Dos hombres de nacionalidad colombiana fueron condenados a 9 años de prisión cada uno por el tráfico de 559 paquetes de cocaína, informó el Ministerio Público (MP, Fiscalía).
La condena que tendrán que afrontar en 108 meses de prisión los ciudadanos colombianos identificados como Luis Carlos Jaimes Zúñiga y Alexis Sánchez Córdoba fue lograda por un acuerdo de pena validado por un juez de Garantías, precisó el ente judicial.
Luis Carlos Jaimes y Alexis Sánchez Córdoba fueron aprehendidos por agentes del Servicio Nacional Aeronaval, (Senan) durante un patrullaje de tráfico marítimo al este de Isla Galera, en el Pacífico panameño, en un vehículo marítimo tipo lancha rápida de nombre La Kiki y tras intentar huir de las autoridades. Las autoridades panameñas lograron el aseguramiento de nave y ubicaron 18 bultos que contenían la droga hallados en la Kiki, de acuerdo con la información oficial.
Las autoridades de Panamá decomisaron en el 2021 un total de 128,7 toneladas de droga, una cifra que el 2 de enero pasado fue calificada como una histórica por el presidente del país, Laurentino Cortizo, en un informe de gestión ante el Parlamento.
Panamá es un país de tránsito de la droga que se produce en Suramérica y que tiene como principal mercado Estados Unidos. Más de 80 toneladas de la droga decomisada hasta octubre pasado (98,6 toneladas) era cocaína, de acuerdo con las cifras oficiales publicadas por el estado. Según aseguran organizaciones panameñas cerca del 70 % de los homicidios que se cometen en Panamá se encuentran vinculados al tráfico de drogas y a las pandillas.
Atrás quedaron los monopolios de capos o carteles de drogao de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc. Hoy, al contrario, hay una multiplicidad de actores especializados en cada etapa de la cadena productiva. El mercado se regula a sí mismo y hay competencia.
Lo que no ha cambiado es que la industria de la cocaína sigue siendo uno de los principales enemigos del gobierno colombiano, ahora al mando de Iván Duque. El mandatario ha afianzado la alianza con Estados Unidos, que solo en Colombia ha gastado más de US$11.000 millones en la guerra contra las drogas.
El gobierno de Duque ha logrado que, según algunas estimaciones, los cultivos de hoja de coca se hayan disminuido de manera sostenida por tres años. Pero eso no ha impedido que la producción de cocaína aumente. De hecho, nunca en la historia de Colombia, por décadas el mayor exportador del mundo, se había producido tanta cocaína de manera tan eficiente y tan poco violenta.
A diferencia de otros productos generados en el campo, la coca se puede convertir en algo más costoso sin mucho esfuerzo: con técnicas de maceramiento con gasolina, cemento o amonio, el mismo campesino que cultiva la hoja puede transformar su producción en pasta base de cocaína y venderla por cinco o seis veces más.
Durante los últimos 30 años la producción de cocaína se ha ido concentrando en sectores remotos de Colombia, donde la aspersión y la erradicación de cultivos son difíciles para el ejército. Ese proceso permitió que los cultivos se asentaran en lugares propicios para la coca, con alta radiación solar y una altitud media, y que los cultivos se tecnificaran y recibieran mejores semillas y fertilizantes.
Para Daniel Rico, economista experto en narcotráfico, esta no es una paradoja: “La coca hoy cuenta con mano de obra calificada, y cuando hay mejoras de producción es porque hay una estabilidad estructural en las dinámicas del mercado, es decir, de la siembra, la producción y la distribución”.
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