El caso del cruel asesinato de la joven Julieth Jhoann Álvarez Mejía, de 22 años, el pasado 14 de enero, tiene conmocionados a los habitantes de Bucaramanga. La joven apareció muerta dentro de una maleta y el responsable sería un expolicía, con un turbio pasado y problemas mentales.
Se trata de Edwin Yesid Ardila quien fue identificado, capturado y posteriormente enviado a la cárcel Modelo, por un juez de Bucaramanga. El general Samuel Bernal, comandante de la Policía de Bucaramanga, aseguró a Blu Radio que el sujeto “aceptó el homicidio y los cargos imputados por la Fiscalía”.
De acuerdo con Blu Radio, durante la audiencia de imputación de cargos se revelaron detalles escabrosos sobre la vida de Ardila, quien fue desvinculado de la institución hace 10 años por problemas psicológicos y adicciones con sustancias alucinógenas.
“Es una persona con fuertes trastornos mentales. Ni siquiera pensó lo que había hecho, la única solución que encuentra es deshacerse de la mujer”, aseguró Sonia Ayala, experta y psicóloga consultada por la emisora.
La investigación de los hechos reveló que todo inició en la madrugada del viernes, cuando el sospechoso se desplazó desde su casa hasta el Parque Centenario de Bucaramanga, en busca de una trabajadora sexual.
Allí habría encontrado a Julieth Jhoann Álvarez Mejía, con la que acordó pasar unas horas en su apartamento, localizado en la calle 36 con carrera 22 de la capital santadereana.
Según las autoridades, después de materializado el crimen, el cuerpo de la mujer estuvo casi 12 horas en el apartamento del sospechoso. A las 5:30 p. m., el presunto asesino acomodó en posición fetal el cadáver y lo escondió dentro de una maleta.
Debido a que no pudo sacarla solo, el expolicía llamó a un amigo para que le ayudara a cargar la maleta, con la excusa de que se trataba de escombros, según revelaron las autoridades.
Horas más tarde y mientras los agentes del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, de la Fiscalía, realizaban la diligencia de levantamiento del cadáver, que se encontraba a pocas cuadras del apartamento, una persona llamó a la línea 123. Llamada que cambió el rumbo de la investigación.
El testigo habría asegurado que ayudó a sacar la maleta, desconociendo que en su interior había un cadáver y que el hombre le había mentido respecto al contenido de esta.
Su relato permitió a las autoridades llegar hasta el lugar donde encontraron al presunto autor del crimen, que no tuvo tiempo para escapar.
Gina Pineda, coordinadora de Estrategia Datos de Género en la Fundación Mujer y Futuro, habló con Blu Radio y rechazó el crimen de la joven trabajadora sexual.
Los hechos son compatibles con feminicidio. Se evidencia instrumentalización sexual de la víctima, desprecio por su cuerpo y la vida. Se le trata como objeto y por eso es obligación de las autoridades reconocer la violencia de género e imputar el delito de feminicidio y no homicidio.
Pineda comentó que, “son muy pocos los feminicidios investigados o sancionados en Santander. Hay limitaciones, no se reconoce el delito como tal.”
Las palabras de la trabajadora social se refieren a que la Fiscalía General de la Nación sólo ha tipificado cuatro casos de feminicidios. “Es preocupante que las autoridades tipifiquen las muertes de 11 mujeres restantes como homicidios, víctimas que fueron asesinadas por sus exparejas”.
Según el Observatorio de Feminicidios de Santander, en 2021 se registraron 15 casos de feminicidios en el departamento.
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