Al frente del Centro Comercial Acrópolis, en el barrio Real de Minas, Bucaramanga, se estaba realizando un operativo de control, cuando un taxista se negó a dar sus documentos y se llevó al agente de tránsito por delante.
Según las autoridades, el alférez, Gilberto Neira paró a un conductor de taxi, le pidió que se retirara de la bahía pidiendo sus documentos, pero, el agresor no acató la orden y aceleró, se llevó por encima del capo del vehículo al uniformado arrastrándolo varias cuadras, desde el centro comercial hasta la calle 56. Al carro con placas XVO 162 se detuvo en un semáforo y luego se dio a la fuga.
Lo que llamó la atención fue la manera como el agente aferrado al parabrisas logró sostenerse porque si no hubiese sido arrollado por el taxista.
La comunidad que se encontraba en el sector manifestó que se trató de un hecho de intolerancia que por lo general ocurre mucho en esta zona donde siempre se realizan controles a los vehículos.
El director de tránsito, Iván Rodríguez, señaló: “el agente no sufrió ninguna lesión de tipo física, obviamente la posición de la Dirección de Tránsito siempre será un rechazo rotundo sobre agresiones a servidores públicos, porque hay que entender que ellos han prestado un servicio social, y para ningún trabajador es cómodo estar expuesto a estos niveles de riesgo”.
El funcionario municipal aseguró que el agente de tránsito municipal pese a que no sufrió lesiones de gravedad sí fue valorado por personal médico.
“La mayoría de casos que terminan en agresión suelen pasar por la intolerancia, o porque no se entiende muy bien en ocasiones la normativa, porque en el desarrollo la vía pública pueden aparecer inconvenientes eso es normal, pero hay que entender el papel que juega el agente de tránsito y se debe respetar, porque es una autoridad como cualquier otra”, añadió el director.
Los agentes de tránsito reciben por lo general todos los días agresiones verbales y cada vez son más constantes las agresiones físicas.
Envían a prisión a un hombre señalado de matar a un patrullero de la Policía nacional
El sábado 29 de enero la Fiscalía General de la Nación, logró la judicialización de Juan David Pulido Casallas, presunto responsable de la muerte de un hombre en vía pública en la localidad de Fontibón.
La víctima fatal fue el patrullero de Inteligencia Antinarcóticos, Javier Darío Bedoya Flórez, quien murió minutos después del ataque. Otro uniformado de la entidad de quien no se conoce la identidad, presentó lesiones de consideración y se encuentra hospitalizado.
En las audiencias preliminares que se han adelantado hasta el momento, la Fiscalía le imputó a Pulido el delito de homicidio agravado. Cargo que no fue aceptado por el imputado en la audiencia.
Por el momento, un juez de función de control de garantías impuso medida de aseguramiento en centro de reclusión carcelaria, mientras se adelanta el juicio del sindicado y se define su situación.
Los sucesos, según el ente investigador, ocurrieron el pasado 17 de enero, en horas de la madrugada en la localidad de Fontibón. Luego de ver el partido entre las selecciones de Colombia y Honduras, en el bar “311″, un grupo de personas se quedó en el establecimiento hasta altas horas de la noche.
Pasada la medianoche, en el lugar, se presenta una pelea entre los clientes. La investigación que adelanta la Unidad de Vida de Bogotá, apunta que la pelea se produjo entre amigos de Pulido y los dos agentes de la policía quienes no se encontraban en servicio el día del ataque.
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