A través de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores dio a conocer que tres colombianos fallecieron en el amotinamiento ocurrido en la cárcel de Guayaquil, Ecuador, el pasado 13 de noviembre, en el que 68 prisioneros resultaron muertos.
En una carta dirigida a Manuel Enrique Rosero, embajador de Colombia en Ecuador, la Cancillería lamentó la muerte de tres colombianos y solicitó dar ayuda para hacer tanto la identificación de las víctimas como para prestar atención a las familias en el tramite la repatriación de los cuerpos.
Inicialmente, la Cancillería por medio de su cuenta de Twiter informó: “Se confirmó por parte de autoridades ecuatorianas que en las revueltas de cárceles hubo tres colombianos fallecidos, aún cuando no se ha realizado la certificación final de sus identidades por la Sistema Nacional de Información de Ecuador - SNAI”.
Asimismo, en dicha misiva, la Cancillería señaló: “Igualmente, le ruego indagar sobre el estado de salud e integridad de colombianos que se encuentran detenidos en estos establecimientos carcelarios, teniendo en cuenta la certificación que expida el Servicio Nacional de Atención Integral a personas adultas privadas de la libertad y adolescentes infractores”.
Por último, el ministerio emitió en su cuenta de Twitter: “Canciller dio la instrucción al embajador Manuel Enrique Rosero de prestar apoyo jurídico y emocional a las familias y actuar con celeridad frente a las autoridades de Ecuador, para que los cuerpos sean repatriados y puedan descansar en paz cerca a sus familias”.
Ecuador recientemente ha venido padeciendo una crisis de seguridad, especialmente en estos espacios carcelarios, en los hechos en los que fallecieron tres colombianos el sábado 13 de noviembre en el Centro de Privación de la Libertad Guayas Número 1, conocido también como ‘La Penitenciaría de Guayaquil’.
Estado de excepción
El sistema penitenciario del país se encuentra bajo estado de excepción declarado el 29 de septiembre tras la peor masacre ocurrida en una cárcel, en Guayaquil, donde 118 presos fueron asesinados, varios de ellos desmembrados, en medio de una reyerta entre bandas relacionadas con el narcotráfico, según presumen las autoridades.
Desde entonces las fuerzas de seguridad practican operativos periódicos de requisas y control en los centros penitenciarios, cuyo perímetro es controlado por uniformados.
Ante la revuelta, la Corte Constitucional del vecino país dictaminó que la actuación de los militares en estos recintos no vulnera la carta magna, en tanto se mantengan en los exteriores de las prisiones y hasta el primer filtro de ingreso a los recintos.
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De acuerdo con lo reportado por la periodista de Infobae Yalile Loaiza, los antecedentes de estos enfrentamientos se dieron luego de la muerte de Jorge Luis Zambrano, líder de la banda de Los Choneros, una de las organizaciones delictivas más grandes y antiguas del país. Zambrano fue asesinado el 20 de diciembre de 2020 y a raíz del hecho varios grupos que antes formaban parte de los Choneros se separaron de la estructura y comenzaron a atacar a sus antiguos líderes.
Los Choneros, una de las pandillas más antiguas del Ecuador y que actúa desde los 90, tienen 12.000 miembros. Sus integrantes están en las cárceles de las provincias Cotopaxi, Santo Domingo, Manabí y Guayas, esta última es donde se suscitaron los sangrientos hechos de esta semana.
Según de Insight Crime, en un inicio, las autoridades asociaron a Los Choneros como “brazo armado de un cartel narco colombiano, con control sobre las rutas de tráfico marítimas por el Pacífico hacia México y Estados Unidos”. Sin embargo, desde 2011, cuando las principales cabezas de la banda fueron detenidos, Los Choneros mutaron.
Durante el gobierno del expresidente ecuatoriano, Lenín Moreno, las autoridades usaron como estrategia para retomar el control carcelario el traslado de los principales cabecillas de la banda a otras cárceles del país. La acción, en lugar de devolver el control del sistema penitenciario al Estado, permitió que Los Choneros se expandieran como pandilla carcelaria.
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