En la ciénaga de Paredes, ubicada a tres horas de Bucaramanga, Santander, una empresa extractora de aceite de Palma estaría operando con “incumplimiento en informes y normas ambientales, permisos vencidos, contaminación de agua y aire, así como una posible afectación a la población de manatíes antillanos (Trichechus Manatus)”.
Oro Rojo es el nombre de la compañía, que según informó el medio ambientalista Mongabay Latam, estaría realizando las acciones antes mencionadas, algo que a su vez se relacionaría con un conflicto en la zona que tiene en alerta a las comunidades locales y científicas.
El medio explicó que de acuerdo con una investigación de la Alianza periodística Tras las huellas de la palma, la empresa, que opera en Colombia desde 2013, se ubica en “uno de los complejos hídricos de la cuenca del río Magdalena, que están cada vez más contaminados y donde está en riesgo la salud de las poblaciones de manatíes antillanos, especie en peligro crítico”.
Los datos también revelaron que, “la Corporación Autónoma de Santander (CAS) —una de las autoridades ambientales del departamento de Santander, en el nororiente de Colombia—, le otorgó tres permisos ambientales, sin embargo, dos de ellos —vertimiento de aguas residuales y concesión de aguas— están bajo investigación, mientras que el de emisiones atmosféricas obtuvo una multa por más de 27 000 dólares”.
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En ese sentido, precisó que en junio de 2016 la CAS detectó la expulsión de residuos tóxicos hacia el Caño 41, importante afluente que “nutre a la quebrada La Gómez que, a su vez, llega a la ciénaga de Paredes, en la cuenca media del río Magdalena”, una zona que es el hábitat del manatí antillano. Esa fue la tercera vez que la entidad supo de eso en tres años.
Así entonces, la investigación señaló que entre 2010 y 2021 se han reportado siete animales muertos, “un número alarmante considerando que solo se han contabilizado 28 manatíes en esa zona”, precisó el portal y al mismo tiempo señaló que las causas de las muertes aún son investigadas.
“Esto no se debe a una sola industria. Yo sé que los cultivos de palma son supremamente grandes alrededor de la ciénaga de Paredes, pero también hay que tener en cuenta que hay minería, ganadería con sus agroquímicos y agricultura con sus pesticidas y metales pesados. Todos aportan”, afirmó en Mongabay Latam, Katherine Arévalo, bióloga que participó en una investigación sobre la calidad del agua en los sitios donde los manatíes se alimentan y reproducen en la ciénaga.
Otro hecho preocupante sobre la injerencia de esta empresa en la zona serían que solo uno de los procesos que tiene llegó a última instancia. Se trata de una investigación que inició la CAS en 2016, debido al incumplimientos en la “entrega de informes sobre posibles afectaciones o contaminaciones, así como por operar sin el permiso de emisiones atmosféricas vigente”, esto en relación a los gases emitidos por una caldera que “convierte el agua en vapor y que, en su proceso, produce una ceniza de palma que puede contaminar el aire”.
El proceso terminó con la declaratoria de culpabilidad para la extractora, con una multa de 106 millones de pesos, aún así, según aseguró en Mongabay Latam, Diana Triana, funcionaria de la autoridad ambiental, “subsanaron la sanción y de nuevo tienen permiso de emisiones atmosféricas”.
La empresa también enfrenta otras dos investigaciones por el descargue de aguas contaminadas al Caño 41. Los procesos iniciaron hace siete año y según el portal siguen abiertas y sin avance.
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