El tapabocas, el implemento de bioseguridad más utilizado en el mundo tras la llegada de Coronavirus, se convirtió en uno de los principales enemigos del medio ambiente, pues su producción y desecho lo han señalado como uno de los mayores contaminadores, panorama que hizo que tres colombianos pensarán en una solución.
Y así fue como uno de sus creadores, Héctor Páez, en diálogo con RCN Radio, explicó que este tapabocas, al cual bautizaron Green Face, “fue diseñado con fibras de bagazo de caña de azúcar, antivirales que con un filtro de aire oral o nasal son capaces de neutralizar agentes patógenos perjudiciales del aire inhalado y/o exhalado por pacientes infectados con virus y bacterias”.
Además, indicó que esta creación se dio en vista de controlar el fin que tienen los más de tres millones de tapabocas que se producen cada minuto en el mundo, los cuales al final en su cadena de producción tanto al inicio como final no tienen una buena disposición.
“La mayoría van a parar a rellenos sanitarios, fuentes de agua como ríos y océanos”, comentó Paéz a la emisora.
Green Face, el tapabocas que se puede sembrar y que ayuda con la reforestación
Paéz, quien es Ingeniero de Procesos y Técnico Textil, y que ha logrado a sus 55 años ser galardonado cuatro veces en diferentes convocatorias como el Mejor Inventor Colombiano por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia, destacó a inicios del 2021, que este invento fue pensado para la industrialización, pues el costo de los materiales que lo conforman está por debajo de los costos de un tapabocas quirurgico, además, señaló que al final de su uso este no tiene un impacto negativo en su desecho.
Green Face está elaborado con tres diferentes capas de papel ecológico patentado y certificado con fibras de celulosa que cumplen una función antiviral. También contiene microsemillas de diferentes especies estudiadas para ese fin como: árboles nativos y frutales, Tizanas, hortalizas entre otros, y nanopartículas de cobre y plata que eliminan aproximadamente 600 tipos de virus, incluyendo el COVID-19.
“Una vez que la persona utilice un tapabocas Green Face y lo deseche, puede abrir un hueco en tierra y sembrarlo, de allí, podrán germinar más de 120 tipos de plantas, según la altura y el clima. Como también puede estar en un relleno sanitario sin ningún problema, porque el no va a contaminar, por el contrario todos los agentes virales que están se degradarán”, señaló Páez, el pasado 17 de febrero en un entrevista para la emisora Ecos del Combeima.
Se conoce que esta novedad ya fue patentada, y que con este proyecto ya están haciendo todos los trámites ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) para que apruebe la comercialización de dicho tapabocas.
Páez y su equipo de trabajo, tienen como sueño que esta idea pueda llegar a todos los rincones del mundo para mitigar el impacto ambiental que los elementos de bioseguridad están causando en el mundo.
La expectativa está en que ellos lo puedan producir y que, al conocer el proceso de elaboración de las materias primas, las puedan distribuir para que otras personas a nivel mundial también los puedan fabricar utilizando las semillas del lugar.
“Esperemos que sea muy pronto. También estamos fijando el precio de cada tapabocas. Se prevé que sea entre $800 y $1.500 pesos colombianos”, sostuvo el creador en entrevista con RCN Radio.
Green Face ha sido reconocido en nueve premios nacionales e internacionales. Hace poco fue uno de los diez finalistas de los Global eAwards 2021 de NTT Data Foundation.
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