perú, según cifras arrojadas por el DANE en conjunto con ProColombia, las exportaciones que se han logrado son un buen síntoma de la capacidad de producción del país.

Contrariamente, pese a la desaceleración que trajo la pandemia, las exportaciones de cannabis medicinal arrojan cifras positivas pues en 2020 “alcanzaron los 5,2 millones de dólares y al cierre del 2021 llegaron a los 4,8 millones”.

“Soy un convencido de que la pandemia trajo muchos problemas, no solo a Colombia sino a todo el mundo. De acuerdo a los estudios que hemos realizado, por cada hectárea de cannabis que se siembre van a poder trabajar 17 personas. Esta es una forma de reactivar la economía en Colombia”, dijo recientemente el ministro de Justicia para el canal Cannabis News.

Considerando que a la fecha han sido otorgadas 2244 licencias y que para 2030 la industria del cannabis podría generar más de 40 mil puestos de trabajo, es que desde diversos frentes se continúa exhortando al Gobierno nacional para acelerar los procesos.

Como parte de ello y ante el llamado que se ha venido haciendo, desde la Alcaldía Mayor de Bogotá también se ha buscado dar luz verde a esta industria. Muestra de ello fue la firma, el pasado 15 de febrero, del acuerdo 832 de 2022, por medio del cual se establecen los lineamientos para la sensibilización, promoción e investigación del sector del cannabis medicinal, cosmético e industrial en Bogotá.

Esto no solo permite ver con otros ojos a una industria, que si bien no deja de ser estigmatizada por algunos, puede significar el futuro de muchas familias colombianas de cara a la producción y fabricación de productos con usos más amplios que los farmacéuticos. Lo anterior, permitiría alcanzar una mayor competitividad y hacer tangible el sueño de registrarse como un referente latinoamericano en esta industria que promete.

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