El 17 de mayo del 2001, la explosión de un carrobomba terminó con la vida de ocho personas, en el Parque Lleras, ubicado en la zona conocida como El Poblado, en Medellín. Sobre las 10:02 p.m. de ese jueves, recuerda el diario El Colombiano, un automóvil cargado con 60 kilos de dinamita explotó y, además de las víctimas fatales y los daños materiales, dejó 144 heridos. Alejandra Giraldo, presentadora del noticiero del Canal Caracol, era apenas una adolescente cuando sobrevivió a esta tragedia. Entre los ocho fallecidos se identificaron a cinco mujeres y tres hombres.
Según recordó la comunicadora, en una entrevista con el programa de farándula y chismes de esa misma cadena televisiva, ‘La Red’, por aquellos días, se encontraba cursando grado 11 en el colegio. Ese jueves, cuenta ella, fue a cine a ver ‘Miss Simpatía’, película protagonizada por Sandra Bullock, a las salas de El Tesoro. Más tarde, ese mismo día, Alejandra habló con sus amigos y quedaron de verse en el Parque Lleras, lugar que, horas después, sería violentamente atacado. Giraldo le contó a los micrófonos del programa que su mamá sabía que iba a cine, pero que no estaba enterada de sus planes luego de ello.
Mientras departía con sus amigos, Juan Esteban, uno de ellos, y a modo de premonición, cuenta Alejandra, manifestó: “qué pereza este montón de gente. No falta que por hacerle un atentado a alguien, caigan muchas personas”. La presentadora cuenta que luego de estar un largo rato a las afueras del restaurante al que pretendían ingresar, entraron al establecimiento y se ubicaron en la terraza de allí. “Nos sentamos, ella me presentó a sus amigos, y yo le dije, ‘vamos al baño’. Me paré y avancé unos pasos. Recuerdo que volteé por este lado y le dije, ‘Marce, vamos’, como para darle la mano, y cuando ella me estiró la mano, ‘bum’”, detalló Giraldo.
Luego de recuperar la consciencia y abrir sus ojos, cuenta Alejandra, todo a su alrededor estaba fuera de control. La presentadora comentó que se escuchaban gritos, llantos, sirenas de ambulancia, y demás sonidos aturdidores que, al mismo tiempo, se escuchaban vacíos. “Es algo muy extraño”, calificó. Mientras trataba de saber que estaba ocurriendo, relata ella, se da cuenta de que sus brazos y piernas estaban llenas de sangre: su cuerpo tenía varias esquirlas. Cuando logró ponerse de pie, Alejandra fue al baño y, al verse al espejo, comenzó a llorar.
En medio de la confusión, Alejandra sale del baño y empieza a buscar las formas de abandonar el restaurante. Llegando a la puerta para irse de allí, Giraldo se encuentra con su amiga que, también herida, cubría su cara con una de sus manos. “¿Qué tengo en la cara?”, le preguntó la joven a Alejandra, mientras se descubría su rostro, Giraldo, atónita, se da cuenta que su amiga había perdido uno de sus ojos.
Ambas recibieron ayuda médica. Alejandra, quien llegó a ser atendida a un centro médico cercano, fue valorada por los médicos que se dieron cuenta de que su mandíbula estaba desencajada, además, la presentadora había perdido su visión media. Los especialistas de la salud sacaron, con un depilador, y una a una, las esquirlas que se encontraban en el cuerpo de Giraldo.
Cuando ya se encontraba mejor, Alejandra llamó a su mamá para confirmarle que se encontraba bien, sin embargo, lo primero que recibió fue un fuerte regaño de su preocupada mamá: “¿En dónde estás ‘culicagada’?”, recuerda Giraldo.
Luego del atentado, cuenta la presentadora de noticias, se enteró de que los responsables del atentado había sido una organización criminal a la que se le conocía como ‘La Terraza’, que delinquía, particularmente, en el nororiente de Medellín. “Yo seguí, yo volví al colegio. Era mayo, yo me graduaba ese año. Luego fui a la universidad. Yo seguí mi vida”.
Alejandra asegura que siguió su vida con normalidad, sin embargo, durante un tiempo, los sonidos fuertes la asustaban, por ejemplo, escuchar los ruidos del vuelo de un avión la ponía nerviosa. Actualmente, Giraldo, según lo que contó en ‘La Red’, siempre identifica las salidas de emergencia de los lugares que visita. Así mismo, las cicatrices de sus piernas le recuerdan lo que ocurrió en aquellos días, sin embargo, el proceso de aceptación de lo que ocurrió ya concluyó, y Alejandra continúa trabajando y haciendo lo que más disfruta.
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