El 25 de mayo del año 2000, Jineth Bedoya Lima, periodista judicial del diario El Espectador, fue sometida a secuestro, tortura y violación por su labor informativa que daba luz a lo que ocurría al interior de las cárceles en el país. Para estos hechos, se identificaron tres autores materiales del delito: Alejandro Cárdenas, alias ‘JJ’, Jesús Emiro Pereira, alias ‘Huevo de Pizca’, y Mario Jaimes Mejía, alias ‘El Panadero’. El último es señalado de liderar el ataque contra la reportera.
Alias ‘El Panadero’ militó con la guerrilla de las FARC en un comienzo y, después, pasó a hacer parte de las Autodefensas Unidas de Colombia. Antes de los crímenes contra la periodista, habría sido quien orquestó una masacre en el barrio Versalles de Barrancabermeja, ocurrida el 28 de febrero de 1999.
Cojeando y con tan solo 32 años, según narró El Tiempo, dirigió a ocho paramilitares en un atentado que dejó al menos nueve muertos y 25 desaparecidos. Sin embargo, el caso más mediático en el que tuvo responsabilidad fue el de la periodista, para el que fue condenado a 28 años de prisión por parte del juzgado quinto especializado de Bogotá.
La condena, sentenciada en 2016, ocurrió después de que el 2 de febrero de ese mismo año, el paramilitar aceptara su responsabilidad en los delitos de secuestro, tortura y acceso carnal violento. Estos fueron imputados por la Fiscalía General de la Nación, a raíz de los hallazgos en el caso.
En el momento de la condena, ‘El Panadero’ cumplía una sentencia por la masacre en Barrancabermeja. Además, era investigado por falso testimonio en contra de Aristides Andrade, exsenador señalado de ser el autor intelectual de un crimen contra un funcionario público de Barrancabermeja. Por esto la Fiscalía solicitó su exclusión de Justicia y Paz, sistema de verdad para la desmovilización de paramilitares.
En 2017, con intención de entrar en la Jurisdicción Especial para la Paz, el exparamilitar pidió la libertad condicional bajo a Ley 1820 del 2016. Esta petición fue negada.
Los hechos
“Fui abordada por dos personas en la puerta de la cárcel, un hombre y una mujer. El hombre me intimidó con una pistola nueve milímetros, me encañonó, me llevó desde la puerta de la cárcel, en frente de una patrulla de la Policía que en ese momento prestaba seguridad”, indicó la mujer, ante la Corte IDH, sobre su ataque en inmediaciones a la cárcel La Modelo
Después, fue llevada a un lugar cercano a la cárcel, ubicada en una zona central de la ciudad, que en algunos de sus testimonios es descrito como una bodega. Ahí comenzó la tortura.
“Me amarraron, me golpearon, me llevaron en un carro, me sacaron de la ciudad y empezó una larga travesía de muchas horas en las que afronté todo tipo de abusos y torturas”, detalló Bedoya.
Y, en todo momento, se encontró encañonada por un revólver pensando que, al final del secuestro, iba a terminar fusilada por los delincuentes. Después de llegar al lugar, a varias horas de Bogotá, los hombres, junto a unos –uniformados– que ya se encontraban ahí, la violaron en conjunto.
“Y después de eso no sé qué ocurrió, pero ellos me dejaron abandonada en una carretera, casi muerta”, contó Bedoya, quien se describió desnuda y amarrada, sin poder moverse.
Con ayuda de su jefe de ese entonces, Cardona, lograron encontrarla y Bedoya lo califica como quien le salvó la vida. Según le contó a W Radio, el periodista le avisó a la Fiscalía y la autoridad hizo una triangulación de su teléfono celular.
“Empieza todo un operativo para rescatarme. Cuando estos tipos se ven cogidos, es cuando me dejan abandonada. Después de que ya me habían matado. Ahí pasa una parte de la historia que es el después del secuestro”, narró la mujer.
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