Después de un cierre de cuatro días durante este fin de semana, la carretera que atraviesa la cordillera central está lista para recibir los vehículos que se desplazan desde el sur hacia el centro del país. Este lunes se realizará la inauguración, luego de haber realizado el empalme entre la vía vieja y la nueva para culminar las obras de uno de los proyectos de infraestructura más importantes, demorados y sobre costosos, en la nación.
Hace más de un año, en septiembre de 2020, el presidente Iván Duque inauguró el Túnel de la Línea, después de más de 11 años de construcción y dejó una placa gigante que atribuye la obra a su Gobierno. Ahora, volverá a viajar para dar fin a las obras anexas al proyecto, como la doble calzada entre el municipio de Cajamarca, en el Tolima, y Calarcá, en Quindío.
Según Juan Esteban Gil, director del Instituto Nacional de Vías INVIAS, con esta obra los colombianos podrán perderle el miedo a “La Línea”, un corredor que generaba temor por la dificultad para sortearlo al volante, así como por la posibilidad de quedar detenido por horas debido a accidentes viales o congestión.
Ahora, con la doble calzada que deja dos carriles por cada sentido, Gil asegura que será posible dar manejo a los accidentes o vehículos varados sin ocasionar el cierre de la vía, será más fácil transitar, habrá mejor señalización y se disminuirá el tiempo de transporte.
Son 30 kilómetros de doble calzada que permitirán aumentar la velocidad promedio de 15 a 60 kilómetros por hora, disminuirá el tiempo entre Calarcá y Cajamarca entre 30 a 50 minutos, dependiendo el vehículo, debido a que el tramo se acortó 12 kilómetros. Se espera, así mismo, una reducción del 95% en accidentalidad.
En el sentido de Calarcá hacia Cajamarca habrá 33 kilómetros de vía, compuesta 21 kilómetros con 20 túneles incluido el principal (8,65 km) y 18 puentes. La vía contraria, del Tolima hacia Quindío, tiene una longitud de 41 kilómetros, 5 túneles que cubren poco más de un kilómetro de vía y 13 puentes.
Esta es la segunda fase del proyecto. La primera fue la entregada el pasado 4 de septiembre con la puesta en marcha del túnel principal por el que ya han cruzado más de 1′500.000 vehículos. Una finalización que tuvo que afrontar varias dificultades luego de un sinnúmero de irregularidades que dejaron en riesgo la ambiciosa obra.
De acuerdo con el INVÍAS, en 2018 el proyecto estaba desfinanciado por la caducidad del contrato que impidió el giro de recursos desde 2016 y en un avance del 54%. La administración Duque entregó 620.000 millones más, para un total de 2,9 billones en total, que permitieron terminar el corredor y entregarlo en funcionamiento.
Uno de los retos del proyecto, según el INVÍAS, fue el puente Yarumo Blanco que tiene una longitud de 643 metros, el más largo del trayecto, está construido en forma de herradura y se toma en el trayecto Cajamarca - Calarcá. Esa obra, que es una de las más importantes del corredor, necesitó la instalación de aisladores sísmicos en las bases, para repotenciar el puente y contrarrestar las cargas que transmite el suelo a cinco de los 12 apoyos de la estructura.
La construcción de este corredor tuvo que afrontar diversas complejidades, no solo contractuales por el incumplimiento de los constructores, sino también propias de la geografía nacional. El Túnel de la Línea presentó ocho fallas, entre ellas una denominada La Soledad, que fue la más crítica de todo el proyecto y, según el INVÍAS, fue “calificada por expertos como la segunda de mayor complejidad geológica y técnica en la construcción de túneles en el mundo”, pero se logró superar.
Además, la obra que se proponía llegar a su fin estuvo interrumpida por la pandemia, pero fue la primera en reiniciar trabajos. Poco después que el presidente entregara el esperado Túnel principal, se cerró por un gran deslizamiento entre los kilómetros 37 y 39 de la vía Cajamarca-Calarcá, que se logró estabilizar varias semanas después con un puente y metodología especial para el manejo de taludes.
Durante la construcción se encontraron aproximadamente 35.000 fragmentos cerámicos precolombinos que necesitaron 5 prospecciones arqueológicas que costaron 4.000 millones de pesos. Además, permitió recuperar dos quebradas conocidas como La Gata y El Salado, que con una planta de tratamiento de aguas residuales en el Túnel, se extrajeron elementos sólidos y purificar el agua.
Se espera que tras los eventos protocolarios de inauguración, se inicie la operación de este corredor vial que aportará a la reactivación económica en el país al mejorar la conectividad entre el sur occidente y el centro, así como moviliza el 40% de la carga no minero energética y el 12% general que llega al puerto de Buenaventura.
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