Íngrid Betancourt, excandidata presidencial y exsecuestrada por las Farc, es una de las fichas clave para las alianzas alternativas de cara a las elecciones de 2022. Su significado en política, la propuesta del extinto Partido Verde Oxígeno y la autoridad sobre temas de paz es buscada por el centro y por la izquierda. Sin embargo, todo apunta a que su candidato será Alejandro Gaviria y se sumaría a la baraja de la Coalición de la Esperanza.
Este trayecto es distinto al que tomó en 2018, año en el que decidió irse con el entonces candidato Gustavo Petro en segunda vuelta. Su argumento para depositar su confianza en Petro era, esencialmente, un apoyo a los Acuerdos de Paz. Su decisión fue desencadenada porque contrincante y su colectividad, el ahora presidente Iván Duque y el Centro Democrático, tenían una narrativa que pretendía limitar o detener la implementación de lo firmado por Juan Manuel Santos en 2016.
A pesar de los acercamientos de Betancourt al centro, Petro sostiene que el voto de la exsecuestrada será, finalmente, para él. En una alocución de campaña en la Plaza Nariño de Pasto, capital del departamento, el político se dirigió a una multitud de personas para hablar sobre problemáticas a solucionar en el país.
Para el mismo, en el que estuvo acompañado por la precandidata Francia Márquez, el líder del Pacto Histórico habló sobre la postura crítica de Betancourt, la cual se conoció en las últimas horas y fue difundida por medios nacionales e internacionales.
“Yo, la verdad, prefiero hablar con ella personalmente que escuchar la versión intermediada de lo que ella dijo. (...) Porque recuerde que Íngrid Betancourt votó por Gustavo Petro en el año 2018 y creo que volverá a votar”, aseveró el precandidato por la coalición de la centro izquierda.
Esta afirmación surge después de que Betancourt, en entrevista con CM&, calificó a Petro como un extremo y señaló el riesgo de expropiación que algunos sectores perciben. “Petro tiene una concepción del país en el cual hay que llegar a tumbar todo, llegar a hacer una limpieza, pero pasando cuentas de cobro y expropiando, haciendo de la política tributaria una especie de instrumento punitivo para pasar cuentas de cobro, y no queremos eso”, aseveró la mujer ante el noticiero.
El cambio de postura
Sin embargo, antes de su reunión con Gaviria, en junio de este año, la exsecuestrada se distanció en algunas posturas pero aseguró que es una persona con ideas interesantes para Colombia. “Gustavo es una persona que tiene unas iniciativas para Colombia muy interesantes, es un hombre muy inteligente, muy culto, que se ha dedicado a reflexionar sobre el país. Entiendo que hay unas cosas que el quiera reformar, pero hay otras en las que no estoy de acuerdo”, dijo para Mañanas Blu.
Además, sobre las advertencias de varios sectores de una posible emulación del régimen venezolano, Betancourt descartó los miedos pero rechazó matices de su discurso. “No creo que él sea chavista ni que vaya a imponer un proyecto de corte venezolano revolucionario, él está por encima de eso. Al mismo tiempo, me parece que él tiene posibilidades por el arraigo social que tiene de hacer mucho bien y lo que veo es que de alguna manera tiene un discurso incendiario que no necesitamos en este momento”, indicó Betancourt para el mismo medio.
Después de la reunión en el el apartamento del abogado Martin Carrizosa, jefe de campaña del precandidato Alejandro Gaviria, se consolidó un posible apoyo para que el exrector llegue a la Presidencia de la República. Sin embargo, al pasar la segunda vuelta y en caso de que el economista no figure entre los dos opcionados, se definirá la postura final de Betancourt.
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