A cinco años del Acuerdo de Paz con las FARC, el secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterres llegó a Colombia con el fin de ver cómo iba la implementación, visita que uno de los principales detractores de esos tratados, el expresidente Álvaro Uribe, no desaprovechó para hacer público, otra vez, su sinsabor con el documento que acabó con 50 años de conflicto armado.
Mediante una vehemente carta que consta de 26 puntos, el hoy jefe natural del Centro Democrático le agradeció a Guterres por su arribo al país pero no perdió oportunidad para despacharse contra la firma del acuerdo en La Habana, la capital cubana, e inició diciendo: “Acuerdo de paz no ha habido”; además, lanzó varias de sus ya conocidas críticas contra el proceso.
“Se fracturó la Legislación Nacional y se desafió la Internacional, al dar impunidad total y elegibilidad política a personas responsables de delitos atroces, por ejemplo, de secuestro y violación de menores”, sentenció Uribe, mientras que volvió a cuestionar que los exFARC y hoy congresistas no tuvieron condenas en cárceles.
Asimismo, criticó a su sucesor en el Gobierno, el expresidente y firmante del acuerdo con la extinta guerrilla, el también Nóbel de Paz, Juan Manuel Santos Calderón. Igualmente, se unió a los cuestionamientos que el concejero Emilio Archila y otros miembros del Ejecutivo actual liderado por Iván Duque han dejando sobre los tratados de paz: “Varios de los integrantes del equipo negociador del Gobierno han señalado graves fallas del proceso de negociación y del Acuerdo. También de incumplimientos de Farc”, sentenció.
Otros de los apartes de su impetuosa misiva incluyeron pullas al supuesto aumento del narcotráfico en el país tras la firma del acuerdo y varias exhortaciones para que los Estados Unidos aporten tecnología y logística para acabar con la comercialización de esos estupefacientes.
Por otro lado, también defendió al presidente Duque, lo justificó por el asesinato de líderes sociales y excombatientes que se integran a la vida civil tras la guerra que azotó a Colombia por más de 50 años y arremetió contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, al que acusó de ser garante de guerilleros.
Estas y otros argumentos de Uribe a continuación, en el texto completo de la carta:
Su excelencia
António Guterres
Secretario General de las Naciones Unidas
ESM
Muy respetado señor Secretario General:
Como colombiano le expreso también agradecimientos por esta visita al país, y en la misma condición de ciudadano le expreso unos comentarios sobre el Acuerdo firmado por el anterior Gobierno y el grupo terrorista Farc:
1. Acuerdo de Paz no ha habido. Simplemente se fracturó la Legislación Nacional y se desafió la Internacional al dar impunidad total y elegibilidad política a personas responsables de delitos atroces, por ejemplo, de secuestro y violación de menores. Más aún, no se quiso aceptar por el Gobierno de entonces la alternativa que propuso la oposición para que estas personas por lo menos cumplieran una sanción razonable antes de ejercer la actividad legislativa.
2. En materia de impunidad Colombia se salió de la regla de las democracias occidentales que exigen pena privativa de la libertad y no elegibilidad política de los responsables de delitos atroces. Incluso superó la legislación de España, que es excepcional, que permite la elegibilidad de terroristas solamente cuando se han cumplido la totalidad de la pena privativa de la libertad y de las condiciones de la libertad condicional.
3. Varios de los integrantes del equipo negociador del Gobierno han señalado graves fallas del proceso de negociación y del Acuerdo. También de incumplimientos de Farc.
4. Las cifras oficiales anuncian que hay 13 mil personas en armas y las disidencias de Farc suman más de 4 mil personas.
5. La permisividad con el narcotráfico de Farc, elevada a rango Constitucional, llevó a pasar, según la medición de ONU, de 45 mil hectáreas de coca, aproximadamente, en los años 2012 y 2013, a más de 150 mil en 2018. Esto sin tener en cuenta la medición de los Estados Unidos que hoy sobrepasa las 250 mil hectáreas, y que en 2018, al asumir el Presidente Duque, ya estaba en 209 mil hectáreas.
6. El Acuerdo y las medidas concordantes del Gobierno de entonces, como la prohibición de la fumigación, dejaron al actual Gobierno en serias dificultades para erradicar esos cultivos. Y con el riesgo de minas anti personas que han asesinado a tantas personas que participan en la erradicación manual.
7. Lo deseable sería que los Estados Unidos pudiera aportar la tecnología de vanguardia para detectar y eliminar todos los laboratorios de procesamiento de la droga, y con la mayor rapidez. Si esto no se hace la fumigación será inevitable.
8. Los programas de sustitución que dejó el anterior Gobierno han resultado muy costosos e ineficientes. Muchas personas reciben el dinero, eliminan la droga en algunas parcelas pero en el entorno se amplían los cultivos. En la práctica no existen los compromisos colectivos o no se cumplen. Es importante mirar el escaso número de hectáreas de erradicación voluntaria y el altísimo costo estatal.
9. El país ha tenido programas de sustitución mucho más efectivos, desconocidos en el Acuerdo de La Habana.
10. El crecimiento de la droga ha acelerado el micro tráfico, elemento generador de mucha violencia, y además el consumo. En muchos municipios cafeteros, en época de cosecha, el micro tráfico puede representar el 14% de la nómina semanal que se paga a los recolectores del grano.
11. El Acuerdo de La Habana con la impunidad y el narco tráfico sembró un Estado Criminal alternativo que se constituye en seria amenaza al Estado de Derecho.
12. Es paradójico que mientras el actual Gobierno de Colombia se caracteriza en su afán por la protección del Medio Ambiente, el mal llamado Acuerdo de Paz sea promotor de la destrucción de los recursos naturales y de nuestra juventud.
13. De manera injusta, totalmente injusta, especialmente en la Comunidad Internacional, se ha culpado al Gobierno del Presidente Duque del asesinato de líderes sociales y de reinsertados de FARC. El tema no debería admitir discusión, la mayoría de esos crímenes han ocurrido en zonas de narco tráfico.
14. Es notorio el interés del Gobierno de proteger a los reinsertados, lo cual corresponde a una vieja tradición colombiana.
15. La Pandemia agravó la pobreza, cuyo descenso al 27% se estancó desde 2014, y despues de llegar al 34% que se expresó al inicio de este Gobierno cuando se adoptó una fórmula de medición más realista, ha subido al 42,5. Muchos esperamos que las decisiones tomadas en materias sociales y económicas sostengan el buen momento de rebote y crecimiento económico y que vaya aparejado con creación de empleo de calidad y reducción acelerada de pobreza.
16. La necesidad de avanzar con la reivindicación de comunidades rurales pobres no necesitaba el sacrificio institucional del Acuerdo de La Habana. Las últimas décadas han demostrado que la violencia ha sido más causa de pobreza que ésta de violencia. Más allá del Acuerdo, en la nueva ley de regalías se destina el 15% de los ingresos para apoyar a los municipios más pobres del país, que se calculan en número de 700.
17. La polarización no la produce el pluralismo, se genera por el llamamiento a la lucha de clases, por la incitación a la violencia. La imposición anti democrática del Acuerdo y la negativa a reformar los textos de La Habana fue una acción polarizante que quisieron justificar con la cautivante palabra PAZ. Se desconoció la democracia al desconocer el resultado del plebiscito con una mera proposición del Congreso.
18. Ninguna reforma importante del Acuerdo fue aceptada cuando los abanderados del NO, que ganó el plebiscito, propusieron un Pacto Nacional que reformara los textos de La Habana.
19. Sigue vigente la necesidad de crear una sala especial, de magistrados imparciales, para investigar y juzgar a los integrantes de nuestras Fuerzas Armadas. La oferta de libertad a cambio de que reconozcan delitos, llevará a varios de ellos a aceptar crímenes no cometidos para poder estar en libertad y con sus familias, sin que los jueces tengan manera de decir que esa aceptación es mentirosa. Existe la ambición política de condenar a nuestro Estado por sistematicidad en violación de Derechos Humanos.
20. Nuestras Fuerzas Armadas han sido democráticas, no han estado al servicio de dictaduras y aquellos de sus integrantes que han delinquido han sido severamente castigados.
21. Colombia tuvo solamente cuatro años de interrupción democrática en el siglo pasado, lo cual ha valido el reconocimiento de la democracia más extensa de la América Latina y Caribeña.
22. No se entiende que a nuestras Fuerzas Armadas el Acuerdo de La Habana las haya puesto de igual a igual con el terrorismo, y las someta a una justicia que impuso Farc. Sin nuestras Fuerzas Armadas nuestra democracia habría podido sucumbir ante las amenazas narco terroristas que ha debido resistir.
23. El Estado Colombiano, con sus dificultades fiscales, será el único que tendrá que reparar a las víctimas. Las halagaron con un discurso para buscar legitimidad del Acuerdo que ha quedado en nulo aporte de la riqueza terrorista para la reparación pecuniaria.
24. Venezuela, convertida en un refugio terrorista constituye amenaza mayor, basta observar la droga y la criminalidad en departamentos fronterizos como Norte de Santander.
25. El ideal de la integración con Venezuela tiene un obstáculo: el maltrato a los valores democráticos en la nación hermana. Integración que sería formidable para el progreso social, que uniría a 80 millones de ciudadanos, con 2 millones de kilómetros cuadrados y todas las posibilidades económicas y sociales.
26. En Colombia el amor no ha sido escaso y el perdón ha sido una constante, tal vez la polarización de esta coyuntura requiera un aporte a la sanación; ni los promotores del acuerdo son guerrilleros ni paramilitares sus opositores.
Señor Secretario General: escribo estas notas con el mayor respeto. Me he atrevido a hacerlo no obstante mi condición de judicializado por razones políticas. Sus asesores podrán leer la causa judicial contra mi persona. He servido a Colombia con dedicación y pulcritud absoluta en el manejo de los recursos públicos,
Me suscribo, muy atentamente,
Álvaro Uribe Vélez
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