Boyacá: los mejores planes para descubrir su legado indígena

Conozca algunos de los puntos más importantes en la historia de los antiguos muiscas

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Local de venta de artesanías
Local de venta de artesanías de Ramiriquí. Wikimedia Commons/HaseyJDBS

Boyacá es uno de los territorios colombianos que guarda una importante herencia cultural del pueblo muisca, que se localizó en este departamento y el de Cundinamarca. De acuerdo con el Ministerio de Cultura, en el siglo XVI, en el momento de la llegada de los europeos, se calcula que la población de este pueblo era de casi un millón, organizada en 56 tribus, gobernadas por dos caciques.

Allí cultivaban maíz, papa, ahuyama, fríjoles y frutas. Además, fabricaban en barro sus propias ollas, tejían sus trajes de algodón blanco y elaboraban piezas de orfebrería. Tradiciones que aún hoy se conservan en algunas comunidades.

Asimismo, el legado de este pueblo es muy importante en la historia del departamento ya que, para la cosmogonía muisca, su pueblo surgió de los hijos de Bachué, mujer que salió de la laguna de Iguaque. De esta forma, dentro de la cartografía sagrada los muiscas reconocen como lugares encantados la Laguna de Sesquilé, la Laguna de Tota, la Laguna de Guatavita, el Cerro de Monserrate, y en general las sabanas, los lugares arqueológicos y las montañas.

Estos y otros puntos importantes se pueden conocer en un viaje que además permite descubrir los misterios de este antiguo pueblo ancestral. Por eso, hoy en Infobae Colombia le contamos sobre los planes imperdibles en Boyacá para aprender de este legado indígena:

Senderismo en Garagoa

Luego de un recorrido de 45 minutos partiendo de Sutanteza es posible llagar a Garagoa, un municipio que albergó una importante población muisca y que hoy atrae viajeros adeptos al ecoturismo, ya que allí se pueden realizar actividades como senderismo en la reserva natural privada El Secreto, así como subir hasta la cima del Alto de Santa Bárbara, desde donde se aprecia el Valle de Tenza.

Conocer las artesanías de Ramiriquí

La población que se estableció en Ramiriquí fue una de las más importantes de la civilización muisca en Boyacá y fue gobernada desde Hunza (Tunja, ubicada a 48 minutos del municipio), luego de que el mitológico cacique Goranchacha se trasladara allí.

Algunos de sus principales atractivos son el sitio arqueológico de Los Jeroglíficos, el monolito de Camacho, la cascada de Agua Blanca, las aguas azufradas de Hervideros, la piedra de los mil huecos, villa toscana y el puente jusavita, entre otros.

Descubrir la antigua capital de la civilización muisca

Tunja es la capital de Boyacá y fue construida sobre Hunza, centro de la civilización muisca. Algunos de los sitios más atractivos allí son los Cojines del Zaque, la loma de los Ahorcados o alto de San Lázaro, donde el zaque castigaba con la horca las faltas graves de sus súbditos; el pozo de Hunzahúa o pozo de Donato, que comprende una pequeña laguna con fuentes freáticas y cuyas aguas recorren el subsuelo de la ciudad.

Visitar el Templo del Sol

Reconstrucción del Templo del Sol
Reconstrucción del Templo del Sol de Muisca en el Museo Arqueológico de Sogamoso, Colombia. Wikimedia Commons.

Ubicado a una hora de Tunja, es posible encontrar en este municipio el Templo del Sol, un yacimiento de pinturas rupestres realizadas por los antiguos indígenas muiscas. De hecho, el nombre de la ciudad, fundada el 6 de septiembre de 1810, proviene del vocablo Suamox -que significa ‘morada del Sol’-.

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