Mauricio Leal ascendió desde el primer escalón de la carrera de la belleza, hasta ser un estilista de lujo a quien acudían varias estrellas de la farándula nacional para eventos especiales. Afrontó tener su nombre en la lista Clinton y una quejosa enfermedad, a las que hizo frente para cumplir sus sueños e inauguró todo un estudio lleno de lujos para su peluquería. Una vida que se vio truncada por una muerte súbita en extrañas circunstancias que se conoció este 22 de noviembre, cuando su cuerpo fue hallado sin vida, junto al de su madre, en la vivienda de La Calera.
Él mismo decidió contar su historia cuando fue invitado a uno de los primeros Fashion Week realizado en la ciudad de Popayán, en el departamento del Cauca. Para ese momento ya había logrado sortear los obstáculos para participar de uno de los eventos más importantes de la moda en el país.
Narró que no siempre la vida había sido así para él. En sus inicios, de una carrera que completaba más de 30 años, era el encargado de barrer una peluquería, servir tintos y lavar el pelo, que no era una actividad como la de sus peluquerías, para personas especializadas en el cuidado capilar, sino un trabajo común por el que ganaba menos del salario mínimo.
“Al mes de ser una persona que lavaba el cabello yo mismo me atreví a decirle al dueño que yo era peluquero, que yo era capaz de cortar el cabello -eso fue una mentira piadosa- pero esa mentira me ayudó para empezar a trabajar”, contó Leal en una autobiografía.
Desde pequeño estaba convencido que ser peluquero era su sueño profesional. Creyente como era le pidió a Dios que le diera talento y creía que sus peticiones se hicieron realidad, porque tras la mentira tuvo que pasar una prueba: cortarle el cabello a su jefe para probar la destreza.
“Me sentí morir, sudaba, tenía nervios pero en el momento en que comencé a cortarle el cabello sentí que ya lo había hecho y él quedó fascinado, me dijo: ya tienes una silla y eres peluquero. Desde ahí aproveche todas las oportunidades que iban llegando”, contó.
Después de ese trabajo, cuando ya era el más apetecido por las clientas, decidió ir a otra peluquería que mejorara sus oportunidades, pero sus viejos compañeros lo “echaron”. Llegó a un salón luxury en el que también logró captar clientes y pasó a un spa.
Tuvo la oportunidad de abrir su primera peluquería en Cali y se convirtió en la más nombrada de la ciudad. Con el éxito, pensó que podría cumplir el sueño de llevar su talento a Miami, Estados Unidos y decidió vender para emprender en el extranjero.
Para ganar un dinero extra, se asoció con una amiga, pero fue la peor decisión que pudo tomar. Cuando volvió al país todas sus cuentas habían sido confiscadas porque la mujer con quien se asoció era la esposa del hijo de un narcotraficante, capturaron al capo y a los demás, incluso a Leal los incluyeron en la lista Clinton. La lista negra de Estados Unidos para aquellas personas con vínculos criminales.
Luego de contratar un equipo de abogados y perder todo el dinero que había acumulado, Mauricio Leal se estableció en Bogotá para volver a empezar. Instaló una peluquería en el norte de la ciudad y así empezó a ser estilista de diversas personalidades, pero otra dificultad se atravesó en su camino.
Le diagnosticaron, según contó a la revista ALÓ en 2017, una pseudoartrosis que desgastó su tórax de tal manera que ya estaba a punto de romperse. Fue necesario practicar un trasplante, pero el primero se complicó a los 14 días, cuando el aparato con tornillos se soltó. Necesito viajar a Cali para operarse nuevamente y sintió temor de morir porque para entonces ya había pasado por tres anestesias generales en el año.
Tras superar la enfermedad, Leal reafirmó su lema ‘sí se puede’, porque logró superar la enfermedad y cumplir sus sueños. Entre ellos Mauricio Leal peluquería que se convirtió en un amplio y lujoso espacio, lleno de luces y diversos servicios para los clientes.
Su historia se conoce este 23 de noviembre, luego de que su cuerpo y el de su madre, 47 y 65 años respectivamente, fueran hallados en su vivienda en el kilómetro 6 vía La Calera, a las afueras de Bogotá. Una extraña muerte que ronda las hipótesis de un crimen o un suicidio.
De acuerdo con Semana, Leal llegó a su vivienda y le solicitó a su conductor que lo esperara afuera. Después de varias horas, el conductor decidió ir a la vivienda y timbrar, pero no obtuvo respuesta. Un familiar también se percató de la ausencia de Leal al darse cuenta que no respondía el teléfono. Este hecho fue el detonante que desencadenó el hallazgo de los cuerpos y la inminente llegada de la Policía al lugar de los hechos.
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