Este jueves 2 de septiembre, la Comisión de la Verdad realizó el encuentro ‘El conflicto armado en las universidades: generaciones que no se rinden’, con la intención de reconocer las violencias que se cometieron contra el sector universitario durante el conflicto armado en Colombia.
En este evento, que se desarrolló en la Universidad Industrial de Santander (UIS), en Bucaramanga, se abordaron casos como las masacres del Colectivo 82 en Bogotá y del 26 se septiembre de 1971 en Cali; la guerra sucia contra los estudiantes de la Universidad de Antioquia en los ochenta y de la Universidad del Atlántico en los noventa; y el plan pistola contra miembros de la UIS en los 2000.
“Este encuentro es una representación de los que hoy no están y siempre soñaron con una Colombia más justa, fraterna y humana. Esto es para las nuevas generaciones, para mantener viva esa memoria y la lucha del movimiento estudiantil. Memoria, verdad y justicia”, señaló en su intervención uno de los sobrevivientes de la Universidad de Antioquia, Gustavo Francisco Marín.
Esta violencia que se registró contra estudiantes, profesores y trabajadores de los centros educativos provenía de grupos ilegales y legales como los paramilitares, la guerrilla y la fuerza pública que durante los últimos 50 años utilizaron la intimidación, la estigmatización, la persecución, el silenciamiento y el asesinato en contra de esta población.
En el evento participaron varias víctimas de diferentes lugares del país, que durante sus intervenciones reconocieron sus procesos de resistencia frente a estos actos de violencia y exigieron la verdad con relación al porqué estos lugares se convirtieron en escenarios de la guerra en los que fueron asesinados entre 1962 y 2011 al menos 588 jóvenes del movimiento universitario.
Asimismo, participaron algunos de los actores de estos hechos que reconocieron su responsabilidad frente a la violencia cometida contra esta población, que vio afectada la construcción del pensamiento crítico y democrático; interrumpida la libertad de cátedra; la generación de conocimientos; y cortada la relación entre la universidad y el resto de la sociedad colombiana.
“Durante mi vida profesional entregada desde la Policía hacia los colombianos tengo que reconocer hoy que en muchos casos nos equivocamos y esas equivocaciones me llevan a pedir perdón. La universidad no estuvo exenta y fue estigmatizada. Cuando fui director de inteligencia contribuí a estigmatizarla por considerarla afín a grupos armados. Que error tan grande”, aseguró el exvicepresidente de Colombia y exdirector de la Policía Nacional, general Óscar Naranjo.
Dentro de los actores armados que cometieron la mayor parte de los asesinatos contra la comunidad universitaria entre 1962 y 2011 sobresalen los agentes del Estado, que son responsables del 36,5 % de los asesinatos, seguidos por los paramilitares que son responsables del 29,46 % y las guerrillas que cometieron el 0,8 %, dentro de las víctimas 96 de estas eran mujeres estudiantes que fueron asesinadas en su mayoría durante los años más violentos, entre 1988 y 2002.
“El ELN, el M-19 y el EPL percibieron a las universidades como un lugar para reclutar y empujar procesos de movilización y en eso mataron gente. Las insurgencias profundizaron la guerra y la violencia en las universidades, sembraron el miedo y profundizaron la estigmatización contra las universidades, docentes, funcionarios y estudiantes”, indicó el presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita, Francisco de Roux.
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