En una de las esquinas del barrio Villa de Santa Cruz de Mompox, existe una casa colonial que se destaca en medio de todas las obras que existen en la zona, es un lugar abandonado y desgastado por el tiempo, el clima y la soledad que lo acompaña pues, a pesar de que su estructura fue terminada, nunca fue entregada para que alguien la habitara, según cuentan las personas de la zona, esa casa fue el resultado de un pacto que hizo el dueño de la vivienda con el mismo Lucifer a cambio de su alma. Este le daría dinero, reconocimiento y muchas comodidades.
Pero las desgracias iniciaron desde que se empezó el proyecto de la casa, según contó Gabriel Amarís, hijo de Enrique Amarís, el dueño de la vivienda, en una entrevista con El Universal, su papá trabajaba con petroleras y tenía mucho dinero para construcción, fue un amigo cercano quien le propuso realizar una obra que destacara por su belleza en medio de la zona y convertirla en un prostíbulo, ya que esto daba mucho dinero en ese momento, sin embargo, la obra empezó mal.
Recién empezó la construcción uno de los obreros se montó en un andamio y como estaba bajo los efectos del alcohol se resbaló y murió en la caída. Meses después, Enrique se enteró que la construcción iba a ser destinada para ser un burdel y decidió parar la obra, esto porque su socio jamás le había dicho en qué se iba a invertir la vivienda.
Allí fue cuando la construcción quedó a la mitad y empezaron todas las historias al rededor de la obra, muchos decían que en las noches se escuchaban ruidos extraños, que cada mes moría una persona en el lugar y que hasta era enterrada allí mismo, otros que nadie podía vivir ahí porque lo asustaban.
Según contó Gabriel Amarís todos eran rumores falsos pues, hasta donde él sabe, ni su padre, ni los socios hicieron pactos con Satanás para conseguir el dinero que tenían en el momento.
Sin embargo, los rumores continuaron, tanto que se convirtió en un sitio de referencia por el que nadie quiere pasar, los habitantes de la zona aseguran que alguna vez algunos indigentes decidieron tomarse la casa para dormir bajo un techo pero que no aguantaron la noche pues el mismo Lucifer los atacó.
Otros dicen que cuando pasan por la noche ven la figura de una hombre vestido de blanco caminar por el lugar y que este está acompañado de un perro que ladra de manera fuerte y con rabia. Hasta el momento no se ha comprobado que pasen fenómenos paranormales en el lugar pero los vecinos evitan pasar por allí a altas horas de la noche, inclusive se regó el rumor de que si alguien entra en ese espacio no vuelve a salir nunca.
Para Gabriel, el hijo de Enrique, el dueño de la casa, es normal escuchar estas cosas pues asegura que en el pueblo, desde siempre, se ha creído que cuando una persona empieza a ganar mucho dinero o mejora su calidad de vida le echan la culpa al diablo y lo relacionan con un pacto divino a cambio del alma.
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