La insólita razón por la que en Brasil se oponen a usar el dorsal 24 que luce el colombiano Víctor Cantillo

El futbolista, oriundo de Ciénaga, Magdalena, no se dejó llevar por los prejuicios del fútbol brasileño y se atrevió a conservar el número de la casaca con la que triunfó en Junior de Barranquilla

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Soccer Football - Brasileiro Championship
Soccer Football - Brasileiro Championship - Corinthians v Bahia - Arena Corinthians, Sao Paulo, Brazil - October 5, 2021 Corinthians' Victor Cantillo reacts REUTERS/Carla Carniel

Solo cuatro jugadores del Brasileirão visten en este momento su respectiva camiseta deportiva con el número 24 a sus espaldas: Arthur (de América Mineiro); Anthoni (tercer arquero de Internacional), Kevin Malthus (de Santos) y el mediocampista de la selección Colombia y de Corinthians, Víctor Cantillo.

Aunque parezca increíble, el motivo por el que muchos futbolistas profesionales de la primera división brasileña se niegan a vestir el número 24 en su dorsal tiene que ver con un tabú a nivel local vinculado directamente con la homofobia.

Cantillo llegó proveniente de Junior de Barranquilla a Corinthians en enero de 2020 y cuando militó en el plantel tiburón utilizó el 24 destacándose como figura y llegando a ganar dos ligas (2018-II y 2019-I), así como una Copa y una Superliga de Colombia.

Pues bien, el número en cuestión se relaciona con la homosexualidad, creencia popular que arrancó desde un juego callejero conocido como Jogo do Bicho, el cual, traducido al español, sería el juego de los animales.

En dicho juego, el número 24 es el veado (venado en español) y, teniendo en cuenta que a las personas homosexuales se les llama despectivamente viados en Brasil, los futbolistas de este país lo han dejado atrás.

Según le contó a la agencia informativa AFP Bernardo Gonzales, activista y jugador del equipo transmasculino de futsal Sport Club T Mosqueteiros de São Paulo, el problema a nivel general tiene que ver con que hay hombres que sienten expuesta su masculinidad y prefieren no tener esta discusión con la gente del común:

Existe un tabú y es loco pensar eso, porque es un número como cualquier otro, pero los futbolistas prefieren usar otro porque no quieren que su masculinidad sea cuestionada

En el caso del volante magdalenense, desde que llegó se ha mantenido firme en no cambiar por dichos estigmas y prejuicios que generan discriminación en materia de género para el deporte brasileño y en cambio ha decidido seguir contribuyendo en el equipo de São Paulo sin dejarse afectar por juicios ajenos al club.

En Brasil, un país donde la homofobia es delito desde mediados de 2019, tras varios registros de agresiones a homosexuales y transexuales, el fenómeno se expande a tal nivel que algunas personas evitan sentarse en la silla 24 de los buses o del teatro, vivir en el apartamento 24 o dicen que tienen 23+1 años cuando cumplen 24, según relató Bernardo Gonzales.

El susodicho Jogo do bicho no es más que un juego ilegal de apuestas surgido en 1892 en el cual el venado representa el número 24 pero en la cultura popular el animal ha sido asociado con comportamientos homosexuales como sinónimo de fragilidad o delicadeza, según explicó el sociólogo Rodrigo Monteiro, de la Universidad Federal Fluminense*.

“El 24, aquí no”

Tras su llegada al Timão, en enero de 2020, el entonces director de Fútbol, Duílio Monteiro Alves, bromeó con Cantillo diciéndole literalmente: “El 24, aquí no”. El directivo después tuvo que disculparse y el volante finalmente conservó el dorsal.

La ONG Grupo Arco-Íris, que lucha por los derechos LGBTI, denunció al Flamengo por no inscribir el 24 en el plantel que disputó el torneo sub-20 “Copinha” en São Paulo en enero pasado.

El ‘Fla’ afirmó que los jugadores decidieron qué dorsales usar y la causa fue archivada, según el procurador, ante la dificultad de demostrar que la ausencia estaba motivada por “razones discriminatorias”.

En esa competición, el lateral Jurandir (América Mineiro), con el 24 a la espalda, fue objeto de cánticos homófobos.

Kevin Malthus, jugador de Santos habló sobre el tabú de usar el número en cuestión y mencionó el problema más grave a nivel socio-deportivo que atraviesa el fútbol brasileño y su público promedio:

Por más que haya habido cuestionamientos, fuertes movimientos institucionales o de organizaciones civiles, no ha sido posible detener la asociación homofóbica. No logran deshacer esa base de la cultura masculina en la que se fundamenta el fútbol.

El número en cambio es indiferente en el fútbol femenino y muy solicitado en los equipos LGBTIQ+, pues es visto como un símbolo de resistencia y reafirmación, según relató Gonzales, vistiendo el dorsal la 24.

*Con información de AFP.

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