La sobrepoblación de palomas de plaza, que tienen el nombre científico de Columbia livia, en Bogotá sigue preocupando a las autoridades, principalmente en las plazas del centro de la ciudad, donde se presenta más el fenómeno. Por esa razón, desde el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) adelanta acciones para reducir su población.
De acuerdo con esa entidad, dos investigaciones del Observatorio del IDPYBA sobre los métodos de control de la sobrepoblación, una problemática que ha afectado a la ciudad desde hace varios años y que en 2019 fue necesario extender el protocolo de control a más espacios de la ciudad, determinó que estos animales mantienen una estrecha relación con los capitalinos.
“Podemos decir que en Bogotá hay sobrepoblación de palomas, o mejor una alta concentración de individuos cuando hay más de 50 de ellas en un mismo espacio, normalmente compitiendo por alimento o coexistiendo entre sí, incluso se dan momentos de grupos de más de 200 palomas en espacios reducidos. En Bogotá las plazas de Bolívar, Lourdes y La Mariposa, entre otras, presentan dicho fenómeno. Lo ideal es no verlas compitiendo y agrediéndose entre ellas por un espacio”, afirmó Mauricio Cano, líder del equipo de Sinantrópicos del IDPYBA.
Estas aves, de acuerdo con la entidad, son sinantrópicas, lo que quiere decir que se adaptan a contextos urbanos donde habitan humanos. Además, tienen la característica de tolerar las condiciones de esos espacios, por lo que tienen una alta capacidad de supervivencia.
El IDPYBA aclara que las palomas de plaza, que es común verlas en la ciudad, no son originarias del ecosistema colombiano, sino que llegaron al país en el periodo de la Conquista y la Colonia junto a los españoles que arribaron al continente.
La ploma es sociable y vive en comunidad. En la ciudad se ha adaptado al ecosistema urbano porque consigue alimento fácilmente y puede reproducirse. En la capital no hay depredadores naturales que controlen su población, lo que genera que no haya control de sus individuos, a lo que suma que se multiplica con facilidad.
Esa situación, para las autoridades distritales, genera preocupación por ocasiona consecuencias diversas que pueden impactar la salud pública, la de la misma especie y la arquitectura de los lugares donde se perchan, especialmente techos, cornisas, tejados o ventanas.
“En lo que a salud pública se refiere, la literatura registra en promedio unas 30 enfermedades posiblemente asociadas a estas aves, considerando aquellas que padecen, como las que potencialmente pueden transferir. Cinco de ellas con mayor incidencia en los humanos (Histoplasmosis, Salmonelosis, Criptococosis, Estafilococosis y Psitacosis), asociadas a algunas afectaciones como asma, rinitis, inflamación de alveolos y otras reacciones alérgicas”, señaló la entidad.
Las heces son uno de los principales transmisores de enfermedades, una probabilidad que aumenta entre más palomas estén reunidas en un mismo espacio. Cabe aclarar que no todas sufren enfermedades o podrían transmitirlas. Respecto a las afectaciones arquitectónicas, las heces estropean las fachadas de las edificaciones y generan hongos y gérmenes cuando entran en contacto con el agua.
Por esa razón, el IDPYBA ha puesto nuevamente sobre la mesa las medidas que se implementan en la ciudad para impedir el aumento de la población de palomas. Se adelanta la implementación de barreras antiperchamiento no cruentas que impiden a las aves ubicar nidos para su reproducción en los edificios aledaños a las plazas. A lo que se suma atención veterinaria para el bienestar de la especie, en especial de aquellas enfermas, así como esterilización de machos con estrategias mínimamente invasivas. Los ciudadanos pueden informar a las autoridades si identifican alguna que requiere atención a través de animalesbog.gov.co.
También se han agregado nuevas estrategias como el retiro y descarte de huevos para controlar la natalidad de nuevos individuos, junto con acciones de información, sensibilización y educación ciudadana, no solo para su manejo y coexistencia, sino para impedir que los ciudadanos las alimenten para evitar así su dependencia.
“Es importante considerar que para que un programa de control de poblaciones de palomas de plaza tenga éxito, es preciso procurar que exista una sinergia entre todas las herramientas de manejo implementadas” y “teniendo en cuenta que la especie se asocia altamente a los espacios antropizados, es necesario seguir acompañando toda la estrategia con una campaña de concientización y educación a la comunidad involucrada”, concluye el estudio realizado por el IDPYBA.
En el mundo se aplican medidas agresivas para controlar el número de palomas de plaza, según IDPYBA, como la caza de individuos, que aunque permite disminuir la sobrepoblación a corto plazo, genera un impacto negativo en la sociedad y un dilema ético por la muerte sin discriminación de especímenes.
También se utiliza, en el mundo, por ahora no en Bogotá, la ubicación de nidos para extraer los huevos y evitar su reproducción. Así mismo, algunas ciudades suministran esterilizantes en el alimento, pero representa un riesgo para otras especies de aves.
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