Un matadero, al que los embera señalan de “casa del terror”, es el lugar a donde los quieren trasladar en Bogotá

Un depósito en francas condiciones de deterioro es la oferta de vivienda ofrecida por el Distrito para albergar a los miembros de esta comunidad. Voceros reclaman condiciones dignas para las familias que cumplieron 50 días a la intemperie y a la espera de soluciones por parte del gobierno de la capital

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Un antiguo matadero es la oferta del distrito a los embera que ocupan el Parque Nacional
Un antiguo matadero es la oferta del distrito a los embera que ocupan el Parque Nacional

Una bodega, ubicada en el céntrico barrio Las Cruces de Bogotá, designada como el espacio que albergará a los indígenas embera que cumplieron un mes ocupando las instalaciones del Parque Nacional, es el nuevo motivo de disputa entre este pueblo y las autoridades distritales.

Para el líder de dicha comunidad, Rafael Benítez, este no es el espacio indicado para guarecer a los suyos dado que no cuenta con las adecuaciones necesarias para que dicho fin se cumpla a cabalidad.

De fondo, el argumento de Benítez está amparado en las creencias de su pueblo que le asignan condiciones sagrados a los espacios.

En declaraciones para la emisora Blu Radio, el vocero embera detalló las razones por las que su gente no está de acuerdo con trasladarse desde el Parque Nacional hasta la bodega de Las Cruces:

Eso era un matadero, los pueblos lo consideran como espacios sagrados, entonces las energías están cargadas en esos espacios, además solo caben 107 familias, nosotros somos 450 familias conformadas por 6 y 8 miembros, allá no cabemos, eso allá le falta mantenimiento, las bodegas no tienen condiciones, es una estrategia simplemente para fragmentar a las comunidades”.

Bogotá. 4 de octubre de 202. Indígenas Emberas protestan con un campamento en el parque nacional de Bogotá. (Colprensa - Mariano Vimos)
Bogotá. 4 de octubre de 202. Indígenas Emberas protestan con un campamento en el parque nacional de Bogotá. (Colprensa - Mariano Vimos)

Benítez fue enfático en afirmar que los embera no ocuparán el inmueble ofrecido por el distrito capital porque no ofrece las condiciones necesarias para el bienestar de las familias congregadas en el emblemático parque capitalino.

Nosotros de aquí no nos levantamos sin garantías y sin que se nos dé una solución concreta, pero que sí se cumpla. Nosotros estábamos dispuestos a ir, hasta que la comunidad fue a ver con sus ojos realmente cómo era y vieron en la condición en la que estaba, además el espacio es cerrado, los niños no pueden ni caminar, no hay espacio a un profesor, a un juego, a danzas, asimismo la inseguridad, allá hay mucha gente que es enemiga del buen comportamiento”, señaló Benítez a Blu Radio.

La posición de la comunidad es respaldada por la secretaría de Integración Social a través de un documento en el que constata las condiciones de abandono de la bodega ubicada en Las Cruces.

Indígenas Emberas protestan con un campamento en el parque nacional de Bogotá. (Colprensa - Mariano Vimos)
Indígenas Emberas protestan con un campamento en el parque nacional de Bogotá. (Colprensa - Mariano Vimos)

Entre las más llamativas del deteriorado inmueble se encuentran la ausencia de redes hidrosanitarias, eléctricas, de gas; también hay un colapso de la cubierta, y pérdida de los acabados de los muros. Además, Integración Social puso en evidencia que las infraestructuras de la bodega están unidas por una ruptura de muro que improvisan puertas.

Otra cosa opina el Distrito sobre el inmueble ofrecido a la comunidad embera. Para el alcalde (e) y secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, la administración avanza en el cumplimiento de los acuerdos sostenidos ante los indígenas:

Ya se hicieron los procesos de caracterización, estamos esperando que la Unidad para las Víctimas dé la fecha, la hora cero para el retorno de algunas comunidades (…) la orden en el Parque Nacional no solo es de caracterización, sino de alternativas, se les ha ofrecido una bodega en el parque la Florida y otra bodega en el barrio Las Cruces, siempre velando porque estas comunidades no sean explotadas”.

Mientras las partes buscan un punto de encuentro para avanzar en las negociaciones, las familias de este pueblo cumplen 50 días viviendo a la intemperie en el Parque Nacional.

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