“(...) Me sucedió ayer que, debido a una también vieja costumbre, la de abrir personalmente toda mi correspondencia, una tarea dispendiosa y aún mortificante porque son demasiadas cartas las que leo cada día, encontré dentro un sobre común y corriente, una misiva que me puso la piel de gallina, porque es un cuento desgarrador basado en un hecho que parece tener los ingredientes para considerarlo un drama de la vida real”, fue el último párrafo del editorial que escribió Guillermo Cano para el diario El Espectador antes de ser asesinado por sicarios enviados por Pablo Escobar, el 17 de diciembre de 1986; un mensaje que, en lugar de intimidar, llenó al periodismo de valentía y resiliencia para hacer mayor contrapeso a todas las formas existentes de poder.
Justamente, el crimen de Cano Isaza es uno de los antecedentes más dolorosos (aunque no el único) que ha tenido este oficio en Colombia, donde se ha vuelto una constante la intimidación a comunicadores populares, rurales y de grandes casas periodísticas. De acuerdo con cifras registradas por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), solo en 2021 ocurrieron 768 amenazas contra reporteros y reporteras en el país, de los cuales 684 fueron agredidos.
El ejercicio de la prensa en el país ha sido tan intrigante como temerario, no solo por las cifras anterior mencionadas, sino por los casos más recordados en los que periodistas han sido asesinados por ejercer su labor. Por ello, desde Infobae Colombia son recordados aquellos crímenes que dejaron huella en el país, tomando como base el de Guillermo Cano Isaza, quien hasta el último día de su vida ejerció como director de uno de los diarios más importantes.
Para dimensionar este fenómeno, se debe también evocar el asesinato de Eudoro Galarza Ossa, ocurrido el 12 de octubre de 1938 cuando dirigía el periódico La Voz de Caldas. Este crimen fue el primero contra un periodista en Colombia y fue ejecutado por un oficial del Ejército, el teniente Jesús María Cortés, tal y como tituló el diario La Patria en su edición del 13 de octubre de 1938. Aquel día, según recogió el mismo medio, los dos estaban encerrados en una oficina de ‘La Voz de Caldas’; el oficial le reclamó por una nota que había salido en ese diario y donde denunciaba una conducta suya contra un subordinado. Después, agarró su revólver y lo accionó tres veces: “el primer disparo no hizo blanco, Galarza trató de defenderse, pero otro disparo le hizo blanco en la garganta, luego un tercer disparo le hizo blanco en la clavícula izquierda”.
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La noche del 13 de marzo de 1979, los alumnos de la Universidad Libre de Pereira escucharon varios estruendos: en la antigua puerta de entrada habían matado a César Augusto López Arias, quien para ese entonces ejercía como rector de aquella institución. Además, trabajó en cadenas como Caracol y El Tiempo. De acuerdo con reportes de la misma academia, recibía intimidaciones y señalamientos por muchos sectores incluso desde la misma institución; sin embargo, la FLIP indica que los autores de este crimen fueron organizaciones delincuenciales.
Otro asesinato que enlutó al gremio de comunicadores colombianos fue el de Mario Pineda Pineda, abatido el 4 de noviembre de 1983 en Sevilla, Valle del Cauca. Según la FLIP, previamente habían asesinado a otras nueve personas en el municipio y a pesar de que este hecho quedó impune, pues nunca se determinó quiénes lo mataron, el comunicador realizaba a través del periódico La Razón, denuncias por irregularidades en la alcaldía, tesorería y otras entidades del pueblo.
Además de su ejercicio como periodista, Pineda Pineda, fue tesorero de la Junta Municipal de Deportes, presidente de la liga de atletismo, coordinador zonal de Alcohólicos Anónimos y fundador del centro cultural José Martí, directivo del grupo ecológico de Sevilla.
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En 1999 ocurrió uno de los hechos más dolorosos en la historia reciente del país y sobre todo, dentro del mismo oficio: el país amaneció ese 13 de agosto con la trágica noticia del asesinato de Jaime Garzón Forero en Bogotá a manos de sicarios motorizados enviados por paramilitares y agentes del Estado.
Como ha ocurrido en casos anteriores a este, el crimen del también humorista y abogado iba a quedar en la impunidad, pero entre las decisiones más recientes sobre el caso está una tomada en diciembre de 2021, cuando el Tribunal Superior de Cundinamarca falló en favor de Gloria Hernández, excompañera sentimental de Garzón, quien pedía una indemnización por daños morales que sufrió tras este crimen.
“Amigo periodista, hágase bachiller” es una de las frases de Garzón que quedarán para siempre entre millones de ciudadanos.
La censura y represión, algunas de las problemáticas que padecen muchos periodistas en el país
En lo que va de 2022, reportes de la Fundación para la Libertad de Prensa advierten que han ocurrido 21 agresiones contra comunicadores sociales; de ellas, nueve son hostigamientos, ocho amenazas, dos impedimentos para el acceso a la información y dos corresponden a daños a la infraestructura de los medios de comunicación.
En ese sentido, cabe recordar también que en el marco del Paro Nacional de abril de 2021 se presentaron un total de 155 agresiones contra la prensa en medio de las manifestaciones, además de 58 intimidaciones, 33 casos de trabas al trabajo periodístico, 28 hostigamientos, 19 robos o eliminación del material periodístico y 16 detenciones arbitrarias.
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