Estremecedores relatos de personas LGTBQ+ sometidas a terapias de conversión en Colombia

Son 10 testimonios de personas que fueron víctimas del llamado Esfuerzo de Cambio de Orientación Sexual, Identidad de Género o de Expresión de Género (ECOSIEG)

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Bogotá. 4 de Julio del 2021. Día internacional del orgullo LGBT+. (Colprensa-Mariano Vimos)
Bogotá. 4 de Julio del 2021. Día internacional del orgullo LGBT+. (Colprensa-Mariano Vimos)

Hace más de un año en mayo de 2020, la Fundación Thomson Reuters alertó que una de cada cinco personas LGBTQ+ se había sometido a una terapia de conversión para ser heterosexuales en Colombia, aumentando a una de cada tres personas trans. En el informe también se habló de los altos niveles de angustia psicológica, con uno de cada dos pensando en el suicidio y uno de cada cuatro intentando terminar con sus vidas.

Las llamadas terapias de conversión o Esfuerzo de Cambio de Orientación Sexual, Identidad de Género o de Expresión de Género (ECOSIEG), siguen funcionando en el país a través de algunos centros religiosos. Así lo detalló un reportaje que publicó este 6 de octubre el portal Volcánicas que expusieron 10 testimonios de personas que participaron de este tipo de “conversiones” para ser heterosexuales.

Según Volcánicas, las víctimas en sus testimonios denuncian a organizaciones como la internacional ‘Courage’; la iglesia católica Santa Isabel de Bogotá; la organización “Protege Tu Corazón” del canal de televisión Televid de Medellín, operado por la Congregación Mariana de la Compañía de Jesús; la iglesia cristiana evangélica cuadrangular de Sevilla; la Cruzada Estudiantil Profesional para Cristo de la Universidad Pública de Pereira; y la iglesia Misión Paz a Las Naciones, a la que pertenece el senador y precandidato presidencial John Milton Rodríguez.

Los relatos

En el reportaje se expone que “varias de las víctimas tienen en común que provienen de familias cristianas practicantes, conservadoras, de clase media o baja y cuando empiezan a descubrir su orientación sexual se culpan, a veces por voluntad propia, otras por insistencia de la familia y deben asistir a retiros espirituales o convivencias que los marcan para siempre por los rituales, el bullying y la recriminación de la que empiezan a ser víctimas, usualmente durante la adolescencia”.

Una de las víctimas es Danne, una joven trans que una vez le dijo a sus padres que le gustaba otro chico lo que desencadenó en la búsqueda de una supuesta ayuda.

“Me llevaron a una iglesia cristiana primero, aunque pertenecían a la iglesia católica, por recomendación de unos amigues. Me hicieron una especie de exorcismo de iniciación antes de entrar a la iglesia. Me taparon la cara hasta que me llevaron hasta el púlpito, en la parte de adelante, y empezaron a hacer una serie de oraciones que eran parte del exorcismo”, contó.

Danne tenía apenas 16 años de edad cuando la llevaron a la iglesia católica Santa Isabel de Bogotá, a la cual recurrían como familia con anterioridad. “Ponían a las personas que estaban aprendiendo a que vieran las cosas que estaban mal en mí. Entonces era como un laboratorio muy raro porque les presionaba a que estuvieran allí orando o cantando canciones de iglesia”, relató.

Otro caso es el de Susana, quien a los 12 años descubrió su lesbianismo y desde entonces empezó a experimentar el bullying hasta que la pasaron a un colegio de monjas. A los 17 años tuvo su primera novia y tanto los padres de ella como los suyos, las obligaron a terminar la relación.

EFE/ Sáshenka Gutiérrez
EFE/ Sáshenka Gutiérrez

“Llegué a donde dos señoras de la organización Protege Tu Corazón. Una de ellas hacía un programa de televisión católico que se llama Televid, de orientación juvenil (...) En la primera sesión me preguntaron cuáles eran mis sueños y ahí les dije que mi sueño era casarme con una mujer. Me hicieron escribir eso en un papel, lo quemaron. Me decían que los jeans y los tenis eran ropa de hombre y que eso favorecía el espíritu del lesbianismo”, señaló.

Fue tanta la presión de las religiosas que Susana terminó saliendo con un hombre. “Me llevaron a la fuerza a contar mi testimonio en unos colegios y unos grupos de oración. Me decían que tenía que ir a contar que ‘Dios me había sanado’, aunque yo les decía que no me sentía lista. ‘No es que te sientas lista, es que ya Dios te empezó a sanar y si ya te sientes heterosexual, cuéntalo’”, expuso la víctima.

Kevin es otro de los testimonios que se encuentran en el reportaje de Volcánicas, cuenta que su madre cuando él tenía apenas 18 años lo a la iglesia cristiana evangélica cuadrangular de Sevilla.

“Me preguntaron por qué estaba tan seguro de que era gay y, a mi respuesta, me empezó a decir un montón de cosas horribles, que eso era una blasfemia (...) Ya no me dolía ser gay, me dolía ser yo. Me tenía odio. Cuando estuvimos en la rotación de psiquiatría en la universidad, nos empezaron a hablar de depresión. Durante un año estuve en tratamiento con antidepresivos”, contó el joven.

Víctimas también cuentan que llegaron a una ECOSIEG a través de una clase en su universidad, lo que demuestra que los espacios educativos también son usados para buscar personas que se sometan a este tipo de “conversiones”.

“Muchas ECOSIEG usan el lenguaje religioso para justificar sus prácticas violentas, pero esto no quiere decir que todas las organizaciones religiosas tengan estas prácticas ni que sean representativas de toda la religión”, aclara el reportaje de Volcánicas.

Sobre estas denuncias, el representante a la Cámara, Mauricio Toro, informó que ya están trabajando en un proyecto de ley que prohíba estas prácticas de supuesta conversión.

“¡No podemos permitir que esto siga ocurriendo! Por eso estamos trabajando en un Proyecto de Ley. Porque las mal llamadas #TerapiasDeConversión no son terapias, son prácticas violentas que intentan lo imposible: borrar la identidad de género de las personas”, sostuvo el congresista.

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