Desde el municipio de Tenjo en el departamento de Cundinamarca se está llevando a cabo un proyecto de elaboración de las únicas ruecas de Colombia que cuentan con avances tecnológicos importantes y cuya máxima es inspiradora: evitar que los hilanderos y tejedores eviten los serios problemas de salud en las manos asociados al demandante trabajo de producir artesanías con base en la lana.
Quien lidera este proceso, inédito en Colombia, es Luis Fernando Camacho, diseñador industrial de profesión y artesano de la región central del país con 20 años de experiencia en sus manos con la madera.
La idea del maestro Camacho nace debido a que logró identificar que los artesanos cuando manipulan los hilos sacados de la lana resultan desatando el túnel del carpo (una afección en el nervio mediano de la mano), lo cual conlleva una afectación en el tiempo que les impide continuar desarrollando con facilidad sus manualidades y lo que, posteriormente, hace que los procesos sean más lentos y traumáticos para este tipo de artesanos.
El hilado es un sistema elaborado, cuyos antecedentes en el continente se remontan a tiempos prehispánicos: pese a que la manera más simple de ejecutarlo es torcer la lana en hebras y posteriormente retorcerla entre los dedos, los avances en el diseño permitieron la llegada del huso, artefacto con el cual se obtiene mayor uniformidad y longitud. El huso es un instrumento que consiste en un palo con un peso o una tortera en la parte inferior.
Una definición precisa del hilado la provee Artesanías de Colombia, entidad que agrupa a hilanderos y tejedores en el país. Así lo define la entidad con respecto al arte que hay detrás de cada tejido realizado a rueca: “El hilado tuerce y une las fibras y las convierte en hilo. Cuando se alarga el hilo, se enrolla en el huso, mientras que otras fibras se van extrayendo del rollo. De un huso que gire en el sentido de las agujas del reloj se obtendrá un hilo en Z, mientras que si gira en sentido contrario, el resultado será en S”, lo anterior significa que la rueca de hilar consigue un hilo más uniforme para los artesanos.
La presencia de la rueca aligeró la manufactura, pero por su impacto en el cuerpo humano se conocen casos de afectaciones al tunel del carpo, espalda e incluso visión: el solo hecho de insertar las fibras que se extraen del copo, que a veces se sujeta en una rueca, y se enganchan a la parte alta del huso, al que se imprime rotación en suspensión libre en el aire o con la punta en el suelo, puede generar distintos problemas físicos por su uso continuado por parte de las comunidades.
Al ver este tipo de afectaciones, el maestro Camacho desarrolló una rueca de pedal para aquellas regiones apartadas de Colombia en donde no hay servicio de energía eléctrica lo cual permitió que decenas de familias artesanas desarrollaran su arte sin necesidad de este servicio básico. Posteriormente, en su faceta como diseñador industrial, Luis Fernando Camacho creó una rueca con componentes más óptimos que agiliza el trabajo de la hilandería.
La realización de estas ruecas no sólo ha trascendido en Tenjo, municipio reconocido en Colombia por el trabajo de la hilandería y la tejeduría, en donde la mayoría de artesanos ha optado por acceder a uno de estos elementos, sino que adicionalmente ha sido distribuida en diferentes partes del país, como Boyacá, Valle del Cauca y Antioquia.
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