Mujeres afrocolombianas que resaltan la ancestralidad, rechazan el racismo y apoyan a productores locales

Infobae Colombia conoció a 10 emprendedoras que, desde el Pacífico, los Llanos y la Amazonía colombiana, buscan realzar diferentes características de las comunidades negras en cuanto a la gastronomía, la estética y la representación social

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Carme Ilse Loango, Verónica Rentería,
Carme Ilse Loango, Verónica Rentería, Nathaly Ibargüen, emprendedoras colombianas. Fotos de redes sociales

En medio de la reactivación económica tras la pandemia por el coronavirus, los emprendimientos de diferentes colombianos también están buscando la manera de regresar a la normalidad. En esta ocasión, Infobae Colombia conoció 10 emprendimientos de mujeres afrocolombianas ubicadas en diferentes partes del país que, más allá de vender de un producto, buscan aportar al fortalecimiento identitario, el desarrollo territorial y a la conservación de saberes tradicionales de las comunidades negras.

Enfocadas en áreas como la belleza, la gastronomía típica y el aporte social; estas 10 mujeres colombianas encontraron, a través de sus emprendimientos, la manera de cambiar un imaginario social que se mantenía hasta la actualidad, en el que las mujeres afro no aportan a la economía nacional más allá de actividades de servicio o de cuidado.

Por el lado de la gastronomía, nos encontramos con emprendimientos que, además de innovadores, resaltan saberes y sabores ancestrales de los pueblos afrocolombianos. En primera medida está Chocomueicg, un emprendimiento que, a través del chocolate orgánico creado con cacao cultivado en el municipio de Guapi, Cauca, con el que brinda oportunidades a mujeres negras e indígenas, así como a los productores de cacao del municipio.

Carme Ilse es una docente que decidió crear un negocio de confitería, pero su producto se transformó en pastillas de chocolate de mesa, el cual cultivan y preparan basándose en saberes ancestrales de manera artesanal. “Uno de nuestros propósitos es recuperar uno de los productos de la canasta familiar y devolver la esperanza a los cultivadores de cacao del municipio … poder dar fe de que con cultivos lícitos podemos sostener a nuestras familias y generar la tranquilidad que hemos perdido en las zonas rurales por el narcotráfico y el conflicto”, explicó la emprendedora señalando que detrás de cada pastilla hay mujeres cabeza de familia que con un molino y sus propias manos realizan todo el proceso.

También está Quilombo Ancestral, un negocio de reposteria creado por Nathaly Ibargüen, quien sorprendió a los caleños con unos productos como panes, cocadas, tortas, entre otros, totalmente veganos y con sabores tradicionales como el borojó y el chontaduro. “Ofrecemos productos artesanales como cocadas, galletas y ají de borojó completamente veganos, pero con ingredientes autóctonos de nuestra identidad afro, por ejemplo algunos de nuestros panes tienen dulce de chontaduro”, explicó la emprendedora caleña.

Para esta mujer, conservar los sabores que por años han pasado de generación en generación por la población del Pacífico colombiano genera identidad. Este emprendimiento tiene sus tiendas físicas en Cali y Medellín, al resto del país, como Bogotá, llegan a través de envíos nacionales. Además de apoyar a productores locales que le suministran sus ingredientes tradicionales, Quilombo Ancestral también es una academia de cocina, pues brindan clases para quienes estén interesados en aprender a preparar este tipo de productos gastronómicos.

También está Herencia Guapireña, quienes están especializados en la preparación de la bebida declarada patrimonio de las comunidades afro, el viche que viene desde San Antonio de Guajui en Guapi, Cauca. Es un emprendimiento familiar que se dedica a la producción y comercializacion de esta bebida artesanal, pero con una importante diferencia: son 11 bebidas las que se ofertan en las que se pueden encontrar Crema de borojó, Viche puro, Licor de hierbas y cremas de viche con sabor a café o maracuyá, entre otras.

Por el lado de la belleza, la enfermera Verónica Rentería de Cali emprendió en 2013 un negocio con la necesidad personal de aprender a cuidar su cabello afro. Alma de Coco inició con, como su nombre lo indica, productos a base de aceite de coco para el cuidado del cabello, pero a lo largo de los años la gama de productos ha crecido, así como su impacto en las mujeres.

“Detrás de cada producto hay un proyecto investigación, quiero que la estética sea geográfica. Yo me fui a vivir al Amazonas, a Guainía, a Caquetá y rescato materias primas de estas zonas para crear mis productos, a través de los cuales narró las historias y conflictos de las mujeres negras en estos territorios”, señaló a este medio Rentería y resaltó que sus productos no solo están dirigidos a mujeres negras y que, de hecho, tiene un lugar físico en Bogotá llamado salón turquesa, donde mujeres y hombres pueden conocer cada proyecto detrás de sus productos.

Por otro lado esta Same-e, un emprendimiento creado por Marlody Quiñones y que nació en el Caquetá a través de la Fundación Funamu, también creada por Quiñones a raíz del desplazamiento que sufrió junto a su comunidad desde el Caquetá hasta Florencia, crearon una red de confección que genera oportunidades a mujeres afro cabeza de familia.

“Somos una población afrodescendiente en la Amazonía, donde muchos no saben que existe población afro que, además de apoyar a mujeres, también visibilizamos lo que es ser negro, las huellas afrodiaspóricas que conservamos, pero es una moda étnica que no busca vestir étnicos, buscamos ser inclusivos y reconocemos que vivimos en un país pluriétnico”, explicó la mujer.

También está la diseñadora de modas Nia Murillo y Kayli Lona, un emprendimiento creado por Jhailynd Chaverra, ambas oriundas del departamento del Chocó. La primera, desde hace más de 10 años está representando en sus prendas a sus ancestros africanos a través de telas traidas desde Kenia, conocidas como telas Wax, con las cuales crea diferentes prendas.

Mientras que la segunda, a través de los oficios y técnicas ancestrales del tejido colombiano, crea piezas únicas como carteras para mujeres, billeteras para hombres y demás accesorios, y recientemente incursionó bordando accesorios para el hogar que están realizados por marroquineros, artesanos colombianos y poblaciones indígenas como las mujeres Kunas.

También está Minawa, un emprendimiento que es el ejemplo perfecto de la importancia de la representación de las comunidades afro en los juguetes de los niños y niñas colombianos. Minawa es un propuesta etnoeducativa que, a través de la creación de ‘muñeques’ textiles pluriétnicos e interculturales hechos a mano los más pequeños de las casas tengan un juguete que tenga una carga histórica y ancestral.

Por otro lado, están las mujeres que conforman el grupo musical Semblanzas del Río Guapi, ganadores del Festival Petronio Álvarez en el año 2014 y 2015. Esta agrupación está comprometida con la trascendencia cultural por medio de la música y de la elaboración de instrumentos musicales con material reciclable.

“Nuestras canciones cogen vivencias del Pacífico, hablamos del conflicto armado, del medio ambiente y demás peleas que se viven en nuestro territorio. Buscamos quitarle los niños y adolescentes a la guerra, y ponerlos a favor de la paz, ocupando su tiempo libre en proyectos pedagógicos como la creación de los instrumentos”, explicó Libia Sinisterra, una mujer integrante de este grupo.

Con este mismo sentido, nació la Fundación Red de Mujeres Afroamazónicas - Ubuntu, un emprendimiento realizado por mujeres amazónicas que busca promover la reivindicación y respeto de los derechos humanos. Ellas ideran procesos pedagógicos y culturales que tienen la intención de dar visibilidad a las poblaciones negras que habitan en el Amazonas, abriendo sus propios espacios de participación como una biblioteca étnica comunitaria, la venta de productos de la comunidad afro y la exploración de la gastronomía afro.

Actualmente, ellas están llevando a cabo una iniciativa en sus redes sociales con el hashtag #YoComproAfro, por medio del cual quieren que sus emprendimientos, ubicados en los departamentos del Pacífico colombiano, los Llanos y la Amazonía, lleguen al resto del país.

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