Mientras los humanos se divierten con los colores de los fuegos artificiales, el estruendo producido por la detonación de la pólvora genera múltiples afectaciones en los animales, tanto domésticos como silvestres, en especial las aves que no alcanzan a huir de los árboles, se aturden y pueden incluso morir por el uso de ese tipo de artefactos.
La Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres (Urras), de la Universidad Nacional, ha recibido múltiples ejemplares de aves que resultaron lesionadas por el efecto que genera el ruido de la pólvora en estos animales.
“Los fuegos artificiales, que abundan por esta temporada de celebración navideña, ocasionan accidentes en algunas aves que, aturdidas por el ruido, se pueden estrellar o, en el caso de las migratorias, se desvían del trayecto que siguen, y también han recibido polluelos que se pierden de sus nidos”, explica el médico veterinario Miguel Nova Chamorro de la Urras.
Esta unidad opera en Bogotá y en los últimos dos meses del año, cuando aumenta el uso de la pólvora, reciben diariamente entre 4 o 5 aves rapaces que presentan condiciones deplorables posiblemente causadas por la detonación de los fuegos artificiales. Por ejemplo, en enero de 2021 recibieron 121 especies con las mismas afectaciones, por lo que creen son los efectos de ese tipo de artefactos.
Según explica el médico Novoa, las aves rapaces nocturnas son muy sensibles a los estímulos auditivos, por lo que tras la detonación de la pólvora pueden quedar aturdidas, pierden sus capacidades y al volar se estrellan. El impacto les puede causar múltiples lesiones o la muerte.
Las lesiones que se pueden presentar tras estrellarse son traumas craneoencefálicos, hemorragia intracraneal, fracturas en los huesos y rupturas de los vasos sanguíneos, entre otras, que son las condiciones a las que llegan para recibir atención.
Pero las aves rapaces no son las únicas afectadas y los efectos se extienden a otras de las 200 especies que habitan en la ciudad, entre presas y depredadoras, a las que se suma una población de 300 tipos de aves migratorias que por esta época del año pasan por Colombia, gracias a su ubicación geográfica.
“Las torcazas, las tórtolas, las mirlas y las copetonas son animales muy nerviosos que ante la amenaza desencadenan un estímulo de defensa, y por lo tanto, cuando están expuestos a estímulos repentinos como la pólvora, entran en un estado de shock y mueren inmediatamente”, precisa el veterinario de la Urras.
Aunque la Unidad busca ofrecer atención a las aves que reciben, Novoa precisa que las fracturas óseas en los pájaros son de difícil tratamiento debido a que si no se tratan en 24 horas, se pueden contaminar y la probabilidad de sobrevivir es menor, o puede ocurrir que cicatrice mal, debido a que sus huesos se sueldan con exceso de cayo que dificulta su movilidad o imposibilita el vuelo por el aumento de pesos en los huesos.
“Las aves tienen una estructura ósea muy delicada y las lesiones de moderadas a severas son un reto para tratar, es decir que tienden a tener muy mal pronóstico”, detalla el doctor Nova.
“Para las aves perdidas o cansadas el periodo de recuperación es de 2 a 3 días. En los últimos días tuvimos el caso de un búho que nos remitieron con un trauma craneoencefálico porque lo atropelló un carro, le realizamos el tratamiento de terapia, además de una intervención con veterinarios extranjeros, pero a pesar de todos los esfuerzos realizados quedó con secuelas de movilidad, y cuando va a aterrizar no le responden muy bien las patas y termina resbalándose. Su recuperación es de 3 a 4 meses”, contó el médico.
Los animales, al llegar al Urras reciben un diagnóstico tras un examen clínico exhaustivo y se determina el plan de rehabilitación. Aquellos que no logran recuperarse tienen que vivir en cautiverio por el resto de su vida en zoológicos y otros espacios, pero si no hay cupo, se genera hacinamiento en los centros de fauna.
Esa unidad ha recibido 1.056 animales en lo corrido del año. Para sostener su atención y rehabilitación de animales, recibe donaciones de alpiste, mixtura, nestum, menudencias, cobijas en buen estado (cualquier tamaño) y papel periódico, que pueden ser entregadas en las porterías de la UNAL, a nombre de la Urras, de 8 a. m. a 5 p. m.
El médico Novoa también recomendó que para los animales domésticos, se debe tener un espacio en el que el animal se sienta seguro y pueda esconderse cuando haya detonación de pólvora, para su seguridad y protección. Los dueños pueden acompañarlos o abrazarlos. Además recomienda dar un estímulo positivo cuando haya fuegos artificiales para que el animal asocie el ruido a una situación positiva.
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