Linda Stefany Silva denunció la discriminación a la que fue sometido su hijo de diez años, Simón Prieto Silva, mientras estaba en el proceso de obtener un cupo para iniciar su bachillerato en la institución Celmira Huertas, un colegio oficial de Ibagué.
Cuando la madre y el niño se presentaron a la institución para formalizar la matrícula, el rector de la institución les informó que el manual de convivencia indicaba que los varones debían cortarse el cabello con máquina. Además, involucró a otro niño a la conversación -que sí estaba motilado a máquina- para mostrarlo como ejemplo.
La mamá confesó ante los micrófonos de la emisora Caracol Radio que se sintió ofendida con el gesto del rector. Además, ella señaló que su hijo nunca tuvo problemas por su aspecto o su comportamiento en el colegio donde hizo la primaria, ubicado en el municipio tolimense de Róvira, de donde se trasladaron en busca de mejores oportunidades.
De hecho, la familia destacó que el niño se graduó con condecoraciones por su excelente rendimiento académico.
Me lo comparó con un ñero, eso fue muy odioso, fueron las palabras de él. Es un niño de 10 años que viene de un pueblo, que ha crecido con unos valores éticos y morales dentro de la familia, es algo que nos entristece.
Marco Prieto, el padre del niño, recalcó a través de sus redes sociales que su hijo ha sido instruido en buenos valores y que el rector de la institución manejó la situación en un tono de confrontación.
La señora Silva llegó a su límite cuando su hijo, en medio de la discusión con el rector, afirmó que no tenía problema con cortar su cabello rizado, largo hasta los hombros, para que el intransigente director no le pusiera problema a su proceso de matrícula.
Según la historia que el padre publicó en su cuenta de Facebook, Silvia en ese momento sintió rabia y pidió la devolución de sus documentos para nunca más volver. En ese momento, el rector retó a la familia diciendo, “no le estamos negando el cupo, señora; si quiere, entutele”.
La mujer, en un intento por proteger la naturaleza noble de su hijo y tras la mala experiencia con el colegio oficial, decidió matricular al pequeño Simón en una institución privada.
Desde una mascara de ambigüedad total, se menoscaba la identidad de un bello ser que, en su proceso de formación y deformación social no tiene que ser víctima de un rector que cree que la forma define el contenido en el ámbito humano, y lo que es peor, en el pedagógico.
Juan Manuel Rodríguez, secretario de Educación de Ibagué, anunció que harán las investigaciones respectivas a la institución para evitar que el incidente no se repita. La entidad emitió una circular al resto de instituciones educativas oficiales, puesto que la Constitución protege el derecho a la educación y al libre desarrollo de la personalidad, por lo que es inadmisible discriminar “por tener el cabello largo, pintado, ni por temas que tienen que ver con la orientación sexual del estudiante”.
Discriminación en colegios: hasta a los padres les pasa
Isabel Castro, madre de uno de los estudiantes que asisten a la Institución Educativa Técnico Industrial (ITIDA) de Soledad (Atlántico) aseguró en septiembre pasado que fue víctima de un hecho de discriminación por su forma de vestir.
La mujer, según lo que denunció en redes sociales y ante los medios de comunicación, señaló que la presidenta del Consejo de Padres y Representantes le negó la entrada a las instalaciones del colegio por la ropa que llevaba puesta. El relato indica que estuvo cerca de media hora en la puerta del plantel educativo.
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