Durante el último informe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia frente al Proceso de Paz, Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión, se habló de cómo se está avanzando en los últimos años frente a los acuerdos que se realizaron en La Habana. Además, porque ya son cinco años desde la firma y, según la organización, se viene una etapa crucial.
La Misión aseguró que es cada vez más evidente el empeño y el trabajo de todos los actores involucrados pese a los múltiples y persistentes retos. Prueba de ello son los avances simultáneos de las entidades del sistema de justicia transicional creado por el Acuerdo, para los cuales ha sido fundamental la participación de todos, incluidas las víctimas del conflicto.
El Secretario General destacó en su informe lo que sin duda es un hito en el proceso de paz colombiano y un referente para la justicia transicional en el mundo: el pasado mes de abril siete excomandantes de la máxima instancia de la dirección de las antiguas FARC-EP oficialmente aceptaron su responsabilidad por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra con respecto al caso 01 de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), sobre toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad. Asimismo, la JEP imputó crímenes de guerra y de lesa humanidad en el marco del caso 03, sobre asesinatos y desapariciones presentadas como bajas en combate por agentes del Estado, a 11 personas incluidos oficiales del Ejército, así como un tercero civil.
Paralelamente, el trabajo de la Unidad de Búsqueda ha permitido encontrar cientos de cuerpos de personas desaparecidas, incluyendo a través de información suministrada por exguerrilleros, exparamilitares y agentes del Estado. Esta labor contribuye a dar sosiego a las familias de las víctimas tras años de dolorosa incertidumbre.
Al mismo tiempo, la Comisión de la Verdad continúa propiciando espacios de reconocimiento en los que víctimas de diferentes actores del conflicto han podido estar frente a frente y dialogar con quienes años atrás les han causado irreparables daños.
Todos estos hechos –impensables hasta hace poco en Colombia– son hoy posibles gracias al Acuerdo de Paz.
“Quisiera destacar particularmente el reciente diálogo auspiciado por la Comisión de la Verdad entre víctimas de secuestro y excombatientes de las FARC-EP. Voces de distintas regiones, de diferentes posiciones y experiencias durante el conflicto, e incluso perspectivas divergentes frente al proceso de paz, coincidieron en lo injustificable del dolor causado por la guerra y en la necesidad imperativa de insistir y perseverar para que esto nunca se repita”, comentó Carlos Ruiz Massieu, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión.
Estos primeros frutos de la institucionalidad creada para garantizar justicia, verdad, reparación y no repetición demandan ahora estar a la altura de la tenacidad y la generosidad de las víctimas del conflicto así como satisfacer sus derechos. Esta es, en esencia, una condición necesaria para el éxito del Acuerdo de Paz.
Según ellos, es una tarea que requiere esfuerzos constantes, humildad y empatía, “tomará tiempo desarmar los discursos, tomará tiempo desarmar las estructuras y las identidades heredadas del conflicto, y así contribuir a que el pueblo colombiano, y en especial quienes vivieron en carne propia lo peor de la guerra, pueda cerrar definitivamente el capítulo del conflicto y continuar en su camino hacia la reconciliación”, confirmaron desde la Misión de verificación.
Sobre la base de los logros alcanzados hasta el momento, la misión sugirió que, es crucial que las partes continúen trabajando juntas para brindar mayor certidumbre a los ex miembros de las FARC-EP y a sus familias, especialmente a través de la ampliación del acceso a la vivienda y a la tierra. Al hacerlo, el Gobierno debería garantizar la igualdad de acceso a quienes viven fuera de los antiguas espacios territoriales de capacitación y reincorporación (ETCR).
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