Mientras la Policía Metropolitana de Bogotá sostiene que ahorcar, golpear y pararse sobre un ciudadano fue un uso legítimo de la fuerza y proporcional, el denunciante Juan Ricaurte y el concejal Diego Cancino aseguran que se trató de un caso de tortura. Por esa razón, el cabildante ha calificado como falsas las declaraciones de la institución.
El pasado 30 de noviembre, el coronel Jovani Alexander Benavides Quimbayo, comandante operativo número 3, señaló que Ricaurte agredió a uno de los uniformados que lo requirió la noche del pasado 24 de noviembre. Además, agregó que se adelantarían investigaciones disciplinarias para determinar si hubo exceso de fuerza o abuso policial.
Sin embargo, este 1 de diciembre, el coronel Jairo Baquero Puentes se pronunció sobre el caso, asegurando que los policías cumplieron con los protocolos. “Este ciudadano agrede a los policías, como consecuencia de ello se hace un uso de la fuerza legítimo y proporcional”, aseguró y agregó que en el momento de la captura y presentación ante la Fiscalía “no se discriminaron lesiones para ese ciudadano”. Sostuvo que la investigación disciplinaria sigue en curso.
Ante esas declaraciones, el concejal Cancino, que ha acompañado la denuncia de Ricaurte y otros abusos policiales en Bogotá, las calificó como mentiras. “Es increíble que aunque hay un video de cámara de seguridad que evidencia que a Juan lo ahorcaron de repente y sin ninguna necesidad, la Policía de Colombia diga que fue porque agredió a un policía. La estrategia: desacreditar a las víctimas con mentiras”, aseguró.
El cabildante agregó: “¿Dónde ven que Juan sea asfixiado por atacar a un policía? ¿Dónde un procedimiento legítimo? Tenemos todos los videos. La respuesta que ustedes dan falta absurdamente a la verdad”. Cancino cuestionó la prontitud de la Policía para sancionar a los uniformados, y denunció un amedrentamiento en su contra y de la víctima, para hacerlos ver como mentirosos.
De acuerdo con Cancino y Ricaurte, el uso de la fuerza de los uniformados que llegaron a la tienda del ciudadano se dio por grabar con el teléfono celular el procedimiento, más no por una agresión en su contra y sostienen que así lo prueban los videos difundidos.
Según explicó Cancino en el programa Zona Franca, el video para probar la agresión de Ricaurte a uno de los uniformados que tiene la Policía es de 7 o 10 minutos después de que él ha sido agredido, cuando está desesperado, e intenta soltarse de los uniformados para evitar más golpes. Por eso pidió veeduría ciudadana a las cámaras que portan los uniformados.
Ricaurte también sostuvo en el mismo espacio que él no agredió a ningún policía. Aseguró que hay un video de la segunda agresión que sufrió, sobre una vía principal, en la que estaba siendo halado por casi cinco uniformados. Él trató de protegerse y entregar el celular a otra persona, pero no es una agresión sino una consecuencia de la situación.
El caso denunciado
De acuerdo con la información de los denunciantes, el hecho ocurrió el pasado 42 de septiembre en el barrio Palenque de la localidad de Kennedy, sobre la 1:00 de la mañana. Allí se encontraba Juan Ricaurte departiendo en la tienda de un familiar.
La Policía asegura que a través de la línea 123 se recibió una llamada de la comunidad para denunciar disparos en la zona, por lo que acudieron a verificar la situación. Los uniformados llegaron, como se ve en las cámaras de seguridad, cuando la tienda ya estaba con la semi cerrada y sostienen que escucharon detonaciones “ocasionadas por un ciudadano con un arma traumática”, según dijo el coronel Baquero.
Al requerir al ciudadano, uno de los uniformados asegura que fue agredido, por lo que usó la fuerza. Pero la versión del ciudadano es completamente diferente. Ricaurte sostiene que el arma fue hallada en los cajones del establecimiento, es de su propiedad y tenía todos los permisos debidos. Los uniformados la incautan “sin motivo” y le dicen “reclámela mañana”.
“Al tiempo llegó otra patrulla. Les hice saber a los policías que era funcionario público y que no estaba de acuerdo con el procedimiento. No hubo comparendo y tampoco acta de decomiso. Saqué mi celular y comencé a grabar el procedimiento”, cuenta Ricaurte.
Al ver la grabación y reiterarles a los uniformados que había cámaras de seguridad, según la víctima, se detonó la agresión. Los policías (tres) lo agarraron del cuello, se ve en videos, le quitaron el celular, lo tiraron al piso, lo golpearon, pusieron su rodilla en el cuello para ahogarlo, y se lo llevaron a la URI de Kennedy donde lo siguieron torturando. Denuncian que le quitaron el celular y las pertenencias de valor.
“Me llevaron a la parte de atrás y me esposaron a la baranda de las escaleras. Me pegaban entre varios para que les diera la clave del celular y me amenazaron con hacerme un montaje. No me permitieron ir al baño y tuve que orinarme en los pantalones. Me echaban agua para que no me durmiera: “esto es para que no se le olvide que las calles las manejamos nosotros”, dijeron. “Les di la clave del celular”, relata la víctima.
Ricaurte pasó 15 horas detenido. La Policía asegura que en la URI, cuando fue llevado ante la Fiscalía, presentó un documento que no le pertenecía, por lo que lo acusaron de falsedad en documento público y agresión a funcionario. Ricaurte sostiene que los mismos uniformados intentaron reseñarlo con el documento de su papá, lo cambiaron de URI sin motivo y mintieron.
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