Playas de Antioquia buscan potenciar su vocación turística en el Caribe colombiano

La costa antioqueña guarda hermosos paisajes playeros, poco conocidos e ideales para disfrutar en conexión con la naturaleza

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Necoclí, Antioquia. Jukahogo/Wikimedia Commons
Necoclí, Antioquia. Jukahogo/Wikimedia Commons

Antioquia es un departamento conocido por sus hermosas montañas y acogedores pueblos que exaltan la tradicional cultura paisa. Aún así, eso no es todo lo que tiene por ofrecer ya que en su área marítima cuenta con la segunda línea costera más grande de Colombia; pensando en ello, la Secretaría de Turismo lanzó la estrategia Antioquia tiene Mar.

Con la puesta en marcha, la Administración Departamental “busca potenciar el turismo responsable y sostenible, que impulse el desarrollo económico y social de la región, resaltando la importancia de conservar los ecosistemas ubicados alrededor del mar que bordea el departamento”.

“Además de montañas y ríos, somos mar. En la costa antioqueña tenemos un potencial turístico que debemos desarrollar, cuidando la riqueza natural de nuestra costa”, agregó Sergio Roldán, Secretario de Turismo de Antioquia.

La zona está conformada en total por 515 kilómetros de costa y más de 290 kilómetros de playa que dan vida a una notable riqueza natural. “A esto se suma el poder de sus tradiciones y su gastronomía que hacen que este territorio sea mágico”, detalló la Gobernación de Antioquia.

Uno de los territorios con mayor potencial turístico en la costa antioqueña es el Urabá, una subregión privilegiada por sus paisajes y su riqueza natural. Allí es posible conocer el Golfo de Urabá, “que puede ser considerado como el complejo estuario más grande de todo el Caribe colombiano, el cual alberga los manglares más desarrollados de este territorio”.

Asimismo, el área es considerada como un destino posconflicto ya que históricamente ha sido víctima de distintos actores armados. Por ello, se ha mantenido prácticamente aislada por décadas, un aspecto que ha empezado a cambiar en los últimos años.

Actualmente, el turismo en municipios como Turbo, Chigorodó, Apartadó y Mutatá ha permitido que las comunidades creen nuevas formas de economía mediante programas gubernamentales como el de Turismo y Paz.

Este territorio es reconocido además por sus hermosas playas vírgenes y grandes plantaciones de banano, donde los viajeros pueden realizar actividades ecoturísticas como avistamiento de aves, pesca artesanal o muestras gastronómicas y culturales.

A esto se suma la formación coralina del municipio de Necoclí, que sirve como zona de alimentación y protección para muchos organismos, algas, esponjas y más de 52 especies de peces. También se ha desarrollado una tradición de pesca artesanal de la cual viven cerca de 2.500 pescadores y sus familias.

Según resaltó Jairo Zapata Martínez, Director Corporación Académica Ambiental de la Universidad de Antioquia, todo este potencial turístico inmerso en la naturaleza debe generar consciencia para la protección y conservación de los diferentes ecosistemas marinos que se encuentran a lo largo de la costa antioqueña:

“Desde Bocas de Atrato con su gastronomía y cultura; el distrito de Turbo con su playas en La Martina, Playa Dulce y su tradición alrededor del cangrejo azul; Necoclí con la Ensenada de Rionegro, los bajos coralinos en Punta Caribana; San Juan de Urabá, con sus extensas playas; hasta llegar a Arboletes con su volcán de lodo que hace parte de una cadena de 19 volcanes de lodo en Antioquia y que se extiende al departamento de Córdoba”.

La estrategia se gestó como un esfuerzo interinstitucional entre la Gobernación de Antioquia, la Universidad de Antioquia y la Corporación Turística Urabá Darién Caribe, con el apoyo de las Alcaldías de Necoclí, Arboletes, San Juan de Urabá y Turbo.

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