En la noche de este lunes el Grupo Gilinski lanzó una nueva Oferta Pública de Adquisición (OPA) sobre la procesadora de alimentos del grupo GEA. Ahora le apuestan a un control entre un 18,3 y un 22,88% de las acciones.
Según el diario El Tiempo, la nueva OPA surgió después de que la familia obtuviera el 27,68 % de las acciones de Nutresa, las cuales corresponden a 126′798.985 títulos, y fueron adjudicadas este mismo lunes por la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).
Este cambio hizo que la Superintendencia Financiera ordenara la suspensión de la negociación de la acción de Nutresa, lo que implica que los inversionistas vallecaucanos tendrían que pagar 10,48 dólares por cada acción de Nutresa a quienes decidan venderles.
Esta situación fue la misma que se presentó el pasado viernes 14 de enero. De acuerdo con el diario El Tiempo, el Grupo Sura anunció una segunda OPA justo después de que se conociera el resultado definitivo de la adquisición de acciones por parte de Gilinski.
Es importante recordar que el Grupo Gilinski pretendía comprar como mínimo el 50,1% de las acciones ordinarias y como máximo el 62,625%. Si bien no cumplió la meta propuesta, la familia tendrá una representación en la junta directiva.
¿Qué sucede con las juntas directivas de Sura y Nutresa?
Según El Espectador, conformar las juntas directivas de Sura y Nutresa implica aplicar una serie de reglamentos estrictos. Uno de ellos es garantizar la participación de un número mínimo de accionistas minoritarios para proteger sus intereses. Además, los miembros son propuestos mediante listas y asignados por un cociente electoral.
Las juntas directivas actuales de estas importantes empresas están compuestas por personas de alto prestigio y preparación, por lo cual prestan mucha atención a los movimientos de la bolsa de valores para proteger sus intereses.
Al analizar las OPA recibidas, todas las juntas directivas concluyeron que el precio ofrecido era insuficiente para el valor de sus empresas. Además, según una denuncia de Daniel Coronell en la emisora La W, Sura hizo una reclamación ante la SIC por haber mantenido reserva sobre la existencia de la OPA, la cual existía desde 2020 e impidió desde entonces que otros interesados presentaran mejores ofertas.
Asimismo, se reclamó ante la Superfinanciera que el director de esa entidad de vigilancia siempre debía dar el visto bueno antes de ejecutar una transacción que implicara hacerse con más del 10 % de una entidad. Dicha venia ocurrió después, lo cual es legal pero inédito.
Con este panorama, la familia Gilinski entrará a una junta directiva que no los acogerá con agrado y se concentrará en evitar adquisiciones mayores.
Sobre el Grupo Gilinski
Es bien sabido que, cuando los pragmáticos Gilinski llegan a una organización, esta toma un giro de 180 grados para que su nueva adquisición funcione a su favor, sin importar los viejos paradigmas que allí se manejaban.
En los años 80 Jaime Gilinski tomó la decisión de comprar la filial colombiana del Banco Internacional de Crédito y Comercio (BCCI), en ese entonces conocido por ser la entidad financiera más corrupta del mundo. Sin contemplaciones, el joven Jaime le cambió el nombre, renovó a su junta directiva y lo dejó en números negros en cuestión de meses.
A comienzos de este siglo, la familia adquirió el Banco Sudameris, al cual puso su apellido y fusionó con el Banco Tequendama, la filial colombiana de HSBC y la red de cajeros Servibanca. El éxito de esos movimientos metió a Jaime a los primeros puestos de la lista Forbes de los hombres más ricos de Colombia.
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