‘Perfectamente Imperfecta’: el libro de dos colombianas, madre e hija, que narra la lucha contra los trastornos alimenticios

María José Jiménez, de 18 años, superó la anorexia y la bulimia. Ahora, junto a su progenitora, buscan dejar un mensaje de reflexión a las familias

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Foto tomada de @majojimenezr
Foto tomada de @majojimenezr

‘Perfectamente Imperfecta’ es un libro que está escrito a cuatro manos, las de María José Jiménez Real, de 18 años, y su madre, la periodista colombiana y editora de la Revista ALÓ, Sandra Paola Real. Esta semana, en un evento especial para medios de comunicación, las dos autoras revelaron algunos detalles de lo que las llevó a escribir su historia.

Son muchos, desafortunadamente, los casos de jóvenes -hombres y mujeres- que tienen que lidiar con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como la anorexia y la bulimia, muchos también los que mueren a causa de ella. Sus testimonios, como el de María José Jiménez ‘Majo’, son el espejo y la esperanza de que sí se puede vivir tras padecer alguno de estos, pero este testimonio tiene algo adicional.

Después de pasar por una UCI y ver su vida en riesgo, ‘Majo’ empezó a escribir un diario que, hoy en día, es su primer libro, dejando en sus páginas anécdotas y aprendizajes con los que espera marcar a otros jóvenes. Sin embargo, al darle la vuelta a su libro, se puede encontrar otra versión, la de su madre Sandra Real, quien revela cómo desde su rol maternal vivió los mismos momentos que su hija.

Es así como en ‘Perfectamente Imperfecta’ los lectores no solo podrán ver abordado el tema de los TCA desde la perspectiva del paciente, sino desde su familia, sus principales cuidadores.

Mi enfermedad llega apenas cumplo los 15 años, durante toda mi vida tuve un anhelo de ser perfecta, a esta edad, por el grupo y las presiones sociales que se ejercieron a mi alrededor, creí que debía sobresalir también en el ámbito físico. Me obsesioné con mi cuerpo, con el ejercicio, con la comida, todas estas ideas que empezaron a crecer sobre mis hábitos de alimentación terminaron llevándome a una UCI”, explicó la joven autora de 18 años.

Por su parte, su madre hizo un llamado de atención a que las cifras de la anorexia y la bulimia en Colombia, y en general de los TCA es ridículo que no existan, no hay una cifra fehaciente que haga alusión a este tipo de enfermedades (...) queríamos tener un contexto con cifras en el libro, pero nunca lo llegamos a tener porque no hay un estudio de la Secretaría de Salud o del Ministerio de Salud o algún ente gubernamental, pero conversando con los médicos ellos nos mostraron un mapa más o menos real de lo angustiante que es la cantidad de pacientes y enfermos que llegan con desnutrición por estas enfermedades.

“Todas las personas que quieren ayudarte, los médicos, tus papás, los nutricionistas, se convierten en enemigos solo porque tu cabeza te lo dice”, señaló María José Jiménez.

Recalcó que, lo que les relataron los doctores especializados en atender estas enfermedades, es que la mayoría de estos pacientes son menores de edad, entre niños y niñas, quienes, en la mayoría de los casos, inician con una anorexia, restringiendo el consumo de comida, y avanza a una bulimia.

Darse cuenta de lo que estaba padeciendo su hija fue de lo más difícil, según señaló Real, pues en 2018, cuando regresaron de un paseo familiar en el que había primado la comida chatarra, ella y su esposo iniciaron un proceso de hacer más ejercicio, al que se unió su hija de 15 años. “Debo decir que en ese momento me sentí orgullosa de que ella hiciera ejercicio (...) lamentablemente, mi esposo y yo estábamos muy enfocados en la vida saludable y en nuestra casa había proteínas, no comíamos harinas, tomábamos batidos y nos restringíamos”.

Relató que, por ese entonces, una psicóloga que acompañaba a Majo les hizo una primera alerta y les recomendó a otra profesional que trataba estos casos; sin embargo, lo que esta persona les comentó sobre la anorexia y la bulimia los asustó, “nos pareció muy loco lo que nos dijo y seguramente ese era el momento para tomar las riendas a tiempo, pero con mi esposo nos hicimos los sordos y no hicimos nada ... nunca escuché a mi hija vomitar, nosotros nos enteramos que ella llevaba seis meses vomitando, en la clínica”.

El tiempo pasó y, cuando la familia iba a un restaurante, la menor de edad no comía nada la preocupación regresó. Pero, por su parte, las alertas de María José se encendieron mucho más tarde, “incluso estando en la clínica yo les seguía diciendo a mis papás que yo estaba bien. Creo que fue cuando salí de la UCI que sentí que ya tenía que hacer algo”.

“A todos los papás les recomiendo que uno tiene que entender que es un tema mental, no de actitud. No pensar que ellos son niños privilegiados por tener un plato de comida. Nos explicaron los médicos que hay personas que le tienen miedo a las arañas, es como si le pusieran en frente un plato de arañas, ese miedo sentía Majo a un palto de comida”, explicó Sandra Paola Real.

Ambas decidieron narrar en este libro lo que aprendieron a lo largo de varios meses en cuidados intensivos y otros tantos de terapia, señalando que todavía en la actualidad Majo sigue en un proceso de recuperación, pues ella misma señala que ahora ella lleva una lucha con su cabeza, pero que ahora es más fuerte.

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