La problemática que está causando el turismo en la Comuna 13 de Medellín

Los habitantes de la zona aseguraron que el comercio, los shows en vivo y las docenas de turistas que llegan a diario acabaron con el barrio y obligaron a quienes viven ahí a irse a otras zonas de la ciudad.

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La problemática que está causando
La problemática que está causando el turismo en la Comuna 13 de Medellín

El barrio Las Independencias, de la Comuna 13, se convirtió en el referente de esperanza y cambio, luego de ser una de las zonas más violentas y en la que los grupos armados al margen de la ley daban las ordenes y mantenía el poder, se convirtió en una galería de arte andante, un lugar colorido, lleno de vida, de música, cafés al aire libre, turistas y con un medio de comunicación creado por un sistema de escaleras mecánicas que son reconocidas como las únicas del mundo instaladas en un barrio marginal.

Aquí empezó el cambio, el barrio dejó de ser la referencia violenta para convertirse en el espacio de reunión de grandes artistas urbanos y de cientos de turistas quienes, a través del voz a voz, han hecho que el tour por la Comuna 13 sea un plan infaltable en la visita a Medellín.

Sin embargo, hoy los habitantes de la zona creen que todo el legado del barrio se perdió por el afán del negocio del turismo, en una investigación hecha por El Colombiano, se confirmó que quienes habitan el barrio se siente inconformes por cómo cambió la zona y cómo se perdió la familiaridad por la competencia de dinero.

Según el diario paisa, quienes viven en la zona aseguran que el ruido y el comercio es tan grande que es imposible tener una vida tranquila como habitante, inclusive, muestran que El Viaducto Media Ladera, la zona que conecta los barrios de la zona con las escaleras eléctricas, se convirtió en un recorrido musical y que en cada local hay música en vivo, shows en la calle y un ruido que impide la tranquilidad en cualquier lugar.

La problemática que está causando
La problemática que está causando el turismo en la Comuna 13 de Medellín REUTERS/Fredy Builes/File Photo

Johana Marín, una mujer que habita el lugar y quien, además, trabaja en uno de los bares que se crearon en la zona, aseguró a El Colombiano que en cuestión de economía el barrio va muy bien pero que vivir allí es imposible, “mi cuñada tuvo que terminar el embarazo en otro lugar, pues el ruido de acá la tenía estresada”, comentó en entrevista con el medio de comunicación.

Además, aseguró que no puede ni salir a la terraza de su casa sin que haya algún turista mirando lo que está haciendo, “no puedo ni sacar la ropa al balcón. Si me asomo a la ventana en piyama, por ejemplo, me expongo a que me tomen fotos. Como habitante, el barrio no es el mismo de antes”, comentó la mujer a El Colombiano.

Y la problemática de grupos al margen de la ley continuó pero, ahora, aprovechándose del auge del turismo. Según contaron algunos líderes de la comunidad a El Colombiano, ahora los grupos ilegales se encargan de decidir quiénes pueden poner locales en la zona, qué bares pueden funcionar y quiénes serán los guías turísticos que lleven a los ciudadanos por las zonas de la Comuna y les explique el significado de cada cosa.

Lo que ha hecho que se llegue a pagar vacunas, nuevamente, para poder operar con cualquier negocio y así ganar dinero del turismo. Según aseguraron los denunciantes, quienes prefirieron omitir sus nombres, la Alcaldía de Medellín no pensó en el auge que podría traer el turismo a la zona y no controlaron lo que podría pasar, ahora, dejaron que los mismos de siempre sigan controlando el barrio con el dinero que producen las visitas diarias.

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