La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó que abrió un caso en contra del Estado colombiano por su presunta responsabilidad en la desaparición forzosa y muerte del joven colombo-francés, Simón Efraín González, quien fue asesinado en el año 2002 a manos de paramilitares del frente William Rivas del Frente Norte de la Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), así lo conoció la W Radio.
Según la emisora radial, los familiares de Simón acudieron ante la CIDH argumentando dificultades en el acceso a la justicia y la falta de investigación ante la supuesta participación y complicidad de agentes del Estado en la muerte del joven. Los allegados de la víctima además detallaron que durante el proceso de levantamiento de su cuerpo, se presentaron irregularidades y obstáculos por parte de Medicina Legal entregarles el cadáver.
Así mismo, la familia de Simón alegó a la CIDH que los agentes estatales, al parecer, también habrían omitido su deber de evitar el secuestro de la víctima, quien fue llevado a la fuerza a pocos metros de una estación de Policía en Ciénaga (Magdalena), municipio donde posteriormente sería hallado su cuerpo sin vida, así lo conoció la W Radio.
“La Comisión toma nota de que la parte peticionaria aduce que los procesos seguidos ante la Jurisdicción de Justicia y Paz no resultaron efectivos para esclarecer las circunstancias en que ocurrió el asesinato de la presunta víctima”, señaló la decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos conocida por la emisora bogotana.
El viaje a la muerte: La historia detrás del asesinato de Simón Efraín González
Simón Efraín González era hijo de Antonio González Carrizosa, un activista y defensor de derechos humanos, y de Miriam Ramírez García. Según contó el padre del joven en un artículo publicado por Colprensa, debido a su trabajo, en los años 80 fue señalado de tener nexos con grupos armados ilegales, lo que obligaron a que su esposa y su hijo tuvieran que irse a vivir a París, Francia.
Allí, de acuerdo con el relato de Antonio a la agencia de prensa, Simón creció y se educó y fue entre 1992 y 1993 que obtuvo su nacionalidad francesa. Sin embargo, el joven viajaba a Colombia las veces que podía, hasta que en 2002 decidió que se radicaría en su país natal.
El 18 de mayo de ese mismo año, Simón viajó a la capital colombiana para inscribirse en la Academia de Artes de Bogotá, sin embargo, como las matrículas aún no se habían abierto, decidió viajar desde la ciudad hasta Santa Marta para quedarse un tiempo en un finca llamada ‘Gambira’ de una comunidad Hare Krishna.
No obstante, el padre del joven relató al diario La Vanguardia que el mismo día que Simón llegó a la finca decidió que no se quedaría allí pues no le gustó el ambiente que encontró, ya que la comunidad intentó que él fuera miembro de la misma y “él estaba estudiando filosofía oriental en esa época, pero no fue con esa intención.”
El joven que en ese entonces se distinguía por raparse la cabeza, las cejas, y los vellos del cuerpo, decidió volver a Bogotá. Su padre contó al mismo medio que al llegar al casco urbano de Santa Marta fue víctima de robo, por lo que hasta el 20 de mayo retomó su intentó de volver a la capital colombiana pidiendo que lo “llevaran a dedo”. Fue así como Simón llegó a Ciénaga y a partir de allí dijo don Antonio, “no volvimos a saber nada más de él.”
De acuerdo con la reconstrucción de los hechos, el 21 de mayo de 2002 el joven fue detenido por integrantes del Frente ‘William Rivas Hernández’, del ‘Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia’, quienes operaban allí bajo el mando de José Gregorio Mangones Lugo, alias ‘Carlos Tijeras’.
Declaraciones de personas vinculadas a la investigación de la muerte de Simón, señalaron que ese día los paramilitares “retuvieron al forastero (Simón), cerca de la estación de gasolina de la calle 21 con carrera 18, lo amarraron, lo subieron a un vehículo Gran Vitara color gris el cual pertenecía a la organización y lo sacaron de Ciénaga. Al día siguiente apareció muerto por un paraje rural”, así lo conoció Colprensa.
El informe No. 543 con fecha de 24 de mayo de 2002, suscrito por un funcionario del CTI, conocido por la misma agencia de noticias, señaló que el cadáver de Simón fue hallado ese mismo 21 de mayo cerca a las 7:30 de la noche por uniformados de la Policía del corregimiento de Río Frío, en el municipio de Zona Bananera, quienes fueron alertados de la presencia de un cuerpo en una trocha que conducía hacia la Finca ‘La Chavela’.
La familia del joven no supo de su muerte hasta el día 25 de mayo, cuando su madre, Miriam Ramírez, siguiendo sus pasos para obtener información sobre su paradero, llegó hasta Medicina Legal en Ciénaga, donde pudo identificar el cuerpo de su hijo, quien había sido registrado como NN debido a que no portaba identificación.
De acuerdo con el reporte de los investigadores conocido por la misma agencia de prensa, se demostró que el deceso de Simón no se debió a causas naturales, ni tampoco a un accidente, fue clasificado como un acto criminal cometido con sevicia. Según el informe, el joven fue torturado y asesinado con tres impactos de bala. Al parecer, su asesinato habría estado relacionado con la denominada “limpieza social” que realizaba ese grupo criminal.
“El señor Simón González se encontraba en condiciones de inferioridad al momento de ser ejecutado, pues fue retenido en contra de su voluntad, sometido bajo presión y asesinado sin comunicarle los motivos, ni permitirle reacción alguna”, se señalaba en el reporte conocido por Colprensa.
A 19 años del asesinato de Simón Efraín González, su familia pide justicia en el caso pues aseguran en ese entonces se presentaron irregularidades desde Medicina Legal para entregarles el cuerpo de su hijo, y además afirman que hubo omisión por parte de la Policía en evitar el secuestro del joven.
De hecho, posteriormente se conoció que uno de los funcionarios de la entidad, Johnny Estrada Rivera, conocido bajo el alias ‘Rajamuertos’, era integrante del frente paramilitar William Rivas Hernández, y era quien, presuntamente, se encargaba de adulterar las necropsias que llegan al establecimiento.
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