La historia del colombiano que pasó de ser cobrador de la mafia a actuar con Will Smith

De ser temido y pelear con clanes narcotraficantes, Gueber Raúl Ariza pasó a ser un cotizado actor de reparto y doble de acción en películas y series de Hollywood

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Gueber Raúl Ariza Guerrero pensó que se iba a morir el día que la policía lo capturó en medio de un secuestro extorsivo, uno más en medio de una extensa carrera delictiva con los clanes del narcotráfico de la costa Caribe colombiana. Pero no ocurrió y se encontró con la oportunidad de una profunda reflexión que le permitió llevar su pasado a la ficción.

Tras ser un peligroso delincuente al servicio del narcotráfico y pasar más de una década en la cárcel, Gueber Ariza se convirtió en un doble de riesgo que lo llevó a actuar junto a estrellas como Will Smith o Ben Affleck, hasta vestirse de sicario, paramilitar o soldado, pero esta vez para telenovelas y series de televisión.

Su historia está llena de giros como una novela, y habla con vergüenza de su pasado, pero con orgullo de su cambio. Un proceso en el que encontró el amor familiar, una filosofía de vida saludable y con propósitos solidarios y la pasión de una profesión.

Una vida en el narcotráfico

Gueber Ariza nació en La Guajira, el departamento más al norte de Colombia, el 10 de marzo de 1962. Creció en la ciudad de Cartagena donde pensó tener un futuro profesional, pero su juventud, por la casualidad del tiempo, floreció en plena bonanza marimbera del Caribe.

Para esa época, una tía le pidió a su madre que la dejara llevarse al joven Gueber a su casa, “para educarlo”, aunque para entonces ya cursaba una carrera profesional, según contó al diario El Tiempo en 2019. Esa nueva formación sería en una mansión, junto a una familia que manejaba un hotel e iba a comprar a ropa a centros comerciales de Aruba.

“Para qué estudiar si en seis meses puedo tener todo”, pensó entonces, según dijo al programa Bravissimo. Su tía se había casado con un narcotraficante de La Guajira, y como muchas familias de la época se habían llenado de dinero gracias a la marihuana y se convirtieron en clanes. Gueber llegó a tener zapatos de 3.000 dólares y el dinero lo convenció de seguir en el negocio.

Conoció ese mundo con 17 años y a los 20 tomó la decisión de entrar de lleno. Gueber atribuye al linaje familiar de su abuelo español haber heredado un carácter tal que los miembros del clan le pedían ir a cobrar a los deudores y ese fue el rol que adoptó. Cada deuda le significaba un porcentaje de dinero y otro tanto de violencia.

Gueber Ariza
Gueber Ariza

Incluso, contó al programa Los Informantes, que cobraba altas sumas a los nuevos narcos que llegaban al negocio, se enfrentaba a ellos y hasta se convirtió en un juez que cazaba peleas de capos y las solucionaba, porque pocos se medían a su gatillo.

El clan que reunía varias familias tenía hoteles, empresas de insumos agropecuarios, concesionarios de vehículos, contrataban artistas internacionales y mucho poder. Pero tras siete años de opulencia y cobranza, las deudas empezaron a ser suyas.

Según contó a Bravissimo, no podía dormir tranquilo, no estaba y sentía que ya no tenía vida. En su carrera de administración hotelera conoció a una mujer que descubrió su doble vida de estudiante cobrador del narcotráfico y lo llevó hacia la fe católica. Pero al ver que no abandonaba el arma del todo, lo denunció.

Gueber debía llevar a los morosos ante el acreedor. En 1989 retuvo a una persona para ese propósito pero la Policía fue alertada y frustró la acción, se presentó un enfrentamiento en el que pensó que sería su último día. Fue capturado y sacado de la ciudad, pero pensó que no sobreviviría.

Pensó que los uniformados lo iban a matar y recordó a la amiga que le habló de Dios, sin nada que perder, aseguró a la emisora RCN Radio, se aferró a esa última oportunidad y prometió que si le permitían siete años más de vida, así fuera en prisión, iba a cambiar.

Otra vida tras la cárcel

Gueber Ariza fue acusado de secuestro extorsivo, porte ilegal de armas y concierto para delinquir, condenado a 20 años de prisión de los que pagó 12, entre la Cárcel de Valledupar y luego en la Penitenciaría Distrital de Cúcuta a donde fue trasladado por seguridad. Sus colegas presos pensaron que él sería el líder del clan en la cárcel, pero él desde el inicio, aseguró que ya no continuaría ese camino.

La joven que lo denunció finalmente lo visitó en la cárcel, le regaló un libro de oraciones y le dijo que Dios le había dado una nueva oportunidad. Su novia de entonces fortaleció su vínculo y lo visitaba cada que podía en la penitenciaria, segura que sería una nueva persona y contrajeron matrimonio en la penitenciaría en 1990.

En prisión se dedicó a leer la Biblia, ayudar en la iglesia, tuvo un trabajo en la cocina e inició a fortalecer su cuerpo con rutinas de ejercicio. Un día, decidió ver la televisión que había tratado de ignorar, contó a RCN, y vio un personaje de un hombre que se parecía a su vida pasada. “Yo ese día dije que cuando saliera iba a hacer ese papel, porque yo fui así”, recordó a la emisora.

Se volvió fanático de Bruce Lee, contó al programa Los Informantes, de quien no solo adoptó la disciplina en el ejercicio, sino que trató de adoptar sus técnicas de respiración y su filosofía de que todo es posible y que la vida no se mide por la edad, sino la elasticidad.

A los 46 años se convirtió en un doble de riesgo cotizado en la televisión nacional y actor de varias escenas. Ha hecho parte de más de 40 producciones, entre las que se cuentan Narcos, La Niña, Diomedes, Tiro de Gracia, Patricia Teherán, en las que generalmente hace el papel de malo.

Gueber Ariza en el elenco de Gemini Man
Gueber Ariza en el elenco de Gemini Man

Pero se enorgullece también de haber actuado al lado de Will Smith en la película Gemini Man (Géminis, 2019) por la que el actor viajó a Colombia y visitó Cartagena. Estuvo también junto a Ben Affleck y Oscar Isaac en Triple Frontera de Netflix o en Mile22 protagonizada por Mark Wahlberg que se filmó en Bogotá.

Siete años de vida en el crimen quedaron atrás en recuerdo y experiencia, comparados con los ya casi 30 años que lleva trabajando como doble de riesgo, actor, entrenador físico y mental, con un programa que ha buscado implementar en las cárceles colombianas para ayudar en la resocialización que le permitió a él reconstruir su vida.

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