Durante un evento de contribución y reconocimiento de responsabilidades realizado por la Comisión de la Verdad, varios exmilitares que han aceptado y confesado crímenes de los llamados ‘falsos positivos’, atribuyeron el fenómeno a la instrucción militar, la formación de los uniformados y los altos mandos de la institución.
El coronel en retiro Luis Fernando Borja, quien fue comandante de Fuerza de Tarea Conjunta de Sucre y ha aceptado 57 ejecuciones ilegítimas presentadas como bajas en combate, participó del diálogo de reconocimiento en el que expresó que desde la misma formación se promovió la degradación de la guerra que llevó a que se cometieran esos crímenes.
“Cuando entré a la escuela militar en el año 1984 entré con muchas expectativa, como todos entramos. Hombre jóvenes de familias normales pero con principios. En la escuela militar las enseñanzas de esa época eran: todo lo que huela a comunismo es nuestro enemigo, todo el que pensaba diferente era nuestro enemigo. Estas son verdades que hay que decirlas. Yo no estoy atacando el Ejército de Colombia, la institucionalidad, estoy diciendo lo que viví”, señaló.
El ex coronel Borja aseguró, en diálogo con Francisco de Roux, que esa enseñanza de aniquilar al enemigo desencadenó en los crímenes cometidos por el Ejército que se han conocido ahora y que no habrían sido posibles si la instalación del mecanismo de Verdad, Justicia y Reparación.
“La realidad es que en las escuelas de formación nos fueron enseñando a pisotear la dignidad humana, tenemos que reconocerlo. Nuestros superiores tienen que dar la cara y reconocer la responsabilidad, no la culpabilidad. En las escuelas de formación se empezó a degradar nuestra guerra, nuestros principios, que la vivimos de acuerdo a las enseñanzas que empezamos a recibir”, agregó el ex coronel.
Según dijo, en su tiempo de formación ni en su carrera profesional escuchó sobre derechos humanos. “A mí solamente me certificaron cuando era capitán, me llegó un diploma por correo para que lo tuviera ahí, pero nunca nos hablaban de derechos humanos. El que dictara esa academia era izquierdoso”, agregó.
El mayor (r) César Maldonado también participó en el evento. Él fue condenado por participar en la tortura y homicidio del comerciante Gerardo Liévano en Cúcuta, así como en por haber participado en el atentado al congresista Wilson Borja en alianza con los paramilitares dirigidos por Carlos Castaño.
El ex mayor señaló que hace tres o cuatro años se implementó una nueva doctrina que se ajusta a la de Damasco, pero aún falta profundizar. “Me parece que estamos pasando una página sin leerla, me parece que no estamos mirando lo que sucedió, cuáles factores confluyeron para que se degradara de tal manera dentro de la institucionalidad. Porque no tenemos explicación de cómo un puñado de militares formados de buenas familias, bajo unos programas de selección muy buenos, hayan terminado cometiendo delitos de tal magnitud”, sostuvo.
Durante el evento también se escucharon testimonios de comparecientes anónimos. Uno de ellos sostuvo que “en la formación militar, desde el primer día, se nos está inyectando por las venas ese deseo, ese instinto de matar, de combatir, no solo de sobrevivir en la guerra, sino de dar de baja a un enemigo”.
En los testimonios anónimos, uno de los militares aseguró que entre los instructores se veían las medallas “grises” que se entregaban a quienes daban más bajas en combate, que era señal de prestigio. Incluso, que había presión constante por resultados, en el que se trasladaba a los que no cumplían y se premiaban a los que sí.
El militar aseguró que esa instrucción generó ‘máquinas de guerra’, porque la mayoría trataba de las tácticas y estrategias, mientras que una mínima parte correspondía a los derechos humanos. “Estaba mal visto que en un combate entregáramos capturados, por lo general en los combates siempre se debía entregar al enemigo dado de baja”, afirmó.
El ex coronel Borja, en medio del evento, afirmó que la responsabilidad es de todas las instituciones del Estado porque los crímenes conocidos como ‘falsos positivos’ no eran desconocidos. “Aquí todos tenemos que responder a las víctimas y decirles la verdad, que sabíamos lo que estaba pasando, y nuestros superiores también, con los falsos positivos. Y todos sabíamos que trabajábamos y coordinábamos con paramilitares y el que no lo hacía, pues no servía”, sostuvo.
Borja también aseguró que la Fiscalía conocía la situación, escuchó a funcionarios judiciales hablar de desviar los procesos de ejecuciones extrajudiciales, e incluso a él cuando reconoció los hechos. “Yo fui a la Fiscalía con datos de estas ejecuciones y pedí acumulación de estos procesos para que la verdad no se derramara, para que nadie cambie las versiones. Me repartieron entre 15 fiscales. En 2017 no me habían condenado en casos que yo confesé en 2010″, aseguró Borja.
El excoronel agregó que era cómodo cometer esos crímenes porque habría permanecido en la impunidad si las víctimas no hubieran luchado por la justicia. Aceptó responsabilidad total en los homicidios de las unidades que dirigió, que no se habrían conocido su las víctimas de Tolú Viejo no hubieran denunciado, aunque las instituciones ya lo conocían.
“Mi invitación al general Zapateiro para que asuma la responsabilidad ahora que es comandante del Ejército, asuma la responsabilidad de lo que pasó, no la culpabilidad. Necesitamos que pase a la historia no como comandante del Ejército, sino por una persona que asumió la responsabilidad delante de todas las víctimas”, sostuvo Borja.
SEGUIR LEYENDO: