La infancia, infamia y perfil criminal de Luis Alfredo Garavito, la “bestia” colombiana que se convirtió en el mayor asesino de niños de la historia

En medio de la polémica por la posibilidad de que salga en libertad condicional, Colombia recuerda la dolorosa historia de los casi 200 niños violados y asesinados por el criminal. Esta es su vida y su prontuario de delitos

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La infancia, infamia y perfil
La infancia, infamia y perfil criminal de Luis Alfredo Garavito, la “bestia” colombiana que se convirtió en el mayor asesino de niños de la historia. Foto: Colprensa

Colombia, desde tiempos inmemorables, es un país que se desenvuelve en medio de la violencia inclemente. Esta, ya sea por ideología o por intereses particulares, marcó la vida de muchos colombianos. Sin embargo, poco se menciona sobre uno de los capítulos más dolorosos y violentos en contra de la población más vulnerable de Colombia, el cual se identifica con nombre propio: Luis Alfredo Garavito Cubillos, asesino en serie y violador de niños.

Garavito, nacido el 25 de enero de 1957 en el municipio de Génova, en Quindío, no tuvo una niñez envidiable, lo cual algunos estudiosos de su perfil criminal toman en consideración para analizar sus actos. Era el mayor de siete hijos y existe evidencia de que se trataba de un niño introvertido y, en ocasiones, violento.

Su niñez, problemas sociales y los abusos de su padre

Era motivo de burla entre sus compañeros del colegio y los profesores tampoco colaboraban con el rechazo y, a raíz de eso, dejó los estudios a los 10 años. En una de las audiencias en su contra, Garavito también explicó que su hogar no era distinto.

“Tenía la desgracia de estar dentro de una familia que se la pasaba discutiendo, peleando y lanzándose palabras de grueso calibre”, narró Garavito, sobre su entorno.

Además, recalcó que Manuel Antonio Garavito, su padre, era un hombre violento que trataba de forma degradante a su madre, Rosa Delia Cubillos. El investigador Jesús Herranz-Bellido, de la Universidad de Alicante, recogió el testimonio que dio Garavito sobre la relación con su progenitor.

Fue definido como “muy rígido” en principio. Luego, explicó que su madre fue objeto de palizas, incluso cuando se encontraba embarazada de sus hermanos. “Yo fui el único que la defendí”, contó el criminal. En ese contexto, los tratos hacia Luis Alfredo no eran distintos. Los insultos eran interminables para el menor y solo era requerido por él para cumplir tareas. Además, se conoció que era Manuel Antonio quien no le permitió tener amigos o una novia.

Extrañamente, con recuerdos vagos, identifica a su padre como quien perpetró el primer abuso sexual que vivió en su vida.

“Mi papá no dormía con mi mamá, dormía conmigo, él me bañaba… Tengo un recuerdo vago, era de noche, él como que me acarició me tocó las partes íntimas… A ese señor nunca lo quise, lo veía como un verdugo”, confesó Garavito en una de las audiencias en su contra.

Además, a sus escasos 12 años, fue víctima de abuso por parte de un amigo de su padre, quien cometió esos actos contra él de forma sistemática. Era el dueño de una droguería, quien lo torturó y violó causándole daño en sus genitales. Entre los vejámenes, Garavito confesó que recibió golpes en su pene y glúteos mientras se encontraba amarrado a una cama.

Le atribuye a esta experiencia que no se sintiera lo suficientemente heterosexual cuando vio revistas pornográficas por primera vez.

Los abusos del hombre duraron dos años, hasta que se mudó al municipio de Trujillo, en el departamento de Valle del Cauca. Fue ahí donde otro hombre, según él, volvió a violarlo otro amigo de su padre. Garavito aseguró que no dijo nada por el temor que sentía de que su familia decidiera creerle al victimario.

Fue después de eso que, a temprana edad, tuvo su primer acercamiento a los crímenes que cometió contra niños.

“Después yo empecé a sentir una atracción hacia las personas de mí mismo sexo. Mis hermanos y hermanas eran muy pequeños, y yo sentía algo dentro de mí que no sabía explicar. Todos nos fuimos hacia una cama, donde yo insinué que se quitaran la ropa y comencé a acariciarlos, allí no pasó nada, ni mis padres se dieron cuenta, ni tal vez mis hermanos se acuerden. Estando durmiendo, cogía a mis hermanos menores y les quitaba la ropa y sin que ellos se enteraran los acariciaba”, recogió Herranz-Bellido en el perfil criminal que hizo de Garavito.

La primera víctima registrada de Garavito

A los 15 años, Garavito acorraló a un niño para tocarle sus genitales. El entonces adolescente no planeó violarlo, sino que solo pretendía “abusar ligeramente” del menor. Según el reporte académico del investigador de la Universidad de Alicante, la víctima gritó y llamó la atención de las autoridades, quienes retiraron al muchacho que pretendía abusarlo.

El padre, por su parte, lo reprendió diciéndole que por qué no había cometido el delito contra una mujer. Desde ahí, terminó la convivencia con su padre, quien lo echó de la casa por su comportamiento homosexual.

Según Garavito, después de estos hechos, entabló amistades con mujeres e incluso tuvo una relación sentimental con una de ellas. Estos hechos no han logrado ser probados por las autoridades.

Por otro lado, de acuerdo con Crimen + Investigación, desde ahí tuvo una vida errante que era dificultada por su actitud violenta y depresiva. Su poca atracción por las mujeres le generaba frustración y, a raíz de esto, a los 23 años decidió ir a un psiquiatra.

Viviendo en Armenia, se consiguió un trabajo en una panadería y se trataba en Alcohólicos Anónimos. A su vez, iba a la iglesia de forma frecuente y, en ocasiones, compraba favores sexuales de niños que se prostituían alrededor. El remordimiento lo acompañaba día a día.

A los 23, se trató por una pelea con compañeros de trabajo que lo llevó a perder su puesto. Ahí comentó sus pensamientos suicidas, omitiendo sus preferencias sexuales y sus antecedentes de pedofilia. Por eso, solo se le trató la depresión.

Incluso, según cuenta el investigador, el hombre tuvo una mujer llamada Claudia como compañera mientras trabajaba en un supermercado. Su relación era de apariencias, ya que saciaba sus deseos sexuales violando menores de la población de Quimbaya. Después de un tiempo, no sentía placer con solo violarlos, sino también decidía torturarlos.

El comienzo del Garavito que teme Colombia

Con esos niños, utilizó cuchillas, velas y encendedores para maltratarlos. Eso hacía que Garavito, según contó, pudiera sentirse bien. Así su satisfacción sexual dependía del dolor que infringía en sus víctimas.

Fue después de esto que en octubre de 1992, en Jamundí, cometió el primer asesinato a su nombre. Mientras lo tocaba, el hombre utilizó unas cuchillas que llevó para asesinar a un niño. Desde ahí, no pudo detenerse y, al ver a cualquier niño, decidía que debía matarlo para saciar su necesidad sexual.

Desde ahí, los actos de Garavito se volvieron más sanguinarios, haciendo incisiones en los niños para abrirlos mientras aún se encontraban vivos. Además, amputaba partes del cuerpo como pulgares. Fue así que logró el asesinato y violación de cerca de 200 niños.

La captura

El 22 de abril de 1999, el temido violador y asesino de niños, fue capturado en zona rural de Villavicencio, departamento del Meta. Fue un indigente quien alertó sobre la presencia del criminal, y mientras esperó a las autoridades frustró el abuso y asesinato de un menor de edad que gritaba por su vida.

Después de llevar al menor a zona segura, el hombre avisó a la Policía y tres agentes capturaron a Garavito, quien dio un nombre falso para poder disuadir a la autoridad. Sin embargo, el 20 de julio de ese mismo año, las autoridades relacionaron crímenes pasados y lo identificaron como tal. En noviembre de ese año, el temido asesino en serie confesó ser el autor de 140 asesinatos de menores en todo el país.

Hasta el momento, se ha probado su responsabilidad en el asesinato de 186 niños y la violación de 200 de ellos.

Considerado uno de los peores criminales del mundo y llegando a relevancia internacional por la gravedad de sus crímenes, en 2001 fue condenado a 1853 años y 9 días de cárcel por sus delitos. Esta condena, la más alta conocida en Colombia, no se logró aplicar porque en el país no es viable la cadena perpetua. Por esto, se le conmutó a la pena máxima de 40 años.

De estos solo han pasado 20 años. Sin embargo, en 2006, recibió una reducción a la condena por informar la ubicación de algunos de los cuerpos de los menores asesinados. Por esto, recibió tan solo 24 años de prisión los cuales acabarían en 2025.

En el momento, se conoce sobre su buen comportamiento en la cárcel de alta seguridad La Tramacúa y su fervorosa devoción religiosa tras las rejas. Su posible libertad causó polémica, pero se conoció que tendrá unos años más recluido por orden de un juzgado competente en Valledupar.

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