Este martes 9 de noviembre, en medio del debate que adelanta el Concejo de Bogotá para darle el visto bueno al nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que diseñó la administración de Claudia López, cuatro concejales del partido Alianza Verde, partido al que pertenece la misma alcaldesa, denunciaron presiones por parte de esa colectividad para que voten a favor del proyecto.
En modo de manifestación, los concejales verdes Lucía Bastidas, Luis Carlos Leal, Diego Cancino y Martín Rivera llegaron al cabildo con girasoles marchitos como símbolo de lo que está haciendo ese partido político con ellos.
“Dolorosamente hoy la Bancada Verde del Concejo de Bogotá ha decidido aplicar ley de bancada y obligarnos a los concejales verdes a votar SÍ a todo el POT. Nos amordazan, nos imponen una decisión que echa a la basura la democracia deliberativa. No votaré el POT, objetaré conciencia”, señaló Cancino.
Por su parte, la concejala Lucía Bastidas aseguró: “En mi carrera en el Concejo, y a pesar de las diferencias ideológicas o políticas con mis colegas o con la administración, jamás nos habían amordazado en nuestro voto u opinión, ni apoyamos jamás la censura para nadie”.
El concejal Leal también aseguró que hubo mordaza para este proyecto y que imponer el voto a través de la ley de bancada “es una violación a la democracia y a los principios del partido”.
Agregó que al proyecto “le faltó participación real e incidencia ciudadana (...) tiene 34 cheques en blanco que no sabemos en qué van a resultar, no tiene un enfoque de salud, privatiza el espacio público, pretende densificar de manera desproporcionada y no protege los humedales ni el río Tunjuelo”.
Para Martín Rivera, otro de los concejales que se niega a votar a favor del POT, hay una clara censura por parte de la Alianza Verde y fue más allá al asegurar: “definitivamente, cuando la mermelada no alcanza, se impone la mordaza. A mí no me callarán”.
Según la alcaldía, el POT que propone contempla los retos de corto plazo que tiene la ciudad, sin perder de vista las metas y necesidades a largo plazo como refrendar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible en 2030, y llevar a cabo la descarbonización a 2050.
La ciudad necesita un nuevo POT porque el vigente tiene más de 17 años y las dinámicas y necesidades de la ciudadanía han cambiado y demandan nuevos servicios e infraestructura que les permita alcanzar su pleno desarrollo. Sin embargo, hay varios reparos a lo que propuso la administración en el documento.
El concejal Martín Rivera explicó uno de ellos: “Hay un riesgo por inundación en el corredor Occidental y aún así en Pinar del Río se está planteando construir el patio taller para la segunda línea del Metro. Ahora, está bien que haya dos humedales nuevos, pero no tiene coherencia que vayamos a construir dos viaductos en el humedal Capellanía”. Igualmente, denunció que el POT permitirá la construcción de vivienda en zonas donde puede haber “remoción en masa y que son los interesados quienes serán juez y parte al desarrollar los estudios de riesgo para poder habilitar el suelo y construir en zonas que no deberían ser desarrolladas”.
Para Rivera, la propuesta de este POT puede generar más desigualdad en la ciudad. Por un lado, los andenes quedan sujetos a quienes tengan plata para mejorarlos, mientras los que no, les generará una deuda. Para el concejal estamos frente a un afán político que incumplió el reto pedagógico. “Hubo una baja participación y aún así salió la alcaldesa a decir que este es el POT con mayor participación en la historia de la ciudad. Esa exageración mina la confianza; esas mentiras llevan a que haya una deslegitimación por parte de la ciudadanía. En la primera jornada de cabildo abierto hubo algo en común: la participación fue reactiva, no fue propositiva”, resaltó el concejal.
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