Convencidos de que el ejercicio del diálogo aportará “claves” para comprender el momento histórico que afronta Colombia, el expresidente Juan Manuel Santos e Ingrid Betancur, excandidata presidencial, exsenadora y fundadora de la primera iteración del Partido Verde en el país, se reunieron en Madrid para lanzar ‘Una conversación pendiente’, un libro fraguado en el aislamiento global de 2020.
Santos y Betancourt iniciaron el proyecto mientras ambos conversaban sobre historia de Colombia a través de la plataforma Zoom. Distanciados entre Inglaterra y Colombia, ambos coincidieron en que las charlas debían encauzarse hacia el testimonio, por lo que la figura de Juan Carlos Torres cobró relevancia como un moderador que dirigió a ambos protagonistas hacia los terrenos de la violencia y la paz, así como al legado que aspiran entregar a los colombianos.
En la presentación ante un auditorio ávido de escucharla, Betancourt insistió en que su documento aportó esas claves que eluciden la comprensión del presente nacional: “Es un libro específicamente importante para la coyuntura de hoy, de la actualidad colombiana, una mirada que nos permite nutrirnos del pasado para saber qué está pasando”.
Por parte de Santos, quien fungió como ministro de Defensa cuyo logro máximo fue la libertad de Betancourt en 2008 en la ‘Operación Jaque’ que ella misma definió de ‘perfecta’, la figura de Ingrid representa “algo que el mundo necesita, que es la capacidad de perdonar, de reconciliarse, de dejar a un lado los odios (...) y le dije: ‘Escribamos esto, porque es un mensaje de esperanza’”, como lo destacó el expresidente colombiano.
Una ‘Conversación pendiente’ no buscó un consenso sobre las generalidades del acontecer colombiano, como lo recalcó Santos en Madrid, sino que puso a la luz los disensos que sostiene con Betancourt, lo que otorgó un aire de contrapunto de ideas en el que la figura de Torres como moderador destacó dichas diferencias.
Para Betancourt, la presencia de Torres aportó tanto en el tono como en el acercamiento en lo que pudieran haber sido diferencias insalvables entre dos interlocutores, reconocidos como grandes conversadores por la opinión pública, pero también tercos e insistentes en sus posiciones.
Torres, de acuerdo con Santos, “nos ayudó muchísimo a poner un tono conciliador”. Betancourt insinuó que el esbozo del libro era otro antes de ponerse en la conversación pura y dura, pero la persistencia, la amistad y la complicidad entre ambos, abonaron un terreno separado por la distancia geográfica. “Además, nosotros fuimos muy críticos con nosotros mismos”, señaló la escritora afincada en Oxford ante el resultado final.
El vínculo fraguado en el desenlace de la cinematográfica ‘Operación Jaque’ fue revisitado por los protagonistas en las páginas de su libro con anécdotas que permiten al lector encontrar la faceta humana de ambos.
El expresidente se permitió recordar los momentos previos al encuentro con Betancourt, en camino a Catam luego de concluida la operación militar:
Cuando entré al avión, la primera persona que estaba enfrente era Ingrid, y ese abrazo (que le di) todavía la sangre me hierve, porque fue uno de los momentos más emocionantes. Salimos del avión, la tomé de la mano, le pregunté qué quería, y me dijo que un cigarrillo y un yogur; entonces nos sentamos en un andén a fumar un cigarrillo y a comer un yogur
De otra parte, Betancourt no olvidó que Santos le dijo “te tengo una sorpresa” y le pasó el teléfono para que hablara con su madre tras años de secuestro: ”Es increíble que a Juan Manuel y mí nos haya tocado vivir tantas cosas fuertes juntos”, afirmó poniendo de relieve que fue ella quien llamó en una madrugada al por entonces presidente de Colombia para avisarle “que se había ganado el Premio Nobel de la Paz”.
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