Bogotá se convirtió en uno de los epicentros de migración venezolana, la cual no ha sido aceptada por la gran mayoría de los colombianos que habitan en la capital, causando así que los índices de xenofobia aumenten con el pasar del tiempo y así mismo crezca la idea de que todos los venezolanos son ‘ladrones’.
Desde hace unos meses se llevó a cabo una convocatoria en la que se premió a 25 colectivos de arte con una beca, dentro de los ganadores estuvo el grupo de Re Makia, el cual recibió $30′000.000 de pesos para pintar el puente de la autopista con 170 -tema que ha sido polémico desde hace algunas semanas-. El eje central de este proyecto se basó en luchar contra la xenofobia y normalizar la idea de la migración.
Cabe resaltar que este grupo de muchachos, el cual está conformado por cuatro artistas, cuenta con una escuela donde se reúnen jóvenes de todas las edades para fortalecer la técnica y encontrar nuevos talentos. Ahora, para el trabajo del puente de la 170, Re Makia llamó a otros cinco pintores para que ayudaran con el proceso.
Infobae Colombia habló con algunos de los miembros del colectivo, quienes comentaron sobre la polémica que se generó ante los puentes pintados, la anécdota que más les marcó mientras estaban pintando y la idea que tienen sobre dejar plasmadas sus ideas en las paredes y edificaciones de la capital.
Mateo, quien es conocido como ‘Calma’, comentó que para él fue normal que las personas se manifestaran en contra del presupuesto que se destinó para la pintada de los diferentes puentes de la ciudad, ya que “Colombia es un país donde la desigualdad es lo que prima y los recursos económicos no son bien distribuidos, pues frente a esto comprendo que la gente se moleste en pensar por qué se están gastando los recursos pintando un puente”.
Y añadió: “También considero que cada profesión cumple con su deber, ya que nosotros como artistas cumplimos con nuestro trabajo de hacer reaccionar al transeúnte. Si todos aportamos a que toda la sociedad siga adelante, no vamos a pensar que pintar un puente es algo inútil, sino que es parte de la transformación”.
Dentro de los miembros de este proyecto está ‘Mr. Garek’, un artista venezolano que llegó al país hace ya tres años en búsqueda de nuevas oportunidades, al igual que sus compatriotas. Por su lado, contó que escogieron este puente ya que un gran porcentaje de los venezolanos ingresan a la ciudad por esta zona de Bogotá.
“Este es uno de los puntos que les da la bienvenida a Bogotá a todos los que vienen de Norte de Santander, de la frontera con Venezuela, y es el punto de llegada de muchos migrantes”, explicó Mr. Garek.
La situación que más les marcó mientras estaban pintando el puente fue cuando una familia de migrantes se organizaron debajo de este para pasar el resto del día y la noche. El grupo al ver que eran personas que provenían de Venezuela se acercaron y los invitaron a hacer parte del trabajo, pues una de las menores de edad se acercó a una de las columnas y dejó un mensaje que aportó a la idea de esperanza que Re Makia quiso plasmar.
“Un día llegó una familia migrante a la hora del almuerzo. No tuvieron dónde quedarse y pasaron aquí el día y la noche. Para ellos, estos diseños fueron esperanza, fortaleza y saber, de alguna manera, que también se está pensando en ellos. Uno de los chicos vio. Les tomó una foto y replicó la imagen en una de las columnas”, contó uno de los artistas.
En diferentes ocasiones este grupo de jóvenes ha llegado al puente y han encontrado que sus pinturas y dibujos han sido reemplazados por otros o que han dañado este trabajo, pero esto no los ha limitado para seguir dejando en alto su mensaje: ‘Bienvenidos Migrantes’.
Por último, todos consideran que, aunque los grafitis terminan siendo efímeros, este arte se ha convertido en una herramienta para protestar ante las diferentes injusticias que viene viviendo el país desde hace varios años.
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