Este mes se lanzó, a través de YouTube, la serie documental ‘Con los Pies en la Tierra’, una producción hecha en el Catatumbo, Norte de Santander, y que busca mostrar el papel de la mujer campesina en las luchas sociales de la región, en la defensa de la vida, la organización política y el establecimiento de la soberanía alimentaria. La serie pretende retratar las difíciles situaciones que pasan las mujeres rurales en un entorno en el que se ha normalizado la violencia intrafamiliar, flagelo que, en el 2020, a causa de la pandemia, aumentó.
“Es una apuesta de llevar a la mayor cantidad de personas las historias de María, Marina y Andrea, protagonistas de la serie audiovisual, cuyas cotidianidades son compartidas por miles de mujeres que en el Catatumbo se enfrentan a diversas problemáticas, pero que con su fuerza las enfrentan y, en colectivo, buscan alternativas para superarlas”, afirman las organizaciones productoras de la serie documental.
De acuerdo con María Ciro Zuleta, una de las mujeres que inspiró la historia, y que ha dedicado su vida al trabajo comunitario, en entrevista con la Revista Semana, el filme cuenta las tres historias con el fin de reivindicar las luchas de las mujeres para que no sigan siendo relegadas.
“En la región se siente fuertemente la violencia estructural contra las mujeres y en la zona rural eso se traduce en un empobrecimiento de las mismas. Así que esta producción permite entender que nosotras tenemos propuestas productivas que aportan y muchas capacidades. Solo deben respaldarse a partir de políticas públicas estructurales e incluyentes”, destaca.
En el primer capitulo, que se estrenó el jueves 9 de septiembre, se narra la historia de Sonia Cifuentes, una mujer líder que hace parte del equipo de derechos humanos de la Asociación Minga. Cifuentes fue una de las mujeres que direccionó la construcción de la idea, el rodaje, la edición y el trabajo del lanzamiento del documental.
Es importante recordar que, según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el país hay 11.969.822 personas de población rural, de esa cifra, 5.760.524 son mujeres, lo que representa el 48,13 por ciento. Aunque el porcentaje de población entre hombres y mujeres es casi el mismo, el género femenino ha tenido más dificultades en acceso a la educación, trabajo y superar aspectos como discriminación, violencia de género, entre otros.
Por ejemplo, de acuerdo con la cifras oficiales, el 35 por ciento de las mujeres rurales no tiene ningún nivel de estudios, el 30 por ciento ha terminado la primaria y los porcentajes continúan reduciéndose, a medida que aumenta el nivel de escolaridad. Solo el 9 por ciento de ellas ha estado en educación secundaria, el 5 por ciento en una educación técnica y el 0.4 por ciento ha logrado llegar a la educación superior.
A esto se le suma el informe del Cinep llamado ‘Violencias basadas en género contra mujeres rurales’ que explica que la violencia basada en género se cruza con las dificultades del campo como son el acceso a la tierra, informalidad laboral, la tasa de analfabetismo en el campo, escasez de recursos económicos y la falta de oportunidades para el área rural; lo que empeora su situación y las pone en un lugar de desventaja constante. En la pandemia aumentaron las cifras de violencia en un 123% en zonas rurales y comunidades indígenas y afro.
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