La intervención en movilidad ha sido un tema retrasado en Bogotá y, con la llegada de la pandemia, la mora aumentó aún más. Ahora, la administración de Claudia López espera avanzar en la agenda de infraestructura vial, pero para hacerlo la ciudad tendrá que afrontar serias dificultades de transporte por varios años.
Según dijo la mandataria capitalina al portal La Silla Vacía, no será hasta que se finalicen las principales obras que la ciudad pueda ver una mejora en la movilidad, lo que implica una espera de hasta tres años, según sus cálculos, cuando ya haya un nuevo alcalde.
“Bogotá no va a tener mejor movilidad hasta el 2025, cuando entra en operación la Cali, las Américas, la Caracas, la 68, la ALO sur, la ampliación de la autonorte y de la Séptima. Eso era lo que teníamos a la mano”, sostuvo la alcaldesa en diálogo con ese medio.
Esa obras entregarían una mejora parcial a la movilidad de la ciudad que debería concretar para el 2028 cuando se ponga en funcionamiento la ampliación de la calle 13 o Avenida Centenario, un tramo estratégico para el proyecto Bogotá-Región y que irá desde el límite occidental hasta conectar con la Troncal Américas con carrera 50.
Así mismo, en esos seis años, se espera que se entregue la calle 63 ampliada que se extenderá casi 5 kilómetros hasta la vía Funza - Cota. Se espera también la entrega de la primera línea del Metro como las obras que deberán mejorar la movilidad en la ciudad, como la ampliación de la Caracas hacia Usme o la construcción de la ALO Sur que contempla el POT.
En la entrevista con La Silla, la alcaldesa López respondió a los cuestionamientos que se han hecho sobre su administración, especialmente por haber propuesto algunos objetivos en campaña, que no cumplió ahora en el gobierno capitalino.
Sobre el Transmilenio por la avenida 68, que dijo que no iría, reiteró que pese a que no la quería, debió ejecutarla. “Cuando llegué a la Alcaldía me citaron en el Gobierno Nacional y me dijeron que esa obra viene amarrada al metro. Entonces puse en una balanza el costo político de incumplir un contrato firmado y cumplir con mi promesa o ver qué le conviene más a la ciudadanía. Si yo incumplo el contrato del metro pues me iba a quedar de para arriba la cofinanciación para la segunda línea. Entonces asumí el palo de la 68″, aseguró López.
La alcaldesa afirmó en la entrevista que “no le gusta” el pico y placa, una medida que extendió a partir del pasado 11 de enero en la ciudad y que aún estudia extender a otro tipo de vehículos o implantar el día sábado. Pese esto afirmó que debe enfrentar los retos de la movilidad.
Aunque la medida, reconoce, tiende a aumentar el parque automotor por personas que deciden comprar otro vehículo para tener dos placas y poder salir los días pares e impares indistintamente; la apuesta de la administración es incrementar el uso de carro compartido y el pico y placa solidario, personas que pagan para estar exceptuadas.
Incluso, el saliente secretario de Movilidad, Nicolás Estupiñán, anunció en diálogo con el diario El Tiempo que se espera implementar este año el plan piloto de pago por trayecto, para que las personas puedan pagar por la ruta que van a realizar sin restricción el día del pico y placa.
López confía que el POT expedido por decreto le permita establecer la ruta de Bogotá que se deberá continuar en los próximos 12 años, que está en consonancia con las obras que arrancan. Además, pidió a los candidatos presidenciales comprometerse con las partidas presupuestales que requerirá la ciudad para avanzar en diferentes proyectos, como la financiación del transporte público, entregar el 50% por concepto de peajes o financiar el 70% de algunos de los programas que esperan arrancar.
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