Faltan cinco pa’ las doce lleva más de medio siglo como insignia del mes de diciembre y, en especial, del último día del año. Unas sencillas y nostálgicas estrofas que, además de identificar una época, lograron crear un himno que une a Colombia y Venezuela una vez más en su historia musical, pues los dos países contribuyeron a la consolidación de clásico de la canción.
El autor detrás de la letra de Faltan cinco pa’ las doce, que genera festividad para algunos y lágrimas en otros con tan solo escuchar los primeros campanazos de la versión original, son de autoría del compositor venezolano Oswaldo Oropeza. Un hombre que dedicó varias composiciones a las celebraciones decembrinas y que dejó las canciones más tristes de la época: también escribió Mamá dónde están los juguetes.
Oropeza era un destacado compositor para entonces en la poderosa ciudad de Caracas. En 1963 alistaba un álbum para la productora RCA Victor titulado El gallo pelón, que sería interpretado por la grave y trémula voz de Néstor Jesús Zavarce.
Zavarce había triunfado en el cine bolivariano desde muy joven con su papel en la película La balandra Isabel llegó hasta tarde, con la que se ganó el apelativo de niño prodigio de la pantalla grande de Venezuela. Su talento en la música fue descubierto por el mismo Oropeza que para 1960 lo llevó a ser uno de los artistas más escuchados en el continente con la canción El Pájaro Chogüí.
Tal fue el éxito que para 1963, cuando el actor y cantante ya tenía su propio programa en el canal Venevisión El Show de Néstor Zavarce, la canción todavía sonaba regularmente, pero ese fue el año en que terminó se consolidarse por décadas, cuando se estrenó Faltan cinco pa’ las doce por primera vez en el país.
En entrevista con la revista Estampas, el cantante señaló que se sentía agradecido con esa canción porque le permitió recorrer todo el continente latinoamericano debido al éxito. En diálogo con RCN en 2009, un año antes de su fallecimiento, aseguró que la consolidación de la canción se debía a que reunía los valores de la Navidad la fe con las campanas de la iglesia sonando, la solidaridad de los abrazos sin cesar y el amor de la pobre viejecita que le espera.
Oropeza para entonces ya era un hombre clave de la música latina y a su casa llegaban múltiples artistas como Marco Antonio Muniz, Héctor Cabrera, Rafael Montaño y hasta Cantinflas. Él se encargaba de componer y sus hermanos de evaluar las letras y darle los arreglos musicales.
Allí llegó poco después de salir al aire la canción Faltan cinco pa’ las doce, el bárbaro de la guaracha y uno de los acordeoneros más talentosos del país Aníbal Velásquez, para encontrarse con el éxito e imprimirle un ritmo más festivo a la canción que ya auguraba éxito.
Según contó al diario El Heraldo, viajó a Venezuela poco tiempo después de lanzar Dominique, la primera versión publicada en 1963 en un LP firmado con “Su conjunto moderno”. Allí se encontró con el mismo Oropeza, quien lo invitó a su suite de hotel y le mostró la canción que acababa de salir.
“La letra, la música con arpas y el coro, eran tristes, pero tenía su sabor. ¡Está buena la vaina!, exclamé, consciente de que la voz de Zavarce tenía un sonido como de ultratumba”, citó el diario del momento en que el mago del acordeón se encontró un nuevo éxito.
Velásquez viajó de nuevo a Barranquilla y escuchó varias veces la canción. Decidió que no debía hacer arreglos a la letra, pero podría imprimirle su propio estilo y trabajó en ello varios días. Finalmente se la presentó al ‘turco’ Genaro Fayud de Discos Tropical y le dio vía libre para que la grabara. En su memoria recuerda que no pasó un mes cuando ya estaba sonando en las calles.
Así sumó un nuevo éxito a su ya amplia lista que incluye otras canciones inmortales como Un poquito de cariño, Alicia la flaca, Turco perro, entre otros. Recordó al mismo diario que en una ocasión, incluso, tuvo que cantar hasta cinco veces Faltan cinco pa’ las doce, a petición del público.
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