La cáustica pluma que no dejará de quemar: falleció el periodista colombiano Antonio Caballero

El columnista y caricaturista del medio independiente ‘Los Danieles’ falleció en la tarde de este viernes 10 de septiembre

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El reconocido periodista colombiano Antonio Caballero, una de las plumas más críticas y mordaces del país, falleció en la tarde de este viernes 10 de septiembre en Bogotá luego de permanecer los últimos días hospitalizado por graves complicaciones de salud.

El autor de ‘Sin Remedio’, quien fue columnista y caricaturista de la revista Semana durante 24 años, será recordado en el país como una de las pocas voces independientes que a través de su columna dominical arremetía contra los poderes, alababa las corridas de toros y aullaba por la legalización de las drogas ilícitas.

A través de los textos de Caballero, nacido en 1945 en una de las familias más tradicionales de la capital, se puede hacer un recorrido por la historia reciente del país mediante uno de uno de los lentes más auténticos y ácidos que interpretaba los hechos políticos y la realidad de Colombia con una impecable destreza literaria y agudeza intelectual.

Hijo del reconocido escritor Eduardo Caballero, sobrino del columnista Lucas Caballero, más conocido con el seudónimo de Klim, y hermano de la también escritora Beatriz Caballero y del artista Luis Caballero, cultivó su talento a través de las pasiones de los obstinados: las artes, la escritura, la lectura y la historia.

“Es la hora de morir. Sentado sobre el coxis, con la nuca apoyada en el filo del espaldar de la cama y los ojos mirando el techo sin molduras, Escobar se esforzó por no pensar en nada. Que el universo lo absorbiera dulcemente, sin ruido. Que cuando Fina al fin se despertara hallara apenas un charquito de humedad entre las sábanas revueltas”, escribió Caballero en su relato de Bogotá de los años ochenta “’Sin Remedio’.

Su obra periodística fue desarrollada en algunos medios europeos como Cambio 16 de España y la BBC de Londres, la Agencia Francesa de Prensa (AFP), The Economist y El País de España donde fue colaborador, así como en destacados los medios nacionales como la revista ‘Alternativa’, El Tiempo, El Espectador y la revista Semana.

Su trabajo fue reconocido con un Premio de Periodismo Simón Bolívar en 1994 por sus caricaturas políticas y fue compilado en libros como “15 años de mal agüero”,1996, “No es por aguar la fiesta” de 1999 y “El oficio de opinar” de 2016, que tuvo gran acogida en América Latina y en el país por su agudeza al retratar sus comedias.

“Quieto en la cama vio el lento ensombrecerse del día, las agrias nubes grises crecer sobre los cerros, el trazado plomizo de las primeras gotas de la lluvia, pesadas como piedras. Tal vez hubiera sido preferible estar muerto. No soportar el mismo día una vez y otra vez, el mismo sol, la misma lluvia, el tedio hasta los mismos bordes: la vida que va pasando y va volviendo en redondo”, Antonio Caballero en “Sin Remedio”.

Estuvo en contraposición de los poderes, sin importar la orilla, rechazó las intervenciones de los Estados Unidos y la violencia, se burló de los mandatarios y sus mentiras, y defendió la “fiesta brava” y la vida le fue en ello, Caballero publicó “Los siete Pilares del Toreo” en 2003 y “Torero en el Sillón” en 2010, donde declaró su amor por los toros y su férrea admiración por las banderillas, los picadores y trajes de lentejas.

Antonio Caballero, periodista y columnista colombiano. / Colprensa
Antonio Caballero, periodista y columnista colombiano. / Colprensa

“Historia de Colombia y sus oligarquías” fue su último texto publicado en 2018 en el que recoge sus letras añejas y su perfeccionado oficio de opinar, en el que desanda los pasos de una Colombia por su historia y se burla de ella, en el que hace lo que hizo toda su vida con la certeza de quien se sabe absuelto de culpas y consagrado como escritor.

“Y si se acaba la vida, faltan las reencarnaciones. El previsible despertar de Fina, el jugo de naranja, el desayuno. Cada día pasaban menos cosas, y cosas más iguales, como si sólo sucedieran recuerdos. Al despertarse cada día tenía siempre la boca llena de un sabor áspero de hierro, la garganta atascada como un caño oxidado de sulfatos”, concluyó Caballero en una de sus páginas de “Sin Remedio”,

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