Fallecido en Bogotá en las últimas horas de agosto, el autor de Salón Júpiter y otros cuentos y el laureado Premio Nacional de Novela 2020, Aves Inmóviles, Julio Paredes Castro, dejó tras de sí un legado versátil en la literatura colombiana contemporánea.
Paredes, un transeúnte capitalino cuya presencia ubicua se apreciaba detrás de los anaqueles de las librerías de viejo y las bibliotecas Luis Ángel Arango y Virgilio Barco, impartiendo lecciones de escritura o seduciendo un auditorio en México, fue un escritor de escritores, y hasta el último de sus días predicó con el ejemplo.
Como editor y traductor al menos tres generaciones de colombianos descubrieron un continente de escritores gracias al derroche de buen gusto que Paredes profesó en Editorial Norma durante la década del noventa y como coordinador editorial del programa Libro al viento de la Alcaldía de Bogotá.
En Norma tuvo bajo su guía la colección Prisma, una de las más completas panorámicas de la literatura latinoamericana de fin de siglo, en la que vieron la luz obras de Ricardo Piglia y William Ospina, entre otros autores del continente.
En dicha editorial publicó su segundo libro como parte de la otra colección emblemática que sedujo al público en esos años: La otra orilla. La guía para extraviados (1997), que contó con el apoyo de Colcultura, compartió anaqueles con El santo oficio de la memoria, de Mempo Giardinelli, publicada ese mismo año para la región.
En su labor de traductor, introdujo al lector suramericano a la obra de Alice Munro, Thomas Cahill y Oliver Sacks, autores que eran discutidos con fervor en el ámbito anglosajón, todos para la colección Vitral, de Norma.
De Cahill tradujo dos textos que parecían escritos por él mismo, dada su pasión por el medioevo: De cómo los irlandeses salvaron la civilización y Navegando por el mar del vino; de Sacks, cuya fama en el noventa fue inaugurada por la película Despertares, protagonizada por Robert de Niro y Robin Williams, cabe resaltar que Paredes fue pionero en verter la obra del neurólogo al castellano: Un antropólogo en Marte y El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, aparecieron de este lado antes que sus ediciones españolas.
De la canadiense, premio Nobel de Literatura en 2013, cuya sobriedad lingüística la emparenta con el colombiano, Secretos a voces, una colección de cuentos que evoca amores perdidos, fue otro de los ejercicios de virtuoso que Paredes acometió en sus años con Norma.
Cabe destacar que dichas colecciones en sus ediciones originales se encuentran descatalogadas o son de difícil consecución, muchas de ellas en bibliotecas o librerías de viejo, mismas que Paredes frecuentaba en sus paseos de transeúnte.
Su segundo hito fue hacerse cargo de la estrategia de promoción de la lectura Libro al viento de la Alcaldía de Bogotá.
Nacida en 2004, Libro al viento fue un programa de democratización del libro: se entregaba el ejemplar en espacios públicos de la ciudad para que los lectores tuvieran acceso a la lectura y posteriormente lo devolvieran para que otros contaran con la misma oportunidad de goce.
Con más de cien títulos en su haber, Paredes trabajó como editor y ocasionalmente como traductor en la colección que aún sigue su curso. De resaltar en su trayectoria, las compilaciones sobre fútbol, literatura urbana, etnoliteratura colombiana, literatura de viajes e infantil que llegaban a manos de los usuarios en TransMilenio o en los Paraderos Paralibros Paraparques, y que nunca devolvían por la calidad de los títulos.
Como académico, por invitación de Isaías Peña Gutiérrez, Julio Paredes Castro orientó la labor de las cohortes del Taller de Escritores de la Universidad Central, uno de los más longevos de Colombia, así como de la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional.
En la última década fue jefe editorial del Instituto Caro y Cuervo y editor general de la Universidad de Los Andes desde el año 2013 hasta su muerte.
“Leo porque me dan ganas de escribir”
Aunque su profusa labor editorial sobrepasa el canon de su obra, Julio Paredes Castro fue un escritor leído, de una prosa compacta, que hizo el tránsito del cuento a la novela, sin perder valores centrales a su mirada como escritor: las palabras, más allá del andamiaje prosódico, deben responder a las voces que se escuchan en el interior durante el acto creativo.
Paredes era consciente de que sus decisiones como escritor percutían en la página en blanco de una forma tal que lo colombiano aspiraba a lo universal. En entrevista para Alejandra Jaramillo Morales, de la Maestría de Escrituras Creativas de la Universidad Nacional, puso en blanco y negro ese dilema de la siguiente forma:
Yo discuto mucho contra la idea (y desconfío a veces de ella) de que lo local es más importante que cualquier otra cosa. En lo local puede haber respuestas a ciertas cuestiones, pero son respuestas que me permiten entender el mundo, con independencia del lugar donde uno se encuentre. Yo creo que uno es colombiano no por vivir en el exterior y sentir nostalgia, sino porque su representación del mundo tiene esas marcas en donde esté. Eso es importante para mí, porque incide en el lenguaje, en el uso de los términos y los recursos en el momento de escribir. Esa decisión que tomo tiene que ver con lo colombiano, con el lenguaje; pero, al mismo tiempo, cualquiera, en cualquier lugar, puede entender la historia que yo he escrito
Su última novela, Aves Inmóviles, Premio Nacional 2020, tocó ese nervio que describió arriba. Sus jurados, al resaltar el valor de una obra que empujaba “por seguir adelante”, como se describió Julio Paredes, escribieron que “produce una reflexión sobre la profesión del personaje que es, a la vez, un ejercicio literario que se pregunta por las posibilidades de la creación estética”.
Julio Paredes Castro, escritor, editor, traductor, profesor universitario, lector, deja un legado de siete libros de cuentos: Salón Júpiter y otros cuentos (1994), Guía para extraviados (1997), Asuntos familiares (2000), Artículos propios (2011), Escena en un bosque (2011), Antología nocturna (2013) y Relatos impares (2018); cinco novelas: La celda sumergida (2003), Cinco tardes con Simenon (2003), reeditada en 2014 con el título Encuentro en Lieja, y Veintinueve cartas, Una autobiografía en silencio (2016), y Aves Inmóviles (2020); una biografía Eugène Delacroix, El artista de la Libertad (2005), además de veinte títulos, entre ficción y ensayo.
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