Tras la captura y judicialización de los implicados en el robo que se realizó a la fundidora de oro en Medellín, entraron en cadena de custodia todos los elementos que se usaron dentro del asalto por parte de los delincuentes, uno de estos el lote de chalecos antibalas que usaron para escapar del lugar. Tras ser rastreados los seriales que estaban dentro de la tela de los objetos, se dieron cuenta que estos pertenecían a un esquema de seguridad que se había entregado a la Alcaldía de Bogotá, hace más de nueve años.
De hecho, fue la misma empresa fabricante de los elementos la que se encargó de denunciar públicamente que sus productos estaban siendo utilizados para actividades ilícitas y que no es la primera vez que se ven involucrados en una situación así o que se ven en la obligación de pasar por una investigación de este tipo.
Además, la empresa aseguró que estos chalecos fueron vendidos al Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá en el 2012 y que fueron adulterados con un número de serie distinto al original.
“Queremos confirmar que los chalecos blindados incautados en dicho operativo, son productos adulterados bajo el número de serie 141678, de una venta realizada en el 2012 al Fondo de Vigilancia y Seguridad de Bogotá”, dice el comunicado.
Además, la empresa aseguró que el pasado 7 y 19 de septiembre hicieron una denuncia pública “informando que desafortunadamente, algunos clientes han confiado en estas personas y empresas que están usando nuestra imagen para actos delinquimos y/o vender más fácil y rápidamente este tipo de productos”, esto para no tener que verse involucrados o hacer parte de los sospechosos de este tipo de delincuencia.
A través de Twitter, el secretario de Seguridad de Bogotá, Aníbal Fernández de Soto, aclaró que el Fondo de Vigilancia del que salieron los chalecos fue liquidado en 2016, pero que aún así, iniciaron las investigaciones respectivas para entender el por qué los elementos terminaron en manos de la delincuencia común.
Más detalles del robo:
Contrario a lo que se había especulado inicialmente, cuando las versiones señalaban el hecho como un intento de robo e incluso, el alcalde de Medellín felicitó a las autoridades por su actuación, este viernes la Fiscalía General de la Nación aseguró que el robo sí se consumó.
La entidad señaló que funcionarios de la Fiscalía adelantaron las investigaciones pertinentes con las que se logró establecer que los delincuentes que alcanzaron a huir, efectivamente se llevaron una parte del oro que tenían planeado hurtar. Según el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, se trata de tres mil gramos de oro sin procesar, cuyo costo supera los 500 millones de pesos.
“Fue hurtado material aurífero por una cuantía de 500 millones de pesos”, puntualizó el fiscal. Además, añadió que a los once procesados “se les imputarán cargos por delitos de hurto calificado y agravado, porte ilegal de armas de uso civil y militar y utilización ilegal de uniformes”.
Por otra parte, Natalia Rendón, directora de Fiscalías en Medellín, aseguró que además del oro que lograron hurtar, los delincuentes también se llevaron otros elementos, por ejemplo, armamento.
“Se llevaron una escopeta, un radio, un chaleco, 3.148 gramos de oro sin procesar, que está avaluado en la suma de 550 millones de pesos. Es decir, el hurto alcanzó a ser consumado”, detalló Rendón.
Así mismo, se anunció una importante recompensa para quienes brinden información sobre el paradero de los responsables.
El director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas, aumentó de 10 a 50 millones de pesos la recompensa por los delincuentes involucrados que alcanzaron a huir, aseguró que se tienen elementos suficientes para identificarlos y pertenecen a estructuras delincuenciales que operan en las comunas de Robledo y 12 de octubre.
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