De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, desde mediados de junio hasta mediados de julio al menos 167 personas (50 familias), 120 de nacionalidad venezolana y 47 pertenecientes a una comunidad indígena Wayú, se desplazaron desde el Estado de Zulia, sector Caño Motilón (Venezuela), hacia zona rural de Cúcuta (Colombia) y este es un panorama que sigue en aumento, siendo esta y Bogotá los lugares que más albergan a migrantes del vecino país.
La migración de venezolanos por el mundo se acentuó en agosto de 2015, cuando el régimen de Nicolás Maduro expulsó a las personas de nacionalidad colombiana que estaban en ese país. Desde entonces, se convirtió en el segundo fenómeno de movilidad humana más grande del mundo, después del exilio de los ciudadanos sirios por la guerra. En cifras, la situación de los venezolanos es, incluso, de mayor magnitud que la de los migrantes de Afganistán.
Este fenómeno social ha sido muy complejo pues, pese a que existen políticas al interior de los países para ayudar a los migrantes, en muchas ocasiones se han convertido en blancos de los comentarios, critica y rechazos, además, de llegar a territorios que no siempre les ofrecen las mejores oportunidades. Los más afectados por esta situación resultan ser los menores, que desde muy corta edad deben adaptarse a una nueva cultura, a la necesidad y sin entender sufren las consecuencias del desplazamiento.
Son muchas las personas que se han visto enfrentadas a abandonar sus hogares, con ellos, dejar atrás parte de sus familias, todo por buscar mejores oportunidades; son conocidos los éxodos masivos que ni siquiera el covid 19 pudo frenar, con personas que llegaban de Venezuela al territorio. Y en esta época de fin de año es cuando se puede llegar a extrañar más a aquellas personas que se han quedado atrás.
Entre todos esos relatos que viven en la mente de la población, especialmente de los niños, llega la segunda edición de “Historias Sin Fronteras” un espacio brindado por fundación Meraki, en la que este año será la ONG Bethany Christian Services (BCS) la protagonista, que en su trabajo con niños, en este espacio se podrá visibilizar todas esas historias que quedan en la mente de los más pequeños con todo el proceso de salir de su hogar, el duelo migratorio y la búsqueda de nueva identidad.
A través de diferentes relatos, se podrá evidenciar lo intenso que puede llegar a ser el sentimiento de extrañar a padres, abuelos y amigos que se quedaron en el vecino país; en este espacio se narrará como entre una nueva cotidianidad, se añora ese momento en el que puedan volver a encontrar con estas personas; además de los recuerdos de una patria azotada por las calamidades o la falta de oportunidades.
“Los relatos de las niñas y los niños permiten descubrir en los pequeños el verdadero valor de la familia, ver su alegría y el valor que dan al pasar tiempo en familia, la importancia de estar unidos a pesar de los tiempos difíciles y las maravillas de vivir las cosas sencillas que la vida va brindado día a día” aseguran de parte de fundación Meraki.
Pero gracias a las ayudas adelantada por gobierno, ICBF, y organizaciones como BCS, a través del acompañamiento psicosocial brindado por profesionales es que estos niños pueden anhelar una vida mejor, teniendo educación y talleres que ayudan a potenciar el talento, abrir las posibilidades y expectativas para el futuro, haciendo que no solo los niños tengan un impacto positivo sino también los miembros de la familia.
Doctores, cocineros, artistas, emprendedores, entre otros sueños, son los que se van tejiendo en diferentes talleres y actividades pedagógicas realizados principalmente en Bogotá y Cúcuta donde principalmente son mujeres y niños quienes aprovechan estas valiosas oportunidades y pueden, a través de las herramientas que brinda la educación, salir adelante encontrando su nuevo proyecto de vida.
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