Flip también terminó comprando, sin saberlo, chalecos antibalas vencidos

La organización defensora de los derechos de los periodistas había adquirido la indumentaria a inicios de este año. Tras un peritaje adelantado por el fabricante de los mismos, Miguel Caballero, se determinó que estaban usados, en mal estado y sin garantía

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Foto de archivo. Trabajadoras dan los últimos retoques a chalecos antibalas y otras prendas blindadas en la fábrica Miguel Caballero, en las afueras de Bogotá, Colombia, 4 de enero, 2013. REUTERS/John Vizcaino
Foto de archivo. Trabajadoras dan los últimos retoques a chalecos antibalas y otras prendas blindadas en la fábrica Miguel Caballero, en las afueras de Bogotá, Colombia, 4 de enero, 2013. REUTERS/John Vizcaino

En las últimas horas se conoció un documento en el que Jonathan Bock, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), denunció cómo su organización fue estafada con la compra de 43 chalecos antibalas vencidos y en mal estado.

De acuerdo con el texto difundido parcialmente por Blu Radio, la indumentaria habría sido adquirida por la propia organización de manos del Almacén Baraya, ubicado en la calle 106 con carrera 8 en el norte de Bogotá, como parte del programa de préstamo equipos de protección personal, lanzado por la Flip en mayo pasado.

Como sucedió con el caso de los ladrones de oro de Medellín, los chalecos adquiridos por la fundación también solían pertenecer al Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá y estaban listos para ser destruidos tras terminar con su vida útil. Sin embargo, terminaron en manos del comercio que a su vez lo vendió a la organización dedicada a defender la vida, labor y derechos de los periodistas en el país.

Según lo expresado por Bock, luego de que la empresa colombiana Miguel Caballero, que produjo este equipo de protección en particular, revisara 23 de los 43 chalecos se encontró que dos contenían paneles balísticos en mal estado y ya habían superado, hasta por cuatro años, el tiempo de garantía que ofrecía ese fabricante.

Los mismos expertos, que vendieron las prendas en 2012 al mencionado fondo, manifiestan en otra parte del documento que, “los paneles balísticos de veintiún (21) chalecos de los inspeccionados se encuentran en mal estado y presentan deterioro avanzado del material de blindaje con pliegues y abultamientos que evidencian reducción balística importante, penetración de humedad observándose generación de hongos y bacterias”.

Igualmente, agrega que los chalecos estarían adulterados profundamente, pues sólo el panel de uno de estos se identifica plenamente con los rótulos estandarizados de la empresa; mientras que por lo menos 14 no coinciden como deberían, por lo que se presume que son un intento de falsificación. Lo que es más, esos últimos comparten todo el mismo código 141678. Otros ocho presentan un rótulo básico sin ningún tipo de marca o logo de fabricante.

Para otro grupo de 12 chalecos, rotulados con marcas del Fondo Rotatorio de la Policía, Panamerican Security y Miguel Caballer, se determinaron daños muy similares, algunos marcados con fecha de fabricación de 2006 y un vencimiento de garantías de hasta nueve años.

Lo preocupante del asunto en este caso es que la Flip invirtió para la compra de los chalecos un total de $35.851.200 donados por las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y la International Women´s Media Foundation (la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios, IWMF), con el objetivo de dotar a 20 periodistas extranjeros que estaban en el país durante las protestas que arrancaron el pasado 28 de abril; y dedicar los otros a préstamos para profesionales que llegasen a necesitarlos.

De acuerdo con el reporte de Miguel Caballero difundido por la mencionada emisora, buena parte de ese material antibalas corresponde a un “grupo de 960 chalecos vendidos en el año 2012 al Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá con destino a la Policía Metropolitana de Bogotá”.

Así las cosas, la empresa cuestionó que los chalecos no hayan sido destruidos cuando la Policía lo consideró pertinente, permitiendo su circulación para diferentes actividades delictivas y periodísticas. No obstante, hasta el momento no se ha determinado cómo fue que estos llegaron hasta las manos de Baraya Accesorios Militares. Dicho establecimiento, agregó Blu, está trabajando en la redacción de un comunicado oficial.

Desde la Flip no se han conocido más detalles, ni ningún tipo de pronunciamiento oficial más allá de la denuncia documentada por Bock y confirmada por Miguel Caballero.

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