Todo parece indicar que Estados Unidos está preparando el terreno para darle un nuevo espaldarazo a la firma del Acuerdo Final de Paz entre el Estado colombiano y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). Al menos así lo aseguran varios medios que reportaron que el país norteamericano se está preparando para sacar a la otrora organización armada de su lista de grupos terroristas extranjeros.
El reporte inicial fue publicado este martes por el Wall Street Journal, que asegura que la decisión de la administración de Joe Biden está directamente conectada con el aniversario del tratado entre Estado y la desaparecida guerrilla. La misma, agregaron, debería comenzar a regir hoy mismo una vez el Departamento de Estado, que vigila ese listado, termine el papeleo necesario.
Según explicó el medio norteamericano en su nota, “al hacer eso, Estados Unidos reconoce los pasos que tomaron los rebeldes para transformar su grupo en un partido político, ahora llamado Partido Comunes, dijeron las autoridades. El levantamiento de la designación también envía un mensaje a otros grupos armados de la lista, ya sea en Colombia o en otros países, de que ellos también pueden ser eliminados de la lista si abandonan la violencia”.
Igualmente, hay que destacar que la salida de las Farc de esa lista, en la que están desde 1997, le permite al gobierno Biden destinar más recursos a diferentes programas que se enmarcan dentro de la implementación del Acuerdo Final de Paz y en la que la participación de excombatientes resulta fundamental, como la sustitución de cultivos y la eliminación de minas antipersona.
Cabe señalar, entonces, que la mencionada nación designa como grupos terroristas extranjeros a todas aquellas organizaciones que amenazan “la seguridad de los ciudadanos estadounidenses o la seguridad nacional (defensa nacional, relaciones exteriores o intereses económicos) de Estados Unidos”.
Según recuerda el Departamento de Estado en su sitio web, una vez entran en esa categoría se hace ilegal que los habitantes de ese país les presten apoyo de cualquier tipo y se alienta a que otros países hagan lo mismo, estigmatizando a la organización a nivel internacional.
“Las designaciones de la Oficina de Contraterrorismo juegan un papel crítico en nuestra lucha contra el terrorismo y son un medio eficaz para reducir el apoyo a las actividades terroristas y presionar a los grupos para que salgan del negocio del terrorismo”, indica esa dependencia del Gobierno estadounidense.
Dicho esto, durante los últimos años ha surgido constantemente la pregunta sobre la permanencia de las Farc en el listado, teniendo en cuenta que la firma de la paz se registró en 2016.
Lo cierto es que la eliminación de ese grupo si alcanzó a negociarse con Estados Unidos, pero quedó completamente congelada con el cambio de gobierno entre Barack Obama y Donald Trump, siendo finalmente Joe Biden quien decidiera avanzar con ese gesto de apoyo al acuerdo colombiano.
Es que, de acuerdo con el diario colombiano El Tiempo, la administración Trump resolvió mantener al grupo en ese listado en 2018, luego de revisar su caso, al determinar que si bien el grueso de la población guerrillera dejó las armas, también se crearon grupos disidentes que, bajo la misma ideología, seguían delinquiendo en Colombia.
En ese sentido, hay que advertir que no queda clara la posición en la que este cambio deja a las disidencias, cada vez más activas e incluso acusadas por el Ministerio de Defensa colombiano de participar en el negocio del narcotráfico de cocaína hacia Estados Unidos.
A fin de cuentas, parte de esas disidencias, bautizadas como la Segunda Marquetalia, son cercanas al régimen de Nicolás Maduro y están en la mira de Estados Unidos. Las mismas fueron fundadas por el difunto Seuxis Pausias Hernández, también conocido como Jesús Santrich, y Luciano Marín alias Iván Márquez, quien sigue liderándolas al día de hoy. Ambos, recordemos, exguerrilleros que participaron como negociadores del acuerdo firmado en 2016.
La posición de esas variantes de la guerrilla podría conocerse una vez el Departamento de Estado haga pública la remoción de las Farc, para lo que primero se requiere un diálogo entre la Oficina del Coordinador Antiterrorista, los Departamentos del Tesoro y de Justicia; y el Congreso de esa nación.
Con todo, el gesto que implica una carga menos de estigma, también se entiende como un alivio para los combatientes retirados, que no han sido ajenos a la violencia desde que dejaron las armas, llegando a ser, incluso, víctimas de asesinatos e intimidaciones. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), sólo en 2021 se han registrado las muertes de 44 firmantes del acuerdo. La misma organización habla de 293 desde que se firmó el documento hace cinco años.
Como recuerda Juan Forero, jefe de la oficina de Suramérica del Wall Street Journal, esa violencia también se ha dirigido a “líderes comunitarios en regiones donde grupos armados llenaron el vacío dejado por las Farc. El Gobierno colombiano no ha detenido esa violencia”. Eso, traducido a las cifras del Indepaz, se refleja en 155 líderes asesinados este año y 1.270 desde la firma del acuerdo.
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