Este lunes 18 de octubre, la vicepresidente de la República y canciller, Marta Lucía Ramírez, y el Secretario de Estado de Los Estados Unidos, Antony Blinken, tuvieron un encuentro telefónico en el que, de acuerdo con información del Ministerio de Relaciones Exteriores, “los altos funcionarios resaltaron su compromiso por acordar una visión regional común para abordar la crisis migratoria que se vive en la región”
Asimismo, en la reunión se trató el tema de utilizar la conferencia que se llevará a cabo esta semana para tomar medidas concretas que atiendan los retos inmediatos respecto al tema.
En ese sentido, Ramírez reiteró la importancia de crear “un grupo élite de lucha contra la trata de personas e hizo énfasis en la participación de los bancos multilaterales y los países para generar desarrollo y oportunidades en América Latina”. Todo esto, con el objetivo de “frenar el éxodo” y ayudar con la atención a los migrantes, bajo los principios de humanidad y corresponsabilidad entre los países.
De igual forma, propuso adelantar un censo para determinar cuántos migrantes en tránsito hay en Latinoamérica, así como cual sería el costo de su atención y/o retorno.
Por su parte, el secretario Blinken enfatizó en “centrar la conferencia actual en entregables concretos en el inmediato plazo, en beneficio de todos los países participantes, con el compromiso de que esta actúe como primer paso dar una discusión sobre la generación de mejores oportunidades en América Latina en el mediano plazo, así como la concurrencia de entidades multilaterales para la financiación de comunidades y países receptores”.
Cabe anotar que Estados Unidos deportó 7.600 migrantes haitianos que se encontraban en la frontera sur de su país entre el 19 de septiembre y el 9 de octubre, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Los países no pueden seguir mandando migrantes para el norte como si hubiera capacidad ilimitada de recibirlos y absorberlos. Tenemos que ver cómo todos asumimos una parte de la migración propia”, dijo Ramírez a la prensa en días recientes.
El flujo de migrantes, en su mayoría haitianos, ha crecido en los últimos meses, desbordando la capacidad de varios países para brindar atención humanitaria y regular la entrada. La mayoría de los migrantes que atraviesan Colombia provienen de Brasil y Chile, países a los que migraron después del terremoto que afectó a Haití en 2010.
Durante el 2021 se han registrado números históricos de migrantes que se dirigen hacia el norte del continente atravesando una decena de países. Más de 67.100 personas cruzaron la peligrosa selva del Darién, la frontera entre Panamá y Colombia, entre enero y agosto. Además, en las últimas semanas Estados Unidos deportó a miles de migrantes que aguardaban en la frontera sur de su país.
La canciller colombiana informó, también, que habló recientemente con su homóloga panameña, Erika Mouynes, para intentar llegar a un nuevo acuerdo y evaluar la ampliación del número de migrantes diarios que pueden atravesar la frontera debido a que la cuota actual es de 500, lo que ha generado la acumulación de más de 15.000 migrantes en el lado colombiano.
“Hay que incorporar a la Policía, Interpol, también a las fiscalías de otros países porque a las redes de tráfico de migrantes no les importa exponerlos a la muerte, a un naufragio, en situaciones precarias con riesgo de perder la vida”, añadió Ramírez.
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